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No quieren trabajadores, quieren esclavos y más capitalismo salvaje

“Se dice que no hay peligro, porque no hay agitación. Se dice que como no hay desorden material en la superficie de la sociedad, las revoluciones están lejos de nosotros. Señores, permítanme que les diga que yo pienso que están ustedes equivocados. Es verdad que el desorden no está en los hechos, pero ha penetrado muy profundamente en los espíritus. Miren lo que pasa en el seno de esas clases obreras, que hoy –lo reconozco– están tranquilas. Es verdad que no están atormentadas por las pasiones políticas propiamente dichas, en el mismo grado que lo estuvieron en otro tiempo, pero, ¿no ven ustedes que sus pasiones se han convertido de políticas, en sociales? ¿No ven ustedes que, poco a poco, en su seno se extienden unas opiniones, unas ideas que no aspiran sólo a derribar tales leyes, tal ministerio, incluso tal gobierno, sino la sociedad misma, quebrantándola en las propias bases sobre las cuales descansa hoy?

El neokantiano Georg Simmel y el pobre

Georg Simmel (1858-1918) fue uno de los más sobresalientes sociólogos. De formación kantiana tras estudiar a Immanuel Kant, y neokantiano por su filiación a la Escuela de Marburgo, que encabezó Hermann Cohen (1842-1918). Reimpulsó el racionalismo, la ética como ciencia del derecho, la estética como creaciones de artes y la lógica como raíz del pensamiento científico. Simmel propuso que el estudio de las interacciones de socialización de la humanidad, en una concepción “de todo lo humano” desde la perspectiva social y atendiendo a todo lo que ya está “tratado en las ciencias existentes” fuera el objeto de la sociología. Su obra, amplísima y rigurosa, abarca una gran variedad de temas: Pedagogía escolar; Schopenhauer y Nietzche; Goethe; Cultura femenina; El individuo y la libertad; Filosofía del dinero, y su clásico: Sociología: estudios sobre las formas de socialización.

El linchamiento de Gadafi

La muerte de Muamar el-Gadafi fue celebrada con suma alegría en los palacios presidenciales occidentales. El pueblo libio no festejó. Se trató de un asesinato

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