I. Historiador y, sobre todo y ante todo, politólogo de la democracia, desde los griegos con su populismo: demos, pueblo, y kratos, poder. Y desde entonces nacida como democracia directa con rasgos ya de compatible con la democracia representativa o indirecta, hasta su devenir como democracia anclada en el liberalismo político, fue materia teórica y práctica de la reflexión de Giovanni Sartori, nacido en Florencia en la Italia de Dante y Maquiavelo (1924-2017). A mi juicio, le faltó asomarse a la obra de Hans Kelsen (como sí lo hizo ese gigante de la ciencia política y sus raíces en el resto de las ciencias sociales de fundamento jurídico), con lo cual hubiera engrandecido sus contribuciones al estudio metódico y sistemático de la democracia representativa a la que le imprimió originales adiciones. Con la obra de Sartori comprendemos mejor la otra cara de la democracia directa; cómo la crean los pensadores y políticos de Atenas para alcanzar su grandeza en el llamado Siglo de Pericles, cuando los Sofistas (Protágoras, Fidias, Eurípides, etcétera) y Sócrates, crearon el origen teorético para la praxis de todo el conocimiento para pensar, querer y sentir que sistematizó Inmanuel Kant en sus tres críticas, para abrevar racionalmente en la cultura. Ésta como lo “humano, demasiado humano”, para romper con la intervención de la metafísica de los dioses-religiones, en lo que, históricamente es exclusiva creación y responsabilidad humana.
II. Un réquiem a la Mozart para anunciar la muerte física de Sartori, quien nos deja sus libros. Trabajador productivo, de su vasta bibliografía tengo a la mano en mi biblioteca 11 de ellos: Aspectos de la democracia; ¿Qué es la democracia?; La democracia después del comunismo; Partidos y sistemas de partidos; La comparación de las ciencias sociales. La democracia en 3 lecciones; Ingeniería constitucional comparada; Teoría de le democracia: el debate contemporáneo; Cómo hacer ciencia política; Lógica y método en las ciencias sociales; Elementos de teoría política. Pero hay más textos de quien se ocupó además en el magisterio universitario, conferencias, asesorías. Hasta ahora la mejor biografía intelectual del pensador la coordinó Patricio Lóizaga en el Diccionario de Pensadores Contemporáneos (Emecé). Su más celebrado ensayo es su crítica al poder devastador de la televisión: Homo videns: la sociedad teledirigida; La carrera hacia ninguna parte, diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro fue su último libro. Ejerció el periodismo de crítica política. Y se dejó imponer una medalla por Peña, émulo del “sultán” Silvio Berlusconi.
III. Deja, pues, un legado bibliográfico para repensar la teoría y práctica democrática en relación con nuestro tiempo. No fue un pensador original; empero, sí consignó en sus páginas al trabajador intelectual que siguió la veta de las democracias, para ofrecer más reflexiones que a los aprendices nos ha abierto caminos para seguir las innovaciones de la democracia representativa, y tangencialmente sobre la democracia directa donde habita el hoy tan criticado populismo de los centro-izquierdas. Su obra es recomendable para explorar la racionalidad política del constitucionalismo democratizador. Sus contribuciones reafirmaron que la democracia del liberalismo político anclada en las democracias de Atenas a la república Romana han mantenido la primacía de las libertades, los contrapoderes, la división del poder, las elecciones, el imperio de la ley o estado de derecho, el federalismo, los partidos, la necesidad de que los gobernantes den cuenta razón, etcétera.
Ficha bibliográfica:
Autores: Sartori y otros
Título: Cómo hacer ciencia política
Editorial: Taurus
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: MISCELÁNEO][SECCIÓN: EX LIBRIS]
Contralínea 537 / del 01 al 07 de Mayo 2017