Pena

Arriba

Los inmolados a los dioses

Al Javier Lozano del peñanietismo, Alfonso Navarrete Prida, le falta cuerpo para gozar a plenitud lo que en su rosáceo mundo de fantasías considera como las primeras manifestaciones del cumplimiento de las promesas de su jefe, el César de Atlacomulco: el supuesto inicio de recuperación de los salarios reales y, por añadidura, del “bienestar de la población” y la “disminución de la desigualdad social”. Como una exultante Alicia en el país de las maravillas, dice: “habrá recuperación del poder adquisitivo”, “aunque [sea] ligera”.

Los vándalos fueron los policías disfrazados de civiles

Las policías federales y del gobierno de la capital del país, aquel 1 de diciembre cuando Ebrard y Mancera, Peña y Osorio Chong, en la llamada transición de poderes de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y la Presidencia de la República, al tener como factor común a Calderón y García Luna, fueron quienes, disfrazados de civiles y con guante en una mano se identificaron para que los que llevaran uniforme no los atacaran y menos los detuvieran.

La demagogia como estrategia

Es de celebrarse el acuerdo al que llegaron el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el Congreso estadunidense para evitar el “abismo fiscal”, cuyas repercusiones hubieran sido fatales para nuestro país.

El jilguero y los halcones del presupuesto equilibrado

Para un primer año de un gobierno que, como jilguerillo canta con voz engolada a los cuatro vientos cada vez que puede, su preocupación por el crecimiento mediocre de la economía, el bienestar y la inseguridad, el presupuesto (ingresos y gastos públicos) con el que iniciará su trabajo, el cual privilegia el balance fiscal cero, y que él mismo propuso, es una mala noticia.

La apuesta de peña Nieto por el estallido social

Las primeras acciones y disposiciones políticas y económicas adaptadas desde las catacumbas del priísmo restaurado no fueron más que los oráculos que reafirmaron descarnadamente la fatídica continuidad de los tiempos autoritarios y neoliberales. Sin preámbulos.