I. Regresar a las páginas de Guillermo Prieto (como a las de Ignacio Ramírez, el Voltaire mexicano, o Ignacio Manuel Altamirano, nuestro Balzac) es un imperativo; como también lo es ocuparse de Francisco Zarco y uno de sus descendientes: Miguel Ángel Granados Chapa. Lo que nos dejaron como periodistas al servicio de las causas del pueblo son asideros para comprender mejor sus luchas por la democracia directa, y la representativa; sintetizadas en la frase-concepto de Lincoln: “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Y que está en nuestra Constitución como “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno” (Artículo 39 y su nexo con el Artículo 136, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos). Guillermo Prieto (1818-1897) es un literato de calidad según establece su obra, de cuya antología La Patria como oficio informé en otro Ex Libris. Tiene textos de Carlos Monsiváis, Miguel Ángel Castro y Luis Fernando Granados (edición UNAM, Fondo para las Letras Mexicanas y FCE, 2009).
II. También ya di cuenta de los dos tomos Memorias de mis tiempos, editorial Patria, 1948. Donde Prieto cuenta cómo Joaquín Ruiz enfrentó a Santa Anna y en su carta le dijo más de una verdad sobre la situación del país, y el dictador le respondió con insultos. Y cómo increpó a Prieto y Eufemio Romero, exigiéndoles el nombre de quién había escrito un artículo donde lo criticaban, para “arrancarles la lengua”; y como estos insistían en ser puestos ante un tribunal, Santa Anna respondió que se largaran “o aquí mismo les doy mil patadas”. (Esto, dicho sea de paso, era mejor, al comportamiento de Peña contra la periodista Carmen Aristegui). Ahora centro mi atención en la recopilación de Emilio Arellano (autor de La nueva República: Ignacio Ramírez El Nigromante): Guillermo Prieto: crónicas tardías del siglo XIX en México, con 350 páginas, nueve capítulos, una cronología de sus obras y la bibliografía. Como todo lo escrito por Arellano, éste es un logro para presentarnos a Guillermo Prieto: “narrador romántico y periodista combativo, con distintos métodos ideológicos y prácticos que lo arraigaron en la estimación popular”. Crítico de Benito Juárez y Porfirio Díaz, quien lo mandó censurar.
III. Guillermo Prieto fue pilar de la Reforma, del liberalismo político y de la Constitución de 1857, como nos cuenta Arellano en esta biografía histórica; para después volcarse sobre la obra de este periodista defensor del pueblo, de la democracia directa, al que le dedicó extraordinarios poemas, crónicas y relatos que conservan estampas de la historia mexicana. Prieto y Ramírez escribieron la obra de teatro El perro de tres patas, que aludía directamente a Santa Anna: “¡Guau, guau, guau!, aúlla desconsolado nuestro perro de tres patas”. Santa Anna sólo tenía una pata natural, pues la otra era de palo. Para comprender y completar la historia mexicana debe irse no solamente a su narración histórica, que recrea los hechos de nuestro pasado, sino a lo que escribieron patriotas como Guillermo Prieto. Y darse a la lectura de biografías como la presente, que reúne cuanto uno debe saber de la trayectoria histórica de este patriota-periodista; digna de estar en bibliotecas particulares y públicas. En ella vibra la personalidad de un mexicano honrado, de un periodista crítico, de un poeta encantador y de un combatiente por la libertad y la democracia.
Ficha bibliográfica:
Autor: Emilio Arellano
Título: Guillermo Prieto
Editorial: Planeta Mexicana, 2016
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: MISCELÁNEO][SECCIÓN: Ex Libris]
Contralínea 501 / del 15 al 20 de Agosto 2016