Caracas. A escasos días de celebradas las elecciones regionales en Venezuela, en las cuales las fuerzas chavistas y de izquierda se alzaron con 18 gubernaturas y la oposición con cinco, el escenario se mantiene complejo por indefiniciones, amenazas externas y un recrudecimiento de la agresión económica.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), pese a participar en las elecciones de forma fragmentada, ganó importantes estados (Táchira, Mérida, el emporio petrolero de Zulia, Nueva Esparta y Anzoátegui), pero ahora sus elegidos se niegan a juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el órgano convocante a los comicios y poder soberano.
Luego de su estrepitosa derrota en las urnas, la oposición al gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro espera señas de los que en el exterior planifican y apoyan las acciones para derrocar al gobierno.
A la negativa a reconocer su derrota y alegar presunto fraude en las votaciones, los adversarios del gobierno siempre “analizan” qué pasos dar, lo que es visto como una forma de ganar tiempo para presentar la cara o favorecer quien sabe qué planes orientados desde afuera.
Hace pocos días, el dirigente nacional y secretario del partido Acción Democrática (AD), Henry Ramos Allup, aseveró que la oposición tendría que decidir si participa en las municipales, y alertó que la derrota en las regionales podría generar desánimo y abstención. “Examinando toda esta resaca electoral, el desánimo que sin duda alguna contribuirá al ánimo abstencionista, es una decisión que habrá que tomar”, indicó.
Muchos se imaginan que algo se cocina en la caldera oposicionista luego del fracaso y que la justificación del supuesto fraude es un cuento repetido con el fin de ganar tiempo y tratar de enrumbar un barco que está a la deriva con un capitán sentado en la Casa Blanca y que responde al nombre de Donald Trump.
Según el periodista Eleazar Díaz Rangel, las denuncias del inexistente fraude encontraron esta vez la mayor receptividad en el exterior; desde Washington, la Unión Europea y algunos gobiernos de la región, donde las recibieron con entusiasmo porque confirmaría las posiciones que habían tomado contra el proceso electoral.
En términos de amenazas externas, a los ya conocidos planes del secretario general de la OEA, Luis Almagro, y su cercano colaborador, el senador republicano Marco Rubio, de instalar un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ilegal, como paso primario para la formación de un gobierno paralelo, se suman rumores de planes secesionistas en algunos estados.
Un creciente peligro para la integridad territorial y sus recursos naturales se cierne contra Venezuela tras la victoria el 15 de octubre de candidatos opositores en estados como Táchira, Zulia y Mérida, según denuncias.
Así lo advierten analistas y expertos al echar una mirada a la negativa a juramentar sus cargos de los gobernadores de los cinco estados ganados por la oposición el 15 de octubre último y las previsibles alternativas que manejan poderes externos, encabezados por Estados Unidos, para derrocar a la Revolución Bolivariana.
En opinión del constituyente Julio Escalona, los que manden en la “media luna” (Táchira, Mérida y Zulia) podrían favorecer un proceso de secesión para desmembrar al país y robarle a Venezuela sus recursos.
Para el abogado José Castillo la idea de desmembrar al país no resulta descabellada y tampoco entregarle una parte a intereses económicos mundiales. El letrado advirtió en declaraciones que publica el diario Últimas Noticias, que la victoria opositora en Zulia, Táchira y Mérida coloca esa posibilidad a la vuelta de la esquina.
En mayo de 2008 el presidente Hugo Chávez, en su programa Aló Presidente No. 310, advirtió de esta situación si los tres estados de la media luna iban a manos opositoras. “Ellos van a tratar de levantar un movimiento secesionista, golpista, desestabilizador”, alertó entonces el mandatario.
Según denuncia Castillo, ahora los opositores venezolanos “son operadores de los intereses económicos de los grandes consorcios del petróleo en el mundo, vale decir del capital mundial”.
Bajo ese precepto invocan abiertamente a una invasión militar contra Venezuela, en la que Colombia sería el principal ariete de esa ofensiva.
Sin exagerar, hay muchas evidencias que apuntalan esa teoría, desde las maquinaciones de Luis Almagro en la OEA, con el llamado gobierno paralelo y un Tribunal Supremo de Justicia nombrado en Washington, hasta una presunta reunión de ese foro en algún lugar de Colombia. Las piezas encajan, indican comentaristas políticos internacionales.
Es tan así, que desde el fracaso del movimiento para tumbar al gobierno entre abril y julio, las mismas fuerzas que aúpan el movimiento de la “media luna” fijan su mirada en los estados cercanos al límite con Colombia.
Al respecto, el constituyente Escalona alertó sobre la penetración de organizaciones paramilitares a través del Zulia y el Táchira, pero no vistas como bandas criminales. “La tendencia del capital transnacional es privatizar los ejércitos nacionales, van a tratar de configurar ejércitos transnacionales de carácter privado, porque estos no están regulados por la legislación internacional”.
La trama y los peligros van creciendo, pues según algunos medios ya existe, incluso, una presencia de organismos del ejército y agentes de seguridad de Israel en la frontera colombo venezolana en funciones de entrenamiento a los militares y otros elementos colombianos.
Por otra parte, en el complejo escenario venezolano, donde el pueblo espera una actuación más agresiva de la ANC contra los problemas que afectan el bolsillo de los sectores populares, la presidenta de ese foro, Delcy Rodríguez, alertó el 21 de octubre sobre la activación de una “guarimba económica” como venganza contra el pueblo y la victoria en las regionales.
La combinación de la especulación, el acaparamiento y los altos precios conjugados con otras acciones pueden crear una situación más explosiva en el país que pudiera favorecer un movimiento secesionista, algo que ya el gobierno dijo que no va a permitir.
Una respuesta que espera el pueblo es la activación de la constituyente económica para enfrentar estas acciones contra el bolsillo de la mayoría de la población, algo que anunció Rodríguez en defensa de la población.
En un reciente artículo, el periodista y presidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA), Aram Aharonian, caracterizó la situación en el país y sus complejidades.
Tras las elecciones regionales, parece abrirse un nuevo momento con un gobierno consolidado desde lo institucional pero invisibilizado y denostado por la derecha trasnacional, en un país que seguirá afrontando grandes dificultades en lo económico y financiero, y una oposición que deberá rearmar su discurso y su accionar si pretende disputar la elección presidencial de finales de 2018.
En términos absolutos, señaló, los números brindan estabilidad al gobierno, pues en el eje central controla el epicentro (Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Miranda y Bolívar), sin menospreciar la pérdida que sufrió en Zulia, Táchira y Mérida, que en una lógica geopolítica es por demás peligrosa.
Esta fuente manifestó preocupación por los 2 mil 218 kilómetros de la frontera occidental y suroccidental venezolana, limítrofe con Colombia, país clave en la estrategia de agresión (incluso militar y paramilitar) del Comando Sur estadounidense, pues en el vecino país Washington tiene desplegadas ocho bases militares con tropas y equipos que pudieran ser utilizados contra Venezuela.
Ya Juan Pablo Guanipa y Laidy Gómez, electos gobernadores de Zulia y Táchira, han hablado de separatismo y de abrir la frontera con Colombia (quizá para dar entrada a grupos paramilitares y narcotraficantes).
Tampoco se puede olvidar que Colombia mantiene históricas demandas sobre el Golfo de Venezuela, zona con petróleo extraíble superior a los 543 mil millones de barriles y reservas de gas superiores a los 192 millones de pies cúbicos.
Ciertamente, hay un escenario complejo con muchas amenazas, y como dicen los naturales de este país, hay que estar “pila” o alerta por las amenazas contra el pueblo de Bolívar.
Luis Beatón*/ PL
*Jefe de Prensa Latina en Venezuela.