Para Carlos Moncada Ochoa
I. La corrupción ya como descarada función administrativa, legislativa, judicial, policiaca y etcétera, etcétera, si bien llega con la Conquista-Colonia y se “moderniza” con el “dejad hacer” del porfiriato a los caciques-desgobernadores, se consolida con funcionarios-rateros de la institución presidencial del alemanismo: 1946-1952; el tronco de ese árbol con ramas modernas con Abelardo L Rodríguez: 1932-1934, y con el ávilacamachismo de Maximinio, hermano del presidente Manuel Ávila Camacho: 1940-1946. Y la razón de ese árbol es Antonio López de Santa Anna, 11 veces presidente, hasta que con la Gloriosa Revolución de Ayutla (1854) –con Juan Álvarez y Benito Juárez– y la Restauración de la República (título del grandioso libro de Daniel Cosío Villegas), se abren paso aquellos “hombres que parecían gigantes”, al decir de Antonio Caso. Así que la corrupción: robar cínicamente, es el santo y seña del presidencialismo desde Alemán hasta Peña; éste como el nuevo alemanismo que tiene a la nación peor que los terremotos y huracanes que nos han azotado, en un desastre social como el que nos cuenta Stephen R Niblo en su investigación: México en los cuarenta: modernización y corrupción, que tradujo Enrique Mercado, para las dos ediciones.
II. Es un libro, en verdad, magistral. Nos pone al tanto de cómo es el peñismo, sin mencionarlo, porque solamente se concreta a dos sexenios: Ávila Camacho y ante todo el de Miguel Alemán. Éste como el modelo a superar, por rateros-presidentes, desgobernadores, “líderes”, presidentes municipales, policías, jueces, ministros, legisladores, secretarios del despacho presidencial… en fin, por casi toda la alta burocracia que usa el sistema representativo, comprando votos, para “ganar” las elecciones disfrazadas democráticamente. Stephen R Niblo ha penetrado la cloaca de esos “funcionarios” que, a partir de 1940, son únicamente ladrones que encabeza el presidente en turno: Alemán, Ruíz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De La Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña… casi 80 años de robos que tienen al país en quiebra económica con una deuda actual (gestionada por Videgaray-Peña) de 7 billones 500 mil millones de pesos que reportó la Auditoría Superior de la Federación. Son seis exhaustivos capítulos sobre el drama-tragedia de los mexicanos, relatado por el historiador nacido en 1938 y fallecido en 2008 que realizó una necropsia, una radiografía, del sistema presidencial moderno que nació con Santa Anna, se filtró en el porfirismo y le sacó la vuelta a la Revolución de 1910-1917.
III. Con sus 295 páginas, México en los cuarenta: modernización y corrupción es un informe de esa podredumbre que sigue carcomiendo las entrañas políticas del régimen presidencialista centralista, con sus “representantes” en cada uno de los 32 desgobernadores y éstos con sus enclaves municipales, donde todos roban, saquean, en calidad de infames delincuentes con cargos públicos, iguales a los narcotraficantes y demás canalla que, ahora, tiene en el desgobernador Javier Duarte (PRI), Padrés (PAN) y el resto de los 14 investigados, a los nuevos Alemán que remata Odebrecht-Peña. Darse a la lectura de este trabajo es entrar al infierno de tanto ladrón investido como funcionario que roba y roba y roba con impunidad. Con cargo al empobrecimiento nacional y una crisis económica permanente, en el contexto de la descomposición política. Y el hartazgo social de inconformidad que tiene al país en las vísperas de un levantamiento contra la corrupción que, como “modernidad”, nació con Alemán y no ha dejado de aumentar.
Ficha bibliográfica:
Autor: Stephen R. Niblo
Título: México en los cuarenta: modernidad y corrupción
Editorial: Océano de México, 2008
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: MISCELÑANEO][SECCIÓN: EX LIBRIS]