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El futuro secretario de la Defensa

El próximo secretario de la Defensa Nacional debe ser un militar. Estoy convencido del patriotismo ejemplar del soldado mexicano que tradicionalmente se enfrenta al enemigo en condiciones de inferioridad: sin instrucción bélica contra el español ganando la Independencia, contra las intervenciones europeas y las del imperio del Norte por la soberanía. Ese soldado implantó las leyes de Reforma y derrocó, con la Revolución Mexicana, al tirano, escribiendo con sangre su Constitución de 1917. Sobre todo, se requiere que el nuevo titular de la Secretaría de la Defensa Nacional no olvide –como desafortunadamente hicieron sus antecesores– la protesta de “cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen”. Lamentablemente en el siguiente siglo, desde el poder, serían arrastrados los soldados del pueblo a obedecer altos mandos plegados a mandatarios que violaban la Constitución, usándolos represivamente contra el pueblo para enmendar sus errores políticos; consecuentemente sufrieron los militares el desprecio y el repudio de la sociedad. Si ahora pusieran un civil al frente de las Fuerzas Armadas, serviría para asegurarse de que las cosas sigan como están, con asesoría militar.

Realiza Estados Unidos “geografía social” sobre México

En pleno proceso electoral para elegir en menos de dos meses al próximo presidente de Estados Unidos (6 de noviembre), el gobierno de Barack Obama –quien busca reelegirse para otro periodo de cuatro años sobre su contendiente ultraderechista, el republicano Mitt Rommey– ordenó un estudio sobre México que ha denominado como una “geografía social”, con el propósito de conocer las afectaciones sociales, económicas y políticas que ha causado en nuestro país –durante el gobierno de Felipe Calderón– el crecimiento del narcotráfico y la expansión de los cárteles de la droga mexicanos, así como su afectación al desarrollo de la democracia, y si esto tuvo impacto y a qué grado en el pasado proceso electoral mexicano.

El narcotráfico en México: cinco problemas transversales

Dos son las observaciones de las que se puede hacer mención respecto del caso de los integrantes de la estadunidense Agencia Central de Inteligencia que fueron heridos en la población cercana de Xalatlaco, Estado de México, el pasado 24 de agosto: la primera es el estratégico papel que viene desempeñando la Secretaría de Marina mexicana en el combate al narcotráfico, función que ha sido avalada por el presidente de la República y quien ha colocado su confianza en este actor; y la siguiente es la llegada del embajador Anthony Wayne, quien trajo como agregado militar a un exmiembro de la tropa de elite del ejército estadunidense, quien además tiene experiencia en la lucha contra el terrorismo. Es así que el contraalmirante Colin Kilrain se ha convertido en el punto clave para entender la relevancia y la preocupación que representa México para el gobierno de Estados Unidos.

Posible, el juicio a Calderón por crímenes de guerra

La Corte Penal Internacional resolverá, antes de concluir 2012, si acepta la petición para enjuiciar al presidente Calderón y a su gabinete de seguridad por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Sólo con abrir el análisis preliminar sobre el caso mexicano, la Fiscalía señalaría la responsabilidad del gobierno federal respecto de los más de 60 mil civiles asesinados, 13 mil desaparecidos, 250 mil desplazados, 30 mil infantes enrolados en los cárteles de la droga y decenas de torturados en cuarteles militares. De iniciarse el proceso judicial, el aún mandatario no podría alegar inmunidad presidencial por los “daños colaterales” de su principal política pública –la “guerra” contra el narcotráfico–, que defenderá en su sexto y último informe de gobierno

La “mano útil” del cártel de Sinaloa

Dos grandes cárteles se disputan el país: el de Sinaloa y Los Zetas. En todos los enfrentamientos participan estas dos organizaciones, directamente o en la sombra. La “estrategia” del gobierno de Calderón no busca acabar con el narcotráfico, sino subordinar a todas las bandas pequeñas en una sola organización delictiva. La función de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal es sacar a la vista la fruta podrida de las “plazas” para que los sicarios del Chapo “hagan el resto”. Las afirmaciones son parte de un estudio con el que tres militares de mandos superiores obtuvieron el grado de maestros en seguridad nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales, la escuela de altos mandos de la Secretaría de Marina

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