La familia encabezada por Carlos Aguirre, cada vez que se le antoja, censura, agrede y condiciona a quienes, en su casi monopolio radiofónico Grupo Radio Centro, ejercen las libertades constitucionales de información, análisis y crítica. Constantemente les envían recados a muchos de sus comunicadores para llamarles la atención y exigirles no ventilar “ciertos temas” al aire y mucho menos cuestionar asuntos religiosos ni criticar al “señor presidente” en turno. Pero esto no lo hace con su testaferro Jesús Martín, locutorcillo de corte neofascista que amenaza y grita contra quienes expresan sus puntos de vista, y como hizo recientemente, recomienda “palo” para los maestros que discrepan de la reforma educativa.