La expresión “joder” es usada en la jerga española del clásico gachupín: “¡joder, hombre!”. En la jerga mexicana su equivalente es: chingar. Carlos Fuentes (escritor que Peña confunde con otro), en su célebre novela La muerte de Artemio Cruz, recoge 24 frases con las diferentes modalidades de la palabra chingar, que el diccionario de María Moliner dice que significa: fastidiar, molestar. Fuentes las enumera como refranes: Chingue a su madre; Hijo de la chingada; Aquí estamos los meros chingones; Déjate de chingaderas; Ahoritita me lo chingo; No te dejes chingar; Me chingué a esa vieja; Chinga tú; Chingue usted; Chinga bien, sin ver a quién; A chingar se ha dicho; Le chingué mil pesos; Chínguense aunque truenen; Chingaderitas las mías; Me chingó el jefe; No me chingues el día; Vamos todos a la chingada; Se lo llevó la chingada; Me chingo pero no me rajo; Se chingaron al indio; Nos chingaron los gachupines; Me chingan los gringos; Viva México, jijos de su rechingada.
Y agrega otras más: Nacidos de la chingada, muertos en la chingada; Vivos por pura chingadera; Escondidos en la chingada; La orden de la chingada; Eres quien eres porque supiste chingar y no te dejaste chingar; Cadena de la chingada; Unidos a todos los hijos de la chingada; Heredarás la chingada; Eres hijo de los hijos de la chingada; Serás padre de más hijos de la chingada; Pinga de la chingada; Verga de la chingada; Culo de la chingada; La chingada te hace los mandados… etcétera.
Obviamente que Peña no ha leído la novela de Fuentes. Y como el día de su asistencia al foro del Grupo Interacciones-Bloomberg, estaba (y perdón por la palabra: también de la jerga mexicana) encabronado y de mal humor por las criticas y censuras a sus 4 años de mal gobierno, para desahogarse usó la palabra “joder”, porque ha de ser una de sus palabras favoritas. Y para no decir que al despertar no lo hace pensando como chingar al país.
Tiene derecho Peña a estar de mal humor, porque no le salen bien las cosas. Se le notó en la expresión que soltó y el seño fruncido que no ocultaba su enojo por no ser comprendido como él supone que se merece. Y que “lo bueno no se cuenta, pero cuenta mucho”, mientras lo malo, que es mucho más en la suma y resta de sus 4 años, se lo echamos en cara y cuyo remate ha sido la invitación a Trump, que no halla cómo explicar, para terminar aceptando que fue una decisión precipitada. No se despierta (y de paso exculpó a los presidentes que lo antecedieron en el cargo) “pensando cómo joder al país”. Pero los resultados son de la chingada.
Volvió Peña a diferenciar realidad de percepción sobre la sangrienta inseguridad. Durante el calderonismo fue peor, afirmó. Pero eso no está en cuestión para lo que ha pasado en sus cuatro años de “señor presidente”. Y le faltan dos que pueden ser mucho más graves si continúa gobernando como hasta hoy. No se levantará por las mañanas “pensando cómo joder al país”. Pero los hechos dice lo contrario. Es la diferencia entre el pensar y el hacer. Al gobernar con sus amigos canceló todas las perspectivas para “mover a México”. Y es la Nación lo que importa, pues está siendo arrastrada al despeñadero. Un radioescucha dijo al aire que sí le cree a Peña que no todos los días se levanta pensando cómo joder al país… pero cuando amanece de mal humor mueve al país al despeñadero.
Peña ya demostró que no supo conducir, republicana y democráticamente, una presidencia muy desgastada por su errática política económica. Él y su gurú Videgaray endeudaron a los mexicanos y no sabemos dónde está ese dinero en su totalidad. Ha saqueado a Pemex hasta hundirlo en la privatización, para botín de inversionistas de a mentiritas, porque no se animan ante la caída del precio del petróleo. Y su política social sólo ha producido más pobreza. Menos empleo. Más dependencia de las importaciones, mientras los ejidatarios, campesinos y pequeños propietarios constantemente tienen que protestar, porque han sido dejados fuera de inversiones y subsidios. Y con más contrarreformas y abusos del autoritarismo, ha implantado cambios en la educación; con un Nuño-Videgaray despidiendo maestros porque éstos se atrevieron a demandar capacitación previa a los exámenes, e intervención en esos planes que, hasta ahora, cínicamente buscan disminuir su gratuidad y su laicismo, para que las escuelas sean como los colegios. Y se está aplastando a las Normales que forman profesores rurales.
En suma, Peña ha provocado un desastre. No se levanta pensando cómo joder al país, pero los hechos muestran lo contrario. Ha de ser sonámbulo. Y anda dormido dando órdenes a sus amigos-compadres que tiene como secretarios (como acaba de hacer en la PGR y la Función Pública, nombrando a sus dos incondicionales para que le tapen las espaldas, si se tiene que ir antes; lo cual es una manera más de joder al país y a sus instituciones). No hay otra explicación al desastre económico, político, social y cultural. Como en la caricatura de El Fisgón (La Jornada, 28 de octubre de 2016), donde aparece una estatua de Peña sobre un pedestal donde está la frase: “Jodió a la Patria”. Y esto despierto, al levantarse, no pensando cómo joder al país… ¡pero cuando lo hace…!
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: CONTRAPODER]
Contralínea 515 / del 21 al 26 de Noviembre 2016