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Lo peor que podría pasarle a México es otra Revolución

Empiezan a barajarse nombres para disputarse la Presidencia de la República en 2018, a pesar de la descomposición del antiguo presidencialismo y el descrédito de los partidos, más la creciente ola de candidatos independientes, en las agitadas aguas de la crisis económica del neoliberalismo que arrastra al capitalismo mismo, como el rostro auténtico tras la máscara de aquel. Y la acumulación de problemas: pobreza masiva (55 millones que son la mitad de la población); desempleo (con 44 millones de mexica­nos en la informalidad); la corrupción de la élite en los tres poderes federales y en las 32 de las entidades; la impunidad, por las complicidades entre los gobernantes, la sangrienta inseguridad con los sicarios del narcotráfico, los feminicidios, los secuestros, las desapariciones forzadas y los abusos sexuales con la misma pederastia, para sólo mencionar a los primeros cinco asuntos del catálogo nacional, son más que suficientes para fundamentar los hechos y síntomas del descontento popular contra el mal gobierno de presidentes municipales, desgobernadores y el mismo presidente en turno, desde cuando menos Díaz Ordaz, o tal vez desde Miguel Alemán (1946-1952) hasta Enrique Peña Nieto, en lo que lleva de su período (2012-2016).

La dominación por medio del discurso y el lenguaje

Estoy de acuerdo con Miguel Ángel Rus cuando asegura que “para cambiar el mundo, tenemos que recuperar el significado de las palabras”. El lenguaje es un arma para construir la conciencia crítica colectiva para cambiar las cosas. Para bien. Pero el lenguaje también se utiliza para reducir, impedir o destruir esa conciencia crítica. Y, por tanto, retrasar el cambio necesario.

Un fantasma recorre el mundo: El manifiesto comunista

I. El manifiesto-convocatoria de Karl Marx y Federico Engels sigue vigente a casi 200 años de su publicación (febrero de 1848), en la cresta de las crisis del capitalismo con la caída del crecimiento económico y el crack-recesión del capitalismo de China. Nuevamente un fantasma recorre no sólo Europa, lugar de nacimiento del Manifiesto Comunista (su nombre original: Manifiesto del Partido Comunista); y reaparece (como en la leyenda del cisne que renace sobre sus propias cenizas), materializado en las crisis del capitalismo y sus ismos de cada país asidos al neoliberalismo económico, que agotado, asfixia a los capitalistas en constantes recesiones, bajas de consumo, desempleo, recortes de presupuestos de gastos e imposición de la austeridad que han generado revueltas sociales por el final del Estado de Bienestar, provocando “zozobra y revueltas tales que hasta el FMI [Fondo Monetario Internacional] ha tratado de advertir a los gobiernos más inclinados a la derecha de que corren el riesgo de provocar una importante rebelión social” (David Harvey, Breve historia del neoliberalismo).

El estancamiento y la terapia de choque de 2016-2018

De aquí a 2018 quedarán fuera del mercado laboral formal 1 millón 200 mil personas que busquen por primera vez un empleo; y los salarios mínimo y contractual mantendrán la pérdida respectiva de su poder de compra: 76 y 50 por ciento, respectivamente. En todo el sexenio, el crecimiento medio real anual difícilmente llegará al 2 por ciento.

De austeridad, derechos y pillajes

En España ya hay 1 millón 800 mil familias con todos sus miembros en el desempleo. Cuatro de cada 10 familias no pueden hacer frente a gastos imprevistos y tienen dificultades para pagar facturas.

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