Desde las elecciones del pasado 20 de diciembre en España hay políticos que están en el burladero esperando que amaine el griterío de los tendidos y tratando de adivinar qué es lo que quiere el respetable. Algunos voluntariosos intérpretes de la voluntad general nos aseguran que la gente lo que desea es que haya estabilidad en el país, otros aseguran que está claro que apetece cambio, los hay que vislumbran una reclamación de entendimiento entre unos y otros. Lo cierto es que el mensaje no ha quedado nada claro: más bien hay varios que se superponen cacofónicamente, sin entenderse nada de nada.