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Urge un nuevo presidencialismo para enfrentar la crisis general

Durante los 90 minutos de charla que tuvo el historiador Enrique Krauze en la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara (Reforma, 3 de diciembre de 2015), declaró que no quiere “que haya una revolución violenta, pero sí quiero que haya cambios pacíficos y rápidos para México”. Y es que negar la crisis general de la nación en todos sus frentes y no atenderla cuanto antes es casi un suicidio; pues no hay tiempo, o apenas lo hay para implantar lo que en otros países se llama instalar un “gabinete de crisis” (Bernard Schwartz, Los poderes del gobierno; volumen II: Los poderes del presidente, editado por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México; y de Harold Zink, Los sistemas temporáneos de gobierno, Libreros Mexicanos Unidos).

Inminentes cambios en el gabinete

Sin cumplir todavía 1 año en el cargo como presidente de la República, Enrique Peña Nieto prepara los primeros cambios en su equipo más cercano del gabinete. Algunos por enfermedad, otros por edad y los más por negligentes e incompetentes.

El escenario adecuado para una tormenta perfecta

Potencialmente, México se encuentra en el escenario adecuado para una tormenta perfecta. Y la eventual revuelta social, cuyos síntomas se perciben a flor de piel en amplios núcleos de la población, será responsabilidad exclusiva del despotismo de los grupos de poder, los cuales se han convertido en los principales enemigos de la democratización de la nación y en la posibilidad de alcanzar una formación económico-social más justa, aún dentro de los límites que ofrece el capitalismo. Las fuentes de la ascendente cólera que someterá a fuertes tensiones al sistema y podrá en riesgo su estabilidad política, así como la tranquilidad de los sepulcros requerida por los empresarios para optimizar la sobreexplotación y la pauperización de sus esclavos asalariados y crear condiciones necesarias para maximizar su tasa de ganancia, pueden ubicarse en los niveles político, social y económico.

¿Autocrítica o demagogia?

Al insistir en el tema que lo apasiona y, seguramente, le produce mayor dolor de cabeza (la lucha contra el narcotráfico o la seguridad, dependiendo

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