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El caduco sistema político y electoral debe ser renovado

Salinas de Gortari creó el Instituto Federal Electoral en 1990 y, en 1993, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, luego del patético fraude de 1988 para intentar limpiar la cara al sistema electoral mexicano y modernizar la operación del fraude electoral a favor del Partido Revolucionario Institucional-Partido Acción Nacional (PRIAN) y en contra de los intereses de nuestro pueblo, y para consumar el bipartidismo que impulsa Washington para México. La dictadura de las grandes corporaciones a través de solamente un partido ya no funcionaba, el PRI-gobierno estaba agotado, así que se ejecutó el modelo clásico de la “democracia estadunidense” con dos partidos alternándose en el poder, para servir a un solo amo: el gran capital.

El infierno y el paraíso de la segunda gran depresión

El pasado 20 junio, Wolfgang Münchau, coeditor del Financial Times y columnista de Der Spiegel, se preguntaba: “¿Qué deberíamos preferir en la crisis del euro? ¿Acaso un final espantoso, antes que un espanto sin final? La política de ganar tiempo practicada por Angela Merkel es todavía más ruinosa. Cada mes que pasa, las cargas soportadas por Alemania en el sistema son más pesadas. Un ejemplo de esa locura lo da la explosión de la deuda griega. Cuando comenzó la crisis, el peso de [su] deuda era sólo del ciento por ciento. Tras varios años de ahorro y austeridad, y a pesar de la quita de deuda, es ahora más elevada. Si ahora España e Italia tienen que entrar a cobijarse igualmente bajo el paraguas, eso significa que Alemania y Francia tendrán que garantizar más de 4 billones de euros de deudas. Eso es más que el ingreso anual de los dos países juntos. Estamos en rumbo a la mayor bancarrota estatal de la historia universal. Y la política Merkel nos lleva derechamente al infierno de Dante: “quien aquí entre, abandone toda esperanza”.

El pacto de la muerte… para las mayorías

Herbert Spencer sostenía que “todos los seres vivientes progresan mediante el castigo”. El primer ministro inglés, lord Salisbury [Robert Gascoyne-Cecil, 1895–1902] combinó esa idea pedagógica

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