Impune, la trata de personas con fines de explotación sexual que afecta a más de 70 mil menores de edad. De 2013 a 2016, la PGR sólo inició 706 averiguaciones por ese delito pero en todas sus modalidades
Primera de dos partes
Nada amaina esta asfixia: el dolor que Karla describe anuda la garganta, corta toda respiración. Durante la charla, alarga las pausas como si del pasado arrancara algo más que sus recuerdos.
“Lo más difícil era cada vez que me decían que tenía que hacer una posición o que me tenía que desnudar enfrente de una persona, cuando tan sólo tenía 12 años [de edad]. No era que yo quisiera, sino que ellos querían que lo hiciera. Ellos veían mis lágrimas, como caían de mis ojos. Nunca me vieron como una hermana o una hija o una novia.”
Hace ya 8 años que Karla Jacinto abandonó el infierno. Calcula que durante los más de 1 mil 440 días en los que fue obligada a prostituirse en los estados de Puebla y Tlaxcala fue violada más de 43 mil veces. Treinta por día.
Apenas sostiene la mirada. “Ahí no tienes que decir no. La palabra ‘no’ nunca se puede escuchar ahí, porque todo es accesible. Para todo hay un ‘sí’”.
Karla se asume como sobreviviente de la trata y no como víctima. “Fui víctima, pero ya no soy”. Lo contrario, explica: “Sería quedarme estancada en un sólo sitio, que es la depresión. En un hoyo tan grande del cual muchos no pueden salir”.
Pero ese abismo que describe no se ha ido: comparece en la pequeña sala de juntas donde transcurre la entrevista. La joven se refugia en un lápiz y un papel: se mantiene con la cabeza gacha mientras traza unas líneas que nunca adquieren forma específica. Así, con la mirada huidiza en el blanco de la hoja, va deshilvanando su historia.
Como ella, decenas de niñas, niños, mujeres, hombres y transexuales son o han sido presas de la explotación sexual. Tan sólo en 2014 las autoridades federales admitieron que 2 mil 48 personas habían sido victimizadas, refiere el Informe anual 2014 de la Comisión Intersecretarial para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.
De esos casos, 918 correspondieron al fuero federal y 1 mil 130 al fuero común. Además, en ese año se realizaron 1 mil 116 operativos que derivaron en el rescate de 1 mil 216 personas, detalla el reporte oficial.
Frente a Karla hay una urgencia de ser sensible. En su inocencia juvenil, cree que hurgar en su memoria de dolor, entrevistarse con periodistas, dar conferencias y hablar en foros públicos no sólo contribuirá a cambiar las cosas, sino que le dará paz. No obstante, una y otra vez, regresa al precipicio.
Una pregunta –¿qué le dirías a quienes se encuentran atrapadas en las redes de la trata para ayudarlas?–, una larga pausa y se apersona sin lugar a dudas la víctima que ya no quiere ser.
“A veces nosotros no pensamos que la gente nos va a ayudar sólo porque nos dice que lo hará. Ya es parte de uno si quiere confiar, porque el riesgo lo pagas con tu vida. Es muy difícil decirle a una persona que está pasando por lo mismo que la vas a ayudar, cuando ella ya perdió la confianza en todo mundo: en autoridades, en mujeres, en hombres, en amigos, en amigas, en la propia familia.”
—¿Les dirías que confiaran?
—Sí. Que confiaran primero… Depende de la situación en la que estén… Les diría, con la mano en el corazón, que ellas pueden salir del infierno que están viviendo en este momento. Que ellas, si quisieran, podrían ser otra cosa, [tener] otras expectativas de su vida. Que podrían salir adelante. Pero cómo pueden saber ellas si deben confiar… Da miedo… Es más fácil ir con una niña de 7 años y decirle: “sé responsable, no confíes…” Pero [hablarle] a una persona que está adentro es más difícil… Ahí sí pensaría qué decirles. Lo pensaría mucho… No tengo ahorita las palabras para decirte, porque realmente no he pasado por esa situación en la que pueda hablarles a ellas. Solamente les puedo decir: “si yo pude, ustedes por qué no”. El problema es que se arriesguen.
Karla cierra su respuesta con un gesto peculiar: tuerce levemente los labios, ladea la cabeza y se encoje de hombros.
“Si yo salí fue porque un cliente me ganó, ganó mi confianza. Pero no todos los hombres ni todas las personas son buenas. Va a llegar. En su momento, sí vas a encontrar a una persona. Pero, cuándo vas a saber que es la correcta. Cuándo vas a saber que si te vas con esa persona y te ofrece ayuda va a ser el correcto. Te tienes que arriesgar por ti sola. Si realmente quieres salir te arriesgas. Muchos se arriesgan y están acá afuera. Pero muchos que se arriesgan no viven para contarlo. ¿Me entiendes?”
Cosificar a las personas
Por 4 años, a Karla la despojaron de su humanidad: la transformaron en esa cosa que se ocupa al antojo del tratante y de quien gusta de comprar niñas. La palabra estupro no aparece en el vocabulario de la joven, pero sí “ocupar”. “Cuando me ocupaba con un cliente…”.
Las violaciones a las que fue sometida comenzaron cuando apenas tenía 12 años de edad. Cesaron a sus 16, cuando logró escapar con la ayuda de un hombre que contrató sus servicios sexuales. Ahora se convence a sí misma que mirar su pasado y dar testimonio de él le ayuda a recuperarse, a tener un nombre, una vida.
Su historia es la de muchas niñas y niños de 10, 12 años de edad, a quienes se sustrae de sus hogares de forma violenta o con engaños y permanentemente se les amenaza para complacer a quienes ven en ellos una fuente de ingresos o placer. Los tratantes. Los clientes.
“Las amenazas a tu familia. Tu familia depende de ti si es que quieren vivir. Cuando alguien te dice que van matar a tu mamá, a tus hermanos o a tus hijos, lógicamente empiezas a decir sí [lo hago]. Porque no quisieras saber, ni por curiosidad, si será cierto o será mentira [que los van a matar]”. Por un instante Karla vuelve al dibujo.
De enero de 2013 a febrero de 2016, la Procuraduría General de la República (PGR) únicamente inició 706 averiguaciones previas por el delito de trata de personas en todas sus modalidades, revela el oficio SJAI/DGAJ/06218/2016, de la Dirección General de Asuntos Jurídicos. La oficina, dependiente de la Subprocuraduría Jurídica de Asuntos Internacionales, indica que 182 averiguaciones se abrieron en 2013; 218 en 2014; 280 en 2015; y 26 en el primer bimestre de 2016.
En ese mismo periodo, la PGR consignó ante las autoridades judiciales 293 probables responsables (“con y sin detenido”) por ese ilícito, indica dicho oficio: 100 en 2013; 95 en 2014; 75 en 2015; y 23 entre enero y febrero de este año.
Cosificar a las personas es arrancarles su voluntad. Por ello, en el mundo de la trata con fines de explotación sexual, los significados de las palabras “no” y “sí” son un terreno pantanoso. Para el cliente, sí significa tomar control pleno del cuerpo de la víctima con su supuesto consentimiento. Para la persona explotada ese mismo sí es en realidad un grito ahogado en negativo.
“No puedes decir: ‘no quiero ir a trabajar’. ‘No me quiero ocupar con esta persona’. Tú siempre debes decir sí. Si un cliente te pregunta por qué estás aquí [contestas]: ‘porque quiero’; ‘porque está bien’, ‘sí me quiero ocupar contigo’. ‘Sí quiero ir aquí, allá’. Aunque no quieras. Por lo mismo, porque tu familia depende de ti.”
Quien cae en las redes de los tratantes de personas se convierte, por voluntad de su captor(a), en objeto. “El daño que ocasionas a un ser humano cuando lo cosificas, lo comercializas, lo vendes y lo violan 30 personas diario no podemos ni siquiera imaginarlo, porque no lo hemos vivido. Es demasiado grave lo que le hacen a un ser humano”, dice en entrevista Rosi Orozco, presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata.
Desde que son tomados como objetos por el tratante, a las niñas y a los niños –apenas en desarrollo físico y mental– no sólo se les repite la amenaza contra su familia, sino que se les grita y se les maltrata con violaciones sexuales, golpes, torturas.
“Cuando te pegan no sólo te dan una cachetada. Te empiezan a pegar con cualquier cosa: cadenas, palos, cables. Incluso te llegan a quemar, que es lo que me pasó… Te ves tirada en el piso, sangrada de la cara, hinchada de los brazos, llena de moretones. Y nadie dice nada. Nadie te ayuda. Nadie te respalda. Piensas que tu mundo ahí se acaba, que vas a estar ahí para toda la vida. Que solamente va a haber abuso, drogas, prostitución, alcohol”, recuerda Karla.
La joven señala, por su propia experiencia, que esto no nada más es un tema que afecta a niñas y mujeres, sino también a niños y hombres. “También a los chavos los convierten en transexuales”.
—¿Siempre vives amenazada?
—Siempre. Y más te duele porque sabes que puede ser cierto. Ahí tú ves cómo golpean, cómo matan, cómo todo. En realidad lo ves y cuando observas eso es cuando sabes que sí es verdad.
—¿Alguna vez quisiste escapar?
—Muchas veces, pero creo que no era la mejor idea, por las historias que una escuchaba. Una vez escuchamos que una chica subió a un camión cualquiera… la bajaron a medio camino. Ellos [los tratantes] iban por ellas. Y cuando creías que iban a volver, ya no lo hacían. Ya no se sabía nada de ellas. Sólo se veía en un periódico, como un feminicidio.
El multimillonario negocio
La trata de personas con fines de explotación sexual o prostitución ajena es, ante todo, una industria: cada niña, niño, adolescente, mujer, hombre y transexual explotado(a) aporta al tratante de 100 a 3 mil pesos por violación.
Sus padrotes y madrotas los venden entre cinco y 30 veces por día, sin descanso, durante todo el tiempo en el que se padece la condición de esclavitud sexual. Los periodos en los que no son comerciados son generalmente porque enferman o, en el caso de las mujeres, porque presentan un embarazo no deseado.
La cuota para muchas niñas y mujeres explotadas va de 2 mil a 5 mil pesos por jornada. Si el tratante explota a 10 víctimas, recibe de éstas entre 20 mil y 50 mil pesos diarios; esto es, entre 7 millones 300 mil y 18 millones 250 mil pesos anuales.
La activista Rosi Orozco considera que quien ha sufrido de trata ya viene de una situación desfavorable. “Como país ya le habíamos fallado. Era gente a la que no le habíamos dado el techo digno, el plato en la mesa, la protección en su estado; vienen de violencia, de desintegración familiar, de pobreza, y todavía se aprovechan las bandas para captarlas, esclavizarlas, pisotear todavía más su dignidad. Humillarlas todavía más”.
La defensora de los derechos de las víctimas de trata critica que después de que algunas personas son rescatadas no haya un fondo para atenderlas. “No hay unidades especializadas en trata. Muchos estados no tienen una fiscalía como lo manda la ley, no tienen policías ni ministerios públicos capacitados. Es una injusticia absoluta hacia la gente que ya vive una situación desfavorable”.
En este negocio, las víctimas de la explotación sexual casi nunca ven un peso o centavo del dinero que se gana con su cuerpo. Todo va a parar a los bolsillos de los explotadores y de las autoridades corruptas que dan cobertura a este crimen.
México, país de la trata
—¿Qué crees que tendría que pasar con las autoridades para que esto se acabe?
—Es que realmente esto no se va a acabar –augura Karla Jacinto.
Aunque en México el combate al crimen organizado es una de las principales políticas públicas, la trata de personas con fines de explotación sexual no es una prioridad. No sólo se trata de las escasas averiguaciones previas abiertas y la extendida impunidad, sino también de que las autoridades no cuentan siquiera con un estimado respecto de las víctimas de este delito.
La activista Rosi Orozco señala que en las fronteras del país llegan a haber hasta 50 mil niñas y niños en explotación sexual y hasta 20 mil en el interior de la República: 70 mil en total. “Estamos hablando nada más de menores siendo explotados sexualmente”, puntualiza.
Para la defensora, México es un país de origen, tránsito y destino. Al referirse al primer punto, indica que “los lugares donde hay más captación de trata son los estados que tienen mayor grado de pobreza. Todos los tratantes además te lo dicen: van a lugares de Veracruz, donde están las niñas con mayor hambre y pobreza; a Guerrero, a la Sierra de Puebla, Chiapas, Tabasco; a la frontera, donde están también Tenosique y estos lugares donde pueden comprar una migrante; o a Oaxaca, a Hidalgo”. Respecto del tránsito, dice que “tenemos las rutas migrantes: ahí también captan”.
De acuerdo con la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas de la PGR, los tratantes enganchan a sus víctimas para explotarlas a través de engaños: ofertas de trabajo que pueden ser reales o simuladas, inclusive les firman contratos que después no cumplen; promesas de que van a ganar mucho dinero; promesas de matrimonio. O por la fuerza:? las secuestran; las sustraen de su familia, o incluso las compran.
Para retener a las víctimas, indica la Fiscalía, los criminales las chantajean o manipulan; las hacen adquirir deudas que no pueden pagar; les quitan documentos personales (como pasaportes, identificaciones) y dinero; las amenazan con hacerles daño a ellas o a sus familias; les retienen a sus hijas o hijos; las someten a violencia física o sicológica.
Esa violencia queda marcada más allá de la piel. En Karla está presente cuando arrastra su mirada en el papel y traza el dibujo sin forma como queriendo escapar de sus propias memorias.
“La mayoría de las cosas que yo he aprendido en la vida son porque las he pasado. La vida te enseña muchas cosas como ésta [la explotación sexual]. Me podrás entrevistar ahorita, pero lo tienes que vivir para saber qué más hay en el trasfondo. Porque esto nada más es una nota [periodística], pero [la esclavitud sexual] me pasó 4 años.”
Ahora, por su activismo, la joven de 24 años convive frecuentemente con la contraparte: un extratante de mujeres –también convertido en activista– la ha conducido hasta la pequeña sala donde se realiza la entrevista.
“No puedo justificar lo que ellos hayan pasado en su vida. Muchas personas dicen que ellos [los explotadores] a lo mejor también pasaron por algo crítico en su vida y a veces trataban de justificar el por qué de las cosas. Pero no es así. Yo, por ejemplo, sufrí abuso sexual desde los 5 años, y no por eso soy una maniática sicópata ni voy matando gente.”
Tlaxcala, foco rojo
Reportes emitidos por el Departamento de Estado de Estados Unidos ubican a Tlaxcala, y en especial al municipio de Tenancingo, como foco rojo de la trata de personas con fines de explotación sexual y de tráfico de mujeres hacia ese país con ese mismo objetivo, sin que a la fecha las autoridades mexicanas hayan desmantelado las redes de traficantes ni de protección.
La Organización Internacional para las Migraciones considera que hay evidencias de redes internacionales de trata, entre éstas las que involucran a México: Tlaxcala-Nueva York y Guerrero-California.
Las estadísticas más recientes de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas, dependiente de la PGR, indican que, de 2008 a 2014, en Tlaxcala solamente se detectaron 53 casos de trata de personas. Las entidades con más reportes fueron el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), con 112; Puebla, con 69; y Chiapas con 65.
De acuerdo con el documento Tenancingo bulletin #8: tlaxcalan industrial development forged a culture of trafficking –elaborado por el Human Smuggling and Trafficking Center, del Departamento de Estado estadunidense–, durante 30 años Tlaxcala ha producido un número elevado de traficantes de origen pobre y rural, que explotan principalmente a mujeres y niñas indígenas.
Según el informe, que data de 2011, hasta que se favorezca el empleo lícito con ganancias superiores a las del lucrativo comercio ilícito de niñas y mujeres, Tlaxcala seguirá siendo un terreno fértil para el reclutamiento de nuevos traficantes de personas.
Para la activista Rosi Orozco, el problema en Tlaxcala no se reduce a Tenancingo. “Cada semana voy a la cárcel y voy conociendo a diferentes padrotes. Algunos de ellos, después de 3 años y medio, empiezan a abrirse y a platicar lo que realmente sucede: en Tlaxcala hay casi 20 mil tratantes, según ellos. Un día platiqué con cinco tratantes de diferentes municipios, de Papalotla, San Cosme Mazatecochco, Tenancingo, Apizaco. Entre los cinco empezaron a decirme cuántos tratantes había en sus pueblos. No sólo hombres, también mujeres”.
La presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata refiere que en la saliente administración de Mariano González Zarur sí ha habido avances en materia de combate. “Tenemos ya casi 20 sentencias, lo cual es insólito; pero esto es nada comparado con el problema tan grande que hay”.
La banda de los Granados
A fines de octubre de 2015, el gobierno mexicano extraditó a Paulino Ramírez Granados a Estados Unidos, uno de los 10 traficantes de personas más buscados por el vecino país.
Ramírez Granados había estado en la lista de los más buscados por el Immigration and Customs Enforcement desde 2010, y fue detenido el 31 de marzo del año pasado en Tenancingo, Tlaxcala.
Paulino fue acusado en el Distrito Este de Nueva York, el 5 de agosto de 2011, por los delitos de tráfico sexual, tráfico de indocumentados, lavado de dinero y conspiración para importar extranjeros con fines inmorales (sic).
Según las autoridades de Estados Unidos, el acusado pertenecía a la organización de tráfico sexual Los Granados, “un grupo brutal que prometía a sus víctimas una vida mejor y en su lugar las obligaba a una vida de servidumbre sexual a través de actos atroces de violencia”, declaró el fiscal federal Robert L Capers.
Tipos de explotación
El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños señala que la finalidad de la trata es la explotación de sus víctimas en las siguientes modalidades:
Explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual
Trabajos o servicios forzados
Esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud
Servidumbre
Extracción de órganos
Nancy Flores, @nancy_contra/Primera de dos partes
[BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: PORTADA]
Contralínea 491 / del 06 de Junio al 11 2016
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