Se recrudece la violencia en la región Mixteca de Oaxaca: asesinan al indígena triqui Julián González Domínguez. Como él, otros han sido ejecutados por conflictos de tierras, políticos y económicos. La paz no llega a una de las regiones más deprimidas económicamente; mientras, las amenazas de muerte se cumplen. Los asesinos se saben impunes hoy, que gobierna Gabino Cué, como antes, con Ulises Ruiz
Julián González Domínguez fue asesinado la mañana del lunes 12 de enero. Era uno de los indígenas triquis amenazados por la defensa de tierras en la comunidad de La Brama Paraje Pérez, Oaxaca. No era la única persona amenazada de la comunidad. También pesan las amenazas sobre Agustín Martínez Velázquez, Cándido Martínez Gil, Isidro Bautista López y Lucio Bautista Martínez. Todos, activistas defensores de los derechos agrarios de una de las comunidades de la región conocida como Triqui Baja.
En entrevista con Contralínea, Agustín Martínez Velázquez señala que el crimen de Julián devino de un conflicto agrario con integrantes de la comunidad de Tierra Blanca, por el que ya se habían instalado mesas de diálogo para llegar a un acuerdo de límites. La invasión de 500 metros de tierra había generado la disputa.
Pese a los intentos de negociación, la violencia se intensificó en la zona de la mixteca oaxaqueña. El 5 de noviembre de 2014, sujetos armados entraron a La Brama, habían secuestrado a un hombre de 72 años de edad, Antonio Martínez Solano, e hirieron al entonces agente Rogelio Rodríguez, relata Martínez Velázquez.
Desde entonces, Julián González y otros comunitarios denunciaron ante Procuraduría de Justicia del Estado de Oaxaca los hechos, también las amenazas de muerte. Hasta el momento no se ha realizado ninguna detención.
El asesinato
El lunes 12 de enero, el hombre que también impulsara el movimiento autónomo en San Juan Copala desde enero de 2007, se encontraba desgranado mazorcas en su domicilio.
Aproximadamente a las 07:00 horas, dos vehículos llegaron a la casa que había sido su refugio desde el desplazamiento forzoso ocurrido por la presencia de paramilitares en San Juan Copala. Una de las camionetas era marca Ford, tipo Lobo, negra.
En los vehículos viajaban por lo menos 10 hombres vestidos de verde olivo. Llegaron al lugar, gritaron su nombre. Julián salió a ver qué ocurría. Uno de sus ejecutores le advirtió que si no iba con ellos, acabarían con toda su familia. Fue golpeado. Julián dejó todo, accedió a ir con ellos bajo la promesa de que si los acompañaba él seguiría vivo.
A unos 400 metros, relata Agustín, la promesa se rompió. La gente ya se había reunido para ir en su búsqueda. Los disparos que culminarían con la vida de Julián detonaron. Ninguno de los pobladores pudo hacer algo que detuviera el asesinato. Gente de La Brama Paraje Pérez encontró el cuerpo inerte del indígena triqui cerca del poblado de San Isidro.
“El gobierno del Estado ya tiene todas las pruebas para que sean castigados los responsables, les hemos dado los nombres y no hacen nada”, dice Agustín Martínez.
Promotor de la autonomía
Julián González “creía que la gente de aquí podíamos estar mejor, se preocupaba por los niños, mujeres y gente mayor”, dice su amigo. Había impulsado en su comunidad el proyecto autonómico de San Juan Copala que encabezó el líder máximo Timoteo Alejandro Ramírez. Además de la cabecera de Copala, se habían sumado las comunidades de Yosoyuxi, Agua Fría, Santa Cruz, Cruz Chiquita, Guadalupe Tilapa, y, a instancia de Julián González, La Brama Paraje Pérez.
Tras el asesinato del máximo líder del movimiento autonomista triqui, Timoteo Alejandro Ramírez –ocurrido en la comunidad de Yosoyuxi, Copala, Oaxaca, en mayo de 2010–, Julián decía a Contralínea: “Sabemos que nos podemos morir; pero como triquis, no tenemos miedo. Es más grande el coraje y la muina”.
Entonces, presidente autónomo suplente de San Juan Copala, Julián González Domínguez había sido víctima de emboscadas en defensa de la autonomía, de los que había recibido siete impactos de bala de rifle calibre 22 y de fusiles de asalto AR-15 y AK-47 (Contralínea 184).
La violencia en San Juan Copala lo hizo abandonar esta comunidad. Encontró refugio en La Brama Paraje Pérez, donde habitaba con su familia en una casa “prestada”, con apenas lo indispensable para vivir. La pobreza lo seguía a todas partes, como a cientos de triquis que permanecen en la zona viviendo a punta de pistola y con la angustia de ser emboscados en cualquier momento, porque allí ya parece algo “común”.
En 2012, Julián impulsó la reactivación de la autonomía para los indígenas de la comunidad triqui, aunque sin el apoyo de otros líderes de la región. Además de los triquis de La Brama Paraje Pérez, en mayo de ese año, se reunieron unas 250 personas, entre los que se encontraban “integrantes de las comunidades de San Juan Copala, San Miguel Copala y Yosoyuxi. Se advierte la ausencia de antiguos impulsores del proyecto autonómico de la comunidad de Yosoyuxi, pero también de las comunidades de Agua Fría, Santa Cruz, Cruz Chiquita y Guadalupe Tilapa, que antaño integraban al municipio autónomo”.
Entonces Julián González comentaba a Contralínea (edición 336): “Tenemos contacto con compañeros de esas comunidades; algunos no pudieron venir y otros están todavía en etapa de consultas […] Esperamos que con el trabajo que se realice, las comunidades se vayan sumando; a nadie se le va a presionar o, menos, obligar a que acepten el Municipio Autónomo; lo integrarán las comunidades de manera libre”.
—¿La reactivación del Municipio Autónomo podría generar conflictos con las organizaciones activas de la región? –se le cuestiona.
—Nosotros vamos platicar con los triquis de todas las comunidades que quieran escucharnos. Nosotros queremos comunicarnos con ellos. Y si ellos también quieren, podemos andar juntos para que salga adelante la zona triqui. No vamos a distinguir que si son del MULT [Movimiento de Unificación y Lucha Triqui], la Ubisort [Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui] o el MULTI [Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente]. Nosotros no vamos a hablar mal de nadie. Queremos que haya proyectos productivos, trabajo y paz. Por eso no vamos a caer en violencia.
Paraje Pérez
La comunidad en la que vivía Julián con sus tres hijos y esposa estaba anunciada, con un letrero de madera en letras rojas, sobre la carretera que va del municipio de Santiago Juxtlahuaca al municipio de Putla, Oaxaca.
“Un camino empedrado lleva a las primeras casas de cemento, lámina y piso de tierra. Esta comunidad triqui es pequeña, arrinconada, desolada. Aquí han llegado varias familias de los desplazados de San Juan Copala en busca de refugio. Al igual que en Yosoyuxi, aquí los indígenas viven en la incertidumbre generada por la violencia.
“No están alejados de las acciones paramilitares que imperan en la zona. A las 7 de la mañana, en la radio, se escuchan las noticias de tres emboscadas. La gente que aquí vive tiene dos cabeceras municipales cercanas, a 1 hora de distancia cada una, Juxtlahuaca y Etla. Es en este camino donde han ocurrido varios de los ataques” (Contralínea 320).
Líder entre los triquis, Julián González, en últimas fechas también participaba en el Movimiento de Regeneración Nacional, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, y era encargado de la logística para la visita del excandidato presidencial al municipio de Tlaxiaco, Oaxaca, el próximo 24 de enero. También formaba parte de la Red Internacional de Indígenas Oaxaqueños.
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