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Peñismo y Excélsior violan libertades de escribir y publicar

En la retaguardia del calderonismo, ya inició de facto el sexenio peñista. El mexiquense está montado en su triunfo dudoso, debido a las transas de Soriana, Monex, Scotiabank y los tres depósitos de Eruviel Ávila Villegas, desgobernador del Estado de México, que a través de su secretario de Finanzas acaba de reconocer que “hicieron tres depósitos millonarios a particulares, […] donde el particular Marcos González Pak apareció como beneficiario de 50 millones de pesos […]; los otros dos depósitos se realizaron después de la elección del 1 de julio, pero el funcionario no especificó monto ni nombre o nombres de los beneficiarios” (Reforma, 7 de septiembre de 2012).

Las elecciones: Ramos y Musacchio

La cínica frase de Calderón para justificar su ascenso a la Presidencia de la República, a partir de su dudoso triunfo electoral, “haiga sido como haiga sido”, prevalece también para la sospechosa victoria de Peña.

Coyotes rondan a Petróleos Mexicanos

Por lo menos, extraño resulta el anuncio que hizo la semana pasada el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Juan José Suárez Coppel: en conferencia de prensa, informó que esa empresa del Estado prepara la compra de 132 buquetanques a un precio superior a los 9 mil millones de pesos (poco más de 700 millones de dólares), para satisfacer los requerimientos de tres filiales: Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación y Pemex Petroquímica.

Primeros pasos de Peña Nieto

Luego de su pomposo y más bien propagandístico equipo de transición, el cual será muy circunstancial, a decir de Enrique Peña Nieto, el llamado presidente electo ha lanzado una iniciativa para fortalecer al Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai) y crear un organismo anticorrupción. Se reunió con el famoso grupo de 300 líderes, y escuchó a cinco de ellos que le plantearon lo que hace años son peticiones guardadas en cajones.

El escenario adecuado para una tormenta perfecta

Potencialmente, México se encuentra en el escenario adecuado para una tormenta perfecta. Y la eventual revuelta social, cuyos síntomas se perciben a flor de piel en amplios núcleos de la población, será responsabilidad exclusiva del despotismo de los grupos de poder, los cuales se han convertido en los principales enemigos de la democratización de la nación y en la posibilidad de alcanzar una formación económico-social más justa, aún dentro de los límites que ofrece el capitalismo. Las fuentes de la ascendente cólera que someterá a fuertes tensiones al sistema y podrá en riesgo su estabilidad política, así como la tranquilidad de los sepulcros requerida por los empresarios para optimizar la sobreexplotación y la pauperización de sus esclavos asalariados y crear condiciones necesarias para maximizar su tasa de ganancia, pueden ubicarse en los niveles político, social y económico.

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