No es poca cosa que la principal potencia colonial de los siglos XVIII, XIX y principios del XX, en la voz de su parlamentario y al mismo tiempo ministro de Estado y de la Oficina Foránea y del Commonwealth, Jeremy Browne, haya admitido a regañadientes ?durante una conferencia magistral recientemente dictada en Londres el 20 de julio?, el nuevo orden “multipolar” al que se debe ajustar Gran Bretaña si no desea pasar a la irrelevancia.
La conferencia de Jeremy Browne fue celebrada en Chatham House, un centro de pensamiento considerado el bastión intelectual de la política exterior de Gran Bretaña, hoy en franca decadencia debido a sus excesos financieristas y su gigantesca deuda a imagen y semejanza de su otro socio anglosajón al otro lado del Atlántico.
Para quien escribe esto no hay nada nuevo que descubrir cuando lo he estado divulgando en todos los multimedia a los que tengo acceso (mejor dicho, donde no me censuran, en especial los socios de los inmundos multimedia de la tripleta Murdoch-Rothschild-Soros (La Jornada, Bajo la Lupa, 24 julio 2011), desde hace bastante tiempo, dicho sea con humildad de rigor, lo cual sinteticé en mi reciente libro cuyo título lo dice todo: El Híbrido Mundo Multipolar: Un Enfoque Multidimensional (Orfila Editores. México. 2011).
El título de la conferencia del británico Jeremy Browne fue sugerentemente persuasivo: “Navengando en el nuevo orden: Gran Bretaña y los poderes emergentes”.
De entrada expone “tres propuestas directas”:1. “Vivimos una revolución (¡súper-sic!) del orden global”; 2. “Gran Bretaña no debe automáticamente temer (sic) esta revolución”; y 3. Gran Bretaña debe ajustarse a su impacto.
Se trata de “un cambio global trascendental” que se escenifica con “dos revoluciones (sic) de proporciones sísmicas”:1. “La Primavera Árabe” que “supera históricamente al 11 de septiembre en lo que va del siglo” (nota: que apenas lleva 11 años) y; 2. “la revolución de los poderes emergentes, (…) menos visible (sic), de fuego lento, pero más profundo”.
Llama la atención que no haya usado el terminajo “financierista” de “mercados (sic) emergentes”, en el país que inventó el pernicioso neoliberalismo global desde la ya muy vista “mano invisible” de Adam Smith, y en su lugar haya expuesto más correctamente a los “poderes (sic) emergentes” de cuya “revolución” se está “alerta en forma subliminal” y que no se nota en la cotidianeidad, como el proceso del envejecimiento biológico que es “constante, implacable y muy real”.
Jeremy Browne no se atreve a pronunciar el ascenso irresistible de los países Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), los cuales, a mi juicio, son los verdaderos “poderes emergentes” (les podemos sumar Turquía e Irán), independientemente de los gustos y deseos de la política exterior de Gran Bretaña que omite mezquinamente a Rusia y a Sudáfrica (su despreciada antigua colonia).
Jeremy Browne cita fugazmente a sus poderes emergentes: Latinoamérica (¡súper-sic!), China, el Sureste Asiático e India.
Con el fin de demostrar “el cambio profundo del orden mundial” y “la naturaleza dramática de su revolución” divulga tres extractos supuestamente “secretos de la embajada británica en Beijing”:
1. “Antes de 1988 China no tenía carreteras (sic). A finales de 2010, habrá construido 74 mil kilómetros (la segunda red más grande del mundo)”.
2. “China tiene más de 8 mil kilómetros de rieles de tren de alta velocidad, que representan más que el resto del mundo en conjunto. A finales del 2012 China tendrá 13 mil kilómetros de rieles de tren”.
3. “El crecimiento económico y el inmenso progreso industrial significa que la generación presente de chinos goza una vida radicalmente transformada en comparación con la de sus padres y abuelos. Por ejemplo: entre 1949 y 1979 un total de 280 mil chinos viajaron al extranjero, mientras que el año pasado lo hicieron 57 millones de chinos”.
Los datos “asombrosos” de China son “replicados por India, en otros lados de Asia, y en varias partes de Latinoamérica”.
Considera que en 2050 “China, India, Brasil, México (¡súper-sic!) e Indonesia se ubicarán entre las diez primeras economías del mundo”.
Por lo visto, Jeremy Browne se asombra solo y no está muy actualizado: China, India y Brasil ya se encuentran desde hace mucho entre las diez primeras potencias (sin olvidar a Rusia que nunca cita).
México antes de su funesta adopción del neoliberalismo global era ya la séptima potencia industrial mundial (antes de De la Madrid), y pese a dos aciagos sexenios del panismo (Fox y Calderón) que nunca debió haber gobernado (porque no sabe), sumados a tres sexenios neoliberales del priísmo (De la Madrid, Salinas y Zedillo, es decir, de priístas empanizados y/o panistas crípticos, si se prefiere ) ?¡un total de 30 años desperdiciados!?. El país azteca tiene salvación y redención ?sino lo balcaniza antes Estados Unidos?, siempre y cuando abandone el pernicioso neoliberalismo global y siga los pasos ejemplares de Lula.
Con todo y los cataclismos neoliberales tanto del Partido Acción Nacional (PAN) como del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sin dejar de lado a sus asociados errantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), México hoy está batallando para conservar el onceavo lugar del Producto Interno Bruto (PIB) global, (datos de 2010, según el Fondo Monetario Internacional).Así que Jeremy Browne no le hace ningún favor estadístico a México al hacerlo esperar otros 40años, cuando con un sensato sexenio puede acceder en cualquier momento al décimo lugar.
Tampoco Indonesia, que hoy se ubica en el quinceavo lugar del PIB mundial, va a esperar tanto para participar en la nueva arquitectura del poder global.
Jeremy Browne indica que la nueva realidad “multipolar” lo representa el movimiento del G-8 al G-20 (donde, por cierto, brillan intensamente los BRICS).
Da el ejemplo, sin duda plausible, del ascenso de Sud-Corea (territorio exiguo sin recursos naturales, con alrededor de 50 millones de habitantes que ocupa el doceavo lugar de PIB global con incursiones destacadas en la tecnología electrónica y nuclear), que no es por nada siempre señalé, sobre todo, en su comparación con el bajo desempeño de México durante su aciago experimento neoliberal.
México representaba el doble del PIB per capita de Sud-Corea antes del inicio del experimento neoliberal con Miguel de la Madrid Hurtado (seguido por Salinas, Zedillo, Fox y Calderón), ¡hace ya casi 30 años! Hoy Sud-Corea exhibe el doble per capita del “México neoliberal”.
Es decir, con los neoliberales de camuflaje del PRI y los verdaderos fundamentalistas del PAN en treinta años Sud-Corea, sin recursos primarios y en un exiguo territorio, superó cuatro veces (en el PIB per capita) al “México neoliberal”.
Jeremy Browne se extravía en pleitos primitivos contra Corea del Norte e Irán, y luego evoca las cartas mayores de Gran Bretaña con un indiscutible “historial global”, que debe seguir promoviendo, como “nación isleña” que es, el “libre mercado” que maneja como nadie. Es decir, el libre mercado neoliberal geopolítica y geoeconómicamente es consubstancial al alma británica.
Entre las cartas principales de Gran Bretaña ?como sede de la “revolución industrial”, del colonialismo territorial y su neocolonialismo financiero (ostenta la mayor plaza financiera del mundo en la ciudad)?, Jeremy Browne evoca el poderío global de sus multimedias: The Financial Times, The Economist y la Corporación Británica de Radiodifusión (BBC), que en conjunto hacen que Londres “encabece el debate en el mundo”, además de sus prestigiadas universidades Oxford, Cambridge y la Universidad de Londres (me llama la atención que no haya citado a la London School of Economics, la cual, por cierto, financiaba el hijo de Muamar Gadafi a quien hoy está bombardeando en su feudo tripolitano), que hacen que “Gran Bretaña configure (¡súper-sic!) la cultura, la música, y la moda (sic) en el mundo”.
Alardea, no sin justificación, que Gran Bretaña ostenta “el mayor número de Premios Nobel” después de Estados Unidos.
Lo más relevante: admite que “nunca el mundo había estado tan interconectado”, lo cual es cierto, y que “nunca había estado a punto de ser tan multipolar”, lo cual es muy discutible ya que la “multipolaridad” ha sido la constante euroasiática desde el túnel ¿inicio? de los tiempos.
Lo que más me llamó la atención es que “nunca” cita la decadencia de Estados Unidos, ni siquiera si Londres seguirá su otrora “relación especial” con Washington en el incipiente nuevo orden “multipolar”, al que las elites gubernamentales y empresariales en Gran Bretaña se están ajustando y pretenden acomodarse sin su viejo aliado transatlántico. ¡Llegó la era de los BRICS!
*Catedrático de geopolítica y negocios internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México