México cuenta con 387 cárceles municipales, estatales y federales a lo largo del territorio nacional, con “espacios disponibles” totales para 203 mil 254 reos. Sin embargo, la población penitenciaria asciende a 255 mil 638 presos. Es decir, albergan a 52 mil 384 reclusos más de los que deberían. Se trata de una sobrepoblación global del 25.8 por ciento.
Como era de esperarse, el mayor problema de hacinamiento se encuentra en los 370 penales administrados por los gobiernos de los 32 estados que integran la República Mexicana, los llamados Centros Estatales de Readaptación Social (Ceresos). Por entidad federativa y números absolutos, la Ciudad de México es la que tiene el problema mayor, pues con sus 11 cárceles cuenta con una capacidad instalada para 22 mil 411 internos; pero admite a 39 mil 279. Así, son 16 mil 868 los reclusos demás. La sobrepoblación es, entonces, del 75.3 por ciento.
Pero hay casos peores, en términos porcentuales. Tenemos el caso del Estado de México, que cuenta con 20 Ceresos y una capacidad instalada para 9 mil 964 encarcelados, pero alberga a 24 mil 347: 14 mil 383 demás, el 144 por ciento de sus capacidades. Y también destacan los casos de Nayarit, con sus 19 penales y sus 1 mil 392 espacios (sin embargo tiene 3 mil 344 encarcelados, 1 mil 952 de excedente: el 140.2 por ciento), y de Hidalgo, con 17 cárceles para 1 mil 987 presos (pero retiene a 4 mil 135, 2 mil 148 demás: el 108.1 por ciento de su capacidad instalada).
Lo que sorprende es que cárceles administradas por la Federación también padezcan problemas de hacinamiento. Lo anterior, porque –se supone– son de “máxima seguridad”. En total, los penales administrados por el gobierno federal –a través del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social– son 17. De ellos, 14 son Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos), un Centro Federal de Readaptación Psicosocial (Ceferepsi), un Centro Federal Femenil Noroeste y un Complejo Penitenciario Islas Marías.
Por el Informe del Resultado de la Revisión de la Cuenta Pública 2014, de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), sabemos también que siete de estos reclusorios administrados por el gobierno federal presentan algún nivel de sobrepoblación. Entre ellos, el que alberga a Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, y otros destacados miembros de la delincuencia organizada.
El que más problemas por sobrepoblación padece es el Cefereso 2 Occidente. De este penal, conocido anteriormente como Puente Grande, se fugó el Chapo por primera vez el 19 de enero de 2001. Por entonces se le comenzó a llamar jocosamente el “penal de Puerta Grande”. Según la auditoría practicada por la ASF, el Cefereso 2 tiene una capacidad para 938 reos, pero mantiene recluidos a 1 mil 764; es decir, 826 más, lo que representa una sobrepoblación de 88.1 por ciento.
Por su parte, el Cefereso 1 Altiplano (donde hoy duerme… bueno, intenta dormir, el Chapo) padece una sobrepoblación del 32.4 por ciento, pues a pesar de que su capacidad es para 836 internos, en realidad tiene recluidos a 1 mil 107: 271 más.
Otro de los reclusorios federales con problemas de sobrepoblación es el Cefereso 5 Oriente. Ubicado en el municipio de Villa Aldama, por la región de Perote, Veracruz, debería recluir sólo a 2 mil 538 personas; pero tiene encarceladas a 3 mil 327: 789 más, lo que excede en 31.1 por ciento su capacidad.
En similar circunstancia se encuentra el Cefereso 11 Sonora. Esta cárcel privada, ubicada en la ciudad de Hermosillo, trabaja con el gobierno federal bajo el esquema de Contrato de Prestación de Servicios. Fue diseñada para albergar a 2 mil 520 personas, pero mantiene a 3 mil 270 presos. Los 789 internos que tiene de sobrecupo exceden en 31.1 por ciento la capacidad del penal. En esta cárcel se encuentra recluido el exlíder de las autodefensas michoacanas Manuel Mireles. También, Jorge Esquivel, el Yorch, integrante de uno de los colectivos anarquistas del auditorio Che Guevara de la Universidad Nacional Autónoma de México, a quienes las autoridades intentan vincular a una red de narcotráfico.
Cabe señalar que otros tres Ceferesos privados trabajan con el gobierno federal bajo el mismo esquema de contratos de prestación de servicios: 12 Guanajuato; 13 Oaxaca y 14 Durango, los cuales no han llegado aún al límite de su capacidad.
Siguiendo con la lista de prisiones federales sobrepobladas, se encuentra el Cefereso 4 Noroeste, el cual está ubicado en Tepic, Nayarit. Cuenta con una capacidad para albergar a 2 mil 640 internos, pero retiene a 3 mil 119. Los 479 que reos en demasía representan el 18.1 por ciento de sobrepoblación.
Por su parte, el Cefereso 9 Norte, que se encuentra en la fronteriza Ciudad Juárez, Chihuahua, mantiene a 162 reos demás, pues su capacidad instalada es de 934 pero al número de reclusos asciende a 1 mil 96. Su sobrepoblación es del 17.3 por ciento.
Finalmente, otro de los penales federales con sobrepoblación es el 3 Noroeste. Ubicado en Matamoros, Tamaulipas, este centro penitenciario registró la mayor cantidad de riñas de todos los penales federales y estatales en 2014, cuando se presentaron 124 “incidentes”. Cuenta con siete presos demás, pues su capacidad es de 836 pero alberga a 843.
Fragmentos
Y, por cierto, todas las cárceles llevan en su nombre propio el rimbombante apelativo de “Readaptación Social”, como si la estancia de los presos tuviera como objetivo modificar la conducta que los llevó a prisión y prepararlos para reintegrarse a la sociedad. Se ha documentado profusamente que las cárceles estatales son, en realidad, centros de violación de derechos humanos y escuelas de crimen. Pero la ASF encontró que también las cárceles federales están reprobadas en materia de reinserción social: de los 24 mil 776 presos en todos los Ceferesos, Ceferepsi y el Complejo de las Islas Marías, 10 mil 901 son reincidentes; es decir, el 44 por ciento “reincidió en la comisión de uno o más ilícitos”.
Zósimo Camacho
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ZONA CERO]
Contralínea 479 / del 14 al 19 de Marzo, 2016