Si el hervidero de problemas en la olla de presión del Partido Acción Nacional-Calderón logra estallar haciendo volar por los aires la tapadera compuesta de impunidades, desempleo, pobreza, botín de los presupuestos de egresos, es decir de gastos (fideicomisos, raterías en Petróleos Mexicanos, desfalcos en la Comisión Federal de Electricidad, favoritismo a Televisa, etcétera) de aquí al final del régimen, entonces Calderón, ya muy repudiado por la sociedad civil ante la sangrienta inseguridad y su entreguismo estadunidense y al neoliberalismo económico de empresarios, comerciantes y banqueros de todas las nacionalidades, puede no concluir su periodo, haciendo necesario nombrar un presidente sustituto y dejando a la nación en una crisis política de pronóstico reservado.