Aurelio Nuño Mayer obtuvo su licenciatura en ciencias políticas y administración pública (entrevista de Mayolo López y fotos de Odette Olguín, en la revista Forma y Fondo del periódico Reforma, 8 de junio de 2014), en la Universidad Iberoamericana. Este todavía secretario de Educación Pública –cada vez más en vías de la privatización–, copiando el currículum religioso abiertamente jesuita de la Universidad Panamericana del Opus Dei (donde Enrique Peña Nieto cursó la licenciatura en derecho natural), y tras su ascenso a un ladrillo, no ha dejado de actuar como el provocador que es con su “pragmatismo-reformista”, queriendo sacar de la sucesión presidencial a López Obrador y descalificando a los partidos Acción Nacional, PAN, y de la Revolución Democrática, PRD (entrevista de Pascal Beltrán y Leticia Robles, en Excélsior, 10 de junio de 2013).
Y sin la tutela de Videgaray, su padrino en la grilla y puente con Peña, con su mirada de tiburón está obsesionado con ser, al menos, precandidato presidencial de alumnos y padres de familia, autopromoviéndose en las escuelas de educación básica durante la ceremonia del abanderamiento de los lunes, donde receta sus amenazas al magisterio disidente y sus rollos antipedagógicos de capataz hitleriano; no para proponer una teoría democrática de la educación, sino rayando en el nazismo para imponer una disciplina autoritaria donde no cabe disentir. Y donde este buscapleitos se ostenta como dueño de la verdad absoluta para generar problemas donde no los hay, como lo hizo recientemente con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), al decretar que en adelante, él será su director general, en lugar de descentralizarlo y otorgarle la plena autonomía que han conquistado los alumnos, para igualarlo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y los otros centros de estudios superiores del sector público.
Pero no. De lo que se trata es de disfrazar de educativa la reforma laboral de Peña-Nuño, radicándola en evaluar a los maestros y para nada reformar la enseñanza teniendo como factor común a los alumnos de preprimaria, primaria y secundaria. La finalidad de Nuño es acabar con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y que prevalezca únicamente el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como organización corporativa. Son los afanes privatizadores los que campean en el nuñismo.
Y por eso están combatiendo con descuentos, ceses, represiones y encarcelamiento a los disidentes que han probado que la “reforma educativa” es únicamente un medio para deshacerse de maestros de la oposición. Se ha dedicado Nuño a crear problemas, en lugar de poner sobre la mesa una negociación con la finalidad de encontrar soluciones para desactivar los conflictos magisteriales. No había porqué provocar una crisis en el IPN, cuando la institución estaba entretenida en su Congreso interno; pero Nuño redactó y suscribió el decreto que dispuso que él manejaría directamente a esa institución. Y eso fue el inicio del actual conflicto estudiantil.
De inmediato los estudiantes se dieron cuenta de la maniobra de Nuño. Y han respondido con la suspensión de clases, para protestar contra la medida centralizadora y autoritaria del peñista que, como es su estilo, retadoramente amenaza a los estudiantes que no se han intimidado. Nuño se ha convertido en detonador de la ya de por sí explosiva situación nacional, que está a la espera del incendiario que le prenda fuego a la pradera seca nacional. No ha fijado objetivos sobre lo que sería una reforma educativa; pero, sí, en cambio, mantiene su necedad de arrasar con la CNTE, llevándose entre sus patas al IPN al generarle una crisis estudiantil.
Si Peña sigue apoyando a este engendro de dizque secretario de Educación Pública, entonces está claro que de lo que trata es de provocar intencionalmente un conflicto, que le permita al gobierno federal soltar las amarras del militarismo-policiaco para una represión que evite el contagio político de Brasil. Buscapleitos, Nuño, ha ido aumentando su belicosidad con su discurso de aparente tranquilidad, su mirada tiburonezca y su actitud tramposa de dizque estar dispuesto al dialogo; cuando no sale del monólogo y las amenazas explícitas de: “se examinan o los corro”, con previas suspensiones del pago de su salario a aquellos maestros que no depongan su conducta de protestar, en ejercicio de sus derechos constitucionales de criticar a los funcionarios, si es que el Artículo 9 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no ha sido derogado.
Nuño ha ejecutado demasiados abusos de poder para imponer los exámenes a los profesores, sin instituir algún tipo de actualización para ellos, cuando él no ha demostrado que haya sido evaluado para desempeñarse como secretario de Educación. Es así que este buscapleitos es quien ha creado todos los graves problemas que está presentando el sector Educación; incluyendo al Politécnico, donde no había ninguno.
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: CONTRAPODER]
Contralínea 495 / del 04 al 09 de Julio 2016