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Merrill Rippy: “El petróleo y la Revolución Mexicana”

Como tesoros en bibliotecas públicas y privadas, hay colecciones de lo que fue la revista trimestral Problemas agrícolas e industriales de México, publicada de 1946 a 1956. La dirigía Manuel Marcué Pardiñas y en ella colaboraron eminentes escritores, políticos e investigadores que analizaron las cuestiones de la política económica y las inversiones empresariales en las más diversas actividades. En ella se ventilaron crítica y fundadamente los problemas nacionales, y abrevaron quienes se interesaron por la nación que entraba a la etapa de una posrevolución que se fue transformando en una contrarrevolución. Ahora el priísmo-empanizado quiere desterrar del nacionalismo democrático el último gran acto de la Revolución y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su amenazado Artículo 27; cuando sustentado en la democracia directa, el cardenismo expropió la riqueza natural no renovable del petróleo de manos de la voracidad inglesa, estadunidense y los propios que traicionaban esa conquista.

¿Guerra contra Irán, Irak y Siria?

La opinión pública mundial comienza a ver más claramente la realidad de la guerra contra Siria. Después de tanta desinformación de la prensa comercial, aparece la cruda realidad: una guerra por encargo fomentada y financiada por un grupo de potencias imperialistas, una guerra geopolítica donde se lucha por el control de los corredores energéticos del gas y del petróleo. Hasta el día de hoy, Estados Unidos y sus aliados siguen calculando qué hacer para ganar una guerra con la que creen poder reactivar sus desgastadas economías, pero en realidad se trata de una aberración donde nadie va ganar ni económica ni éticamente nada

El primer informe de Peña Nieto

El próximo 1 de septiembre, el presidente Peña Nieto hará públicos los resultados de su primer año de gobierno: el alza en las tasas de la pobreza y la violencia, el colapso del mercado interno y la nula generación de empleos. Una hipótesis perversa podría explicar la situación: inducir una austeridad fiscal deliberada para que la consecuente recesión doblegue y obligue a la población a aceptar la reprivatización energética, ante el temor de perder su empleo y el agravamiento de sus necesidades sociales

Los políticos pusilánimes

Antes de pretender reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para permitir una mayor participación privada –principalmente de empresas extranjeras– en la exploración y producción de petróleo y gas, hubiera sido necesario escuchar de los funcionarios del gobierno federal la propuesta de un plan estratégico, con los órganos de seguridad nacional incluidos, para combatir la corrupción, la impunidad y el abuso de poder que corroe las estructuras de gobierno y vulnera las finanzas públicas.

Por qué decir “no” a la reforma energética: las manipulaciones oficiales

Si los gobernantes en turno afirman que México es un país democrático, el tema de la reforma energética debe llevarse a un debate nacional donde participen no sólo los grupos empresariales –interesados en apropiarse de buena parte de los dividendos de la renta petrolera, de los contratos de exploración, explotación y los procesos de refinación–, sino todos los sectores sociales, así como intelectuales y especialistas en la materia, para evitar que un asunto de vital trascendencia para el futuro del país sea aprobado por una irresponsable mayoría en el Congreso de la Unión, como ya aconteció con las reformas laboral y educativa. Presentamos esta serie de artículos para argumentar el porqué los mexicanos debemos decir “no” a los cambios que se pretenden realizar en el sector, de acuerdo con lo planteado por priístas y panistas.

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