Agradezco a mi amigo Francisco López Bárcenas por invitarme a presentar una mínima parte de una de sus últimas investigaciones. Y digo mínima, porque este documental forma parte de un trabajo más amplio, que es su libro El fuego y las cenizas. Los pueblos mixtecos en la guerra de Independencia, editado por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Además, porque tengo la oportunidad de conocer otra de sus múltiples virtudes y facetas intelectuales, ahora como historiador y casi antropólogo, y tal vez al paso que va me resulte hasta actor o director de cine.
Pero cabe decir que no soy un experto en estas cuestiones, ni de cine y menos de medios audiovisuales. Tampoco tengo la fortuna de hablar o entender el idioma mixteco, a pesar de haber nacido en esa región. Así que mis comentarios girarán en torno al contenido etnográfico e histórico de la Mixteca que se destellan en este documental.
Desde mi punto de vista, y en concordancia con el libro, el video refleja las distintas etapas en que se desarrolló la lucha entre insurgentes y realistas en distintos pueblos de Guerrero, Puebla y Oaxaca, lo que me parece una aportación, pues a diferencia de otros cortometrajes y largometrajes de contenido histórico y etnográfico de la zona, no se restringe a una sola comunidad ni tampoco a una entidad federativa; por el contrario, pasa de un estado a otro, y lo mismo va del Norte al Sur, o del centro a las costas de la Mixteca, tal como en su momento se movilizaron las tropas realistas e insurgentes en escaramuzas, emboscadas y persecuciones.
A través de un juego de imágenes que ilustran los distintos nichos ecológicos de la región, se perciben los lugares históricos, las trincheras, fortalezas, ríos, cerros, iglesias, casas, montículos de piedras y monumentos en donde se dice y se cuenta, vivieron y lucharon los mixtecos, lugares que hoy se vuelven casi mágicos e incluso sagrados para los descendientes de aquellos héroes desconocidos en la historia nacional, pero que para estos pueblos significa el fortalecimiento de su identidad y la defensa de su territorio y autonomía frente a los procesos modernizadores del Estado neoliberal.
Historia viva que todavía se reproduce cada año en lo alto del cerro de La Purísima, con flores, cohetes, ritos y plegarias a los héroes de la patria, como Guerrero, Morelos y Leona Vicario, ritos y plegarias que en tono mesiánico y bajo el humo del copal y la luz tenue de veladoras, invocan derechos y anhelos de justicia. Porque, como se observa en las entrevistas, los pueblos indígenas de la Mixteca no se creyeron el cuento ni la vendimia oficial de la independencia a pesar de las políticas de integración y educación nacionalista. ¿Cuál independencia, se preguntan, si allí siguen los españoles en Acapulco como dueños de los hoteles? Por el contrario, para ellos, los criollos y las elites que formaron el Estado nacional en el siglo XIX siguieron y siguen dominando, explotando y despojando los recursos comunales de los pueblos. Como ven, una interpretación indígena de la independencia, más allá de teorías y métodos abstractos, en estos tiempos de centenarios y bicentenarios, y que López Bárcenas pone en la mesa del debate historiográfico a través de este video, y de allí su importancia.
Por si fuera poco, en esta cinta aparecen lugares olvidados y héroes desconocidos en las historias oficiales: lugares y héroes que jugaron un papel fugaz o trascendente en la lucha armada; lugares olvidados como el río del Gachupín o el cerro de San Esteban; héroes desconocidos, como Juan del Carmen, que en Xonacatlán es casi un santo, y qué decir de Antonio de Valdez en Tututepec; Remigio Sarabia en Huajuapan, o el mismo Valerio Trujano; José Herrera, Chepito; Hilarión Alonso Medina; Marcelino Sánchez, y muchos más.
A pesar de una distancia de 200 años, llama la atención que la gesta independentista de 1810 siga viva no sólo en el inconsciente colectivo de muchas comunidades de la Montaña de Guerrero y de Oaxaca, sino también en la conciencia activa de sus intelectuales y autoridades locales, que hoy todavía luchan por cobrar una deuda histórica, como aquel pueblo de Atlamajalcingo del Monte, que donó sus campanas, el órgano y hasta la corona de la virgen para que Guerrero hiciera balas y cañones. Hoy muestran con orgullo y coraje aquel documento en que el propio caudillo les firmara y prometiera recompensas; con orgullo porque son descendientes de aquellos hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad y la independencia de México; con coraje, porque el Estado mexicano todavía no les ha saldado aquella participación heroica.
En este video, los entrevistados o informantes se vuelven actores y dan luz a una historia que se entreteje entre el presente y el pasado en un juego de matices retóricos, nostalgias, mitos y tradiciones locales, que va más allá de las interpretaciones oficiales y nacionalistas.
Por eso me parece que López Bárcenas, a pesar de que no es historiador ni antropólogo, tiene una visión de largo alcance y que con este tipo de trabajos multidisciplinarios supera muchas investigaciones. Señalo lo anterior, porque no todos los historiadores van al campo, y muchos antropólogos tampoco utilizan las fuentes escritas. Desde esta perspectiva, el libro y el video forman un conjunto que da fuerza a su narración, una narración amena donde se combinan de manera intrépida diversas metodologías de las ciencias sociales, pues lo mismo tienen validez los documentos de archivos empolvados, que las entrevistas a policías, campesinos y autoridades, lo mismo vale la fotografía, la pintura, la etnografía que el video y la música para reconstruir una historia más compleja y a su vez más dinámica, pero, al mismo tiempo, más cercana a los pueblos, porque surge de la memoria oral de varias generaciones.
López Bárcenas, no sólo hizo una minuciosa búsqueda de archivos locales, estatales y nacionales, sino también viajó con su equipo por caminos sinuosos de la Mixteca poblana, oaxaqueña y guerrerense para ubicar los sitios históricos, localizar fortalezas perdidas y rescatar la memoria oral de pueblos olvidados por la historia nacional.
*Doctor por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. El texto fue leído en la presentación del video El fuego y las cenizas, de Francisco López Bárcenas, el 12 de septiembre pasado en la Ciudad de México
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Fuente: Contralínea 304 / Septiembre de 2012