La juez Marcela Ángeles Arrieta negó —por segunda ocasión— la posibilidad de que Jorge Mario González Arrieta García, detenido el pasado 2 de octubre, continúe su proceso jurídico en libertad.
Ángeles Arrieta argumentó que Mario es un individuo con peligrosidad social que necesita llevar su proceso dentro de un reclusorio, toda vez que puede sustraerse de la justicia.
En la audiencia, que duró cuatro horas, no se presentaron los policías que acusan a Mario de ataques a la paz pública, a pesar de que habían sido notificados con anterioridad. El pasado 6 de noviembre ocurrió lo mismo: los policías no se presentaron y la juez citó a la audiencia de hoy.
La próxima audiencia será el 10 de diciembre. Sin embargo, familiares y compañeros de Jorge Mario se encuentran preocupados porque la salud del joven se ha visto afectada debido a la huelga de hambre que comenzó desde el 8 de octubre pasado.
Con bata azul a medio abrochar, tenis marca puma color gris sin agujeta y calcetas a media espinilla se presentó Jorge Mario, custodiado siempre por tres agentes con armas largas.
“¡Mi hijo se va a desmayar! ¡Déjenme pasar! ¡Hagan algo!”, reclamaba, entre lágrimas su madre, que veía a Mario a punto de desvanecerse. No obstante, los policías que se encontraban en la entrada de la audiencia pública no la dejaron pasar. Únicamente tuvieron acceso sus defensores.
En los pasillos del quinto piso de los juzgados de Delitos No Graves, del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, ubicados en la calle de Sullivan, se dieron cita una treintena de personas, entre familiares y amigos de González García. Gritaban consignas a favor de su liberación. En varios pisos del edificio se escuchaba con fuerza A las Barricadas e Hijo del Pueblo, dos de las canciones anarquistas más significativas de la historia.
Sobre la acera de Sullivan otro contingente de personas se manifestaba por la excarcelación de su compañero. Los policías los replegaron con violencia cuando intentaron cerrar la calle.
Después de tres horas, Mario se notaba cansado. Se recargaba sobre su brazo, del cual salían los tubos que le administran suero. Fue hasta ese momento en que se le checaron sus niveles de presión.
Los agentes policiales Laura Aguilar y Víctor Manuel Lugo no dejaban tomar fotos ni acercarse a los reporteros que trataban de cubrir la audiencia.
Una manta era sujetada por sus compañeros exigiendo su liberación, también se alzó en el juzgado una bandera con una “A” en un círculo perfecto, símbolo del anarquismo.
Lizbeth Lugo, abogada del joven, comenta a Contralínea que se trata de un castigo a Mario por ser anarquista, ya que el proceso está permeado de irregularidades jurídicas y no se le ha probado el delito. “Además, no se le han practicado los estudios correspondientes que comprueben su presunta peligrosidad social”.
La abogada también expresó que la juez no está actuando conforme a derecho toda vez que ha violado las garantías constitucionales del joven asentadas en el artículo 14 y 16.
“La juez me insiste en que no se trata de una cuestión política y que con nuestras muestras de solidaridad obstaculizamos su trabajo. Además, me expresó que no se han aportado pruebas suficientes para la liberación de Jorge Mario”, dice Nuria Ramírez, compañera de Jorge Mario.
“Me dijo que ella no lo había obligado a estar en huelga de hambre, que estaba en esa situación porque él quería”, agrega Nuria.
Finalmente, Mario le señaló a su compañera que a pesar de sus constantes mareos y sus fuertes dolores de estomago, está dispuesto a continuar con la huelga de hambre hasta la próxima audiencia.