Los tianguis superan al comercio formal

Los tianguis superan al comercio formal

La crisis económica que se vive en el país, además del desempleo, ha provocado un crecimiento exponencial en los mercados ambulantes o tianguis en la ciudad de Matamoros, mismos que se han convertido en una opción de compra para las familias de esta frontera quienes, en algunos casos, prefieren comprar aquí que en algún centro commercial

Nadia Irene González Guzmán/Matamoros, Tamaulipas

 
Una cartulina de color brillante ofrece la oferta: ‘bolsa de mano, zapatillas y unos shorts, iguales a los de un caro diseñador, por 300 pesos’. El único problema de que este tentador remate es que no se puede encontrar en un comercio establecido sino en un tianguis… además de que todos los productos que se ofrecen son ‘piratas’.
El comercio informal, que se da por igual en mercados callejeros o en viviendas ubicadas en las colonias populares, es un fenómeno que con el tiempo ha ido creciendo en esta frontera.
Una pequeña muestra es que mientras algunos locales de las plazas comerciales en la ciudad lucen vacíos, los pasillos del tianguis de la avenida Del Niño se convierten en un espacio multicolor, que está acompañado de la atractiva invitación a ver sin compromiso, a comprar -hasta a peso-, una blusa o por 30 un pantalón de mezclilla.
Hasta hace poco el tianguis “Del Niño” era el más concurrido de su tipo y el único con una variedad de productos que no se encontraban en otros lugares, sólo en ‘pulgas’ de la vecina ciudad de Brownsville, Texas.
Es domingo y el tianguis de mayor atracción dejó de ser el ubicado al sur-oriente de la ciudad. En la actualidad el más concurrido se conoce como “Palmares”. Se extiende a lo largo de las más de doce cuadras que abarca la avenida y fraccionamiento del mismo nombre, en el sur-poniente de la ciudad.
Pero no es el único, las colonias Las Brisas, Los Presidentes, Cabras Pintas y Casa Blanca, también cuentan con mercados de este tipo.
El comercio de productos de segunda mano crece e invade otras áreas de la ciudad, incluso aquellos considerados de clase media alta, como el fraccionamiento Victoria, donde ya es común ver ventas permanentes en las cocheras de sus residencias.
También hay áreas muy céntricas como la avenida España, Plan de Ayutla, Calixto Ayala y otros como Leyes de Reforma, en los que predominan las venta de banquetas que no distan mucho de las popularmente conocidas como las de las colonias Sección 16, Infonavit Los ángeles o cualquiera otra de la ciudad.
 
EN FAMILIA
 
Estos espacios comerciales son también el punto en el que las familias se reúnen los fines de semana y en cuyos recorridos se permiten la convivencia y la distracción.
Luego de la agotadora caminata el buen humor no disminuye, pues hay quienes encuentran lo que buscan o se ven sorprendidos por ofertas y compran lo que no planearon llevar o sencillamente comen uno de los tantos antojitos que son parte inseparable del entorno.
Dentro de la informalidad de estas áreas comerciales al aire libre, la venta de mercancía se practica como un modo de obtener recursos, principalmente con objetos y ropa de segunda mano. Son también en su mayoría familias enteras los que se dedican al comercio.
Aquellos con una economía precaria adquieren desde lo elemental hasta artículos que serían un lujo, como televisiones y otros electrodomésticos.
Tan sólo el 40 por ciento de la población ha realizado una actividad0 de venta informal, según un estudio elaborado por el Cabildo en Matamoros, principalmente de artículos que pertenecieron a ellos mismos y fueron adquiridos en la incansable búsqueda de quienes quieren “comprar mucho con poco dinero”.
Socialmente, las dificultades económicas y el desempleo obligaron a muchas familias de Matamoros a buscar alternativas para satisfacer sus necesidades más apremiantes. Otras apreciaron que la venta de productos de segunda mano deja una jugosa ganancia y por eso se dedican al comercio en tianguis y banquetas, que no paga impuestos.
Los tianguis o ‘pulgas’ tienen su origen en Estados Unidos y se multiplican en Matamoros y el resto de la frontera.
 
POR LAS GANANCIAS
 
Es día de tianguis y desde que Juana Hernández comenzó a practicar esta modalidad de comercio es la responsable de sostener su casa.
Muy temprano se prepara un café y su lonche. Es domingo y se levanta a las 5 de la mañana, es el día más importante de su semana.
Sus hijas aún duermen, pero se despertarán una hora después para arreglase y ayudarle a subir las cosas a la camioneta. Vende ropa de segunda mano o nueva, de la llamada “saldos”.
La mercancía está seleccionada y separada por precio y talla, pero también por época del año.
El precio por prenda no supera los 20 pesos, aunque hay algunos artículos en muy buen estado que pueden venderse hasta en 100 pesos.
“Las ganancias de un sólo domingo es de hasta mil pesos y cuando me va muy bien vendo más, pero de ello debo guardar la renta del espacio, aunque no siempre es así porque en los días fríos o lluvioso estuvimos bien fregados”, dijo.
Juana es una de las tantas comerciantes del tianguis de Palmares.
Abraham (N) dijo que compró unas ‘paletas’ de 300 dólares y cuando tiene suerte gana tres veces más, pero no da más detalles y no revela dónde las adquiere. Sigue ofreciendo sus productos y se cohíbe en continuar la entrevista.
Entre semana Juana va al tianguis de la avenida Del Niño. Un mercado considerado aún informal por el ambulantaje que predomina en él, pero más allá de los tenderetes, este tianguis tiene ya locales practicante edificados en sus 12 pasillos con 40 locales cada uno y, según el espacio, la renta varía y va de los 30 a los 100 pesos diarios.
Juana está entrenando a sus hijas para estar bien atentas, porque por la multitud que se amontona para ver su mercancía podrían robarse algo o ellas podrían equivocarse al dar un precio.
“Tenemos que estar bien listas, Yo cobro y doy cambio y mis hijas ponen orden, dicen precios y sólo cuando tienen alguna duda me preguntan y en el regateo sólo yo puedo decir cuánto rebajar, según la cantidad de prendas que compran”, precisó.
Detalló que comenzó su negocio fuera de su casa, ofreciendo la ropa que ya no le quedaba a sus hijas. Poco a poco sus vecinas fueron pidiéndole más artículos y así fue como se animó a comprar primero bultos de ropa de 100 y hasta 200 pesos.
Actualmente compra pacas en 75 dólares, pero optimista dijo que si las cosas van bien en breve comprará una ‘paleta’, que tiene un precio desde los 300 y hasta los mil 500 dólares, mas 200 dólares por la pasada.
“Según los artículos que contenga es el precio y la ganancia, pues una ‘paleta’ de ropa de mujer puede tener muchas prendas como bolsas y ropa de marca y una variada puede incluir algunos electrodomésticos pequeños y aparatos electrónicos, pantalones, papelería y hasta ropa interior”, dijo la comerciante.
Lo que no se vende, explicó, se empaca en cajas y gente que viene de fuera las compra cerradas, por eso es que es mejor comprar en grande, porque así hay variedad.
Detalló que un locatario paga en este mercado de la avenida Del Niño 540 pesos mensuales por un local de dos por tres metros, pero el arrendamiento varía y hay quienes pagan 480 ó 560 pesos, dependiendo del tamaño del local y de lo que en él se oferte.
Palmares tiene una cuota por espacio de 50 pesos el día. El resto de los tianguis tienen cobros de acuerdo a su tamaño, ubicación y la mercancía que se ofrece y ésta cooperación se da a los llamados “organizadores”. Sin embargo, quienes colocan ventas en casa no pagan aparentemente nada.
 
URGE ORDEN
 
Según un diagnóstico realizado por la Comisión de Desarrollo Urbano en el Cabildo matamorense, el número de habitantes que vende productos de segunda mano crece al grado que se requiere poner orden con urgencia a la proliferación de tianguis que han invadido prácticamente cada sector de la ciudad.
María Aurora Castillo Garza, que preside dicha comisión, se ha involucrado en la necesidad de establecer lineamientos claros que permitan frenar la invasión de áreas que no son adecuadas a través de un reglamento de construcción que habrá de dictaminar en breve el Cabildo de Matamoros.
Reconoce que aunque ya se trabaja y se conoce el problema desde su interior, no existe suficiente personal en todas las áreas del Ayuntamiento para efectuar el trabajo de verificación de tianguis, pues tan sólo la Dirección de Desarrollo Urbano cuenta con ocho inspectores y Control Ambiental también tiene personal insuficiente frente al complejo fenómeno.
“Sin restar la importancia que ha cobrado el comercio subterráneo para las familias, se debe hacer un reordenamiento porque indudablemente mientras algunos se justifican en dicha práctica como su medio de vida, afectan a terceras personas con la colocación repentina de estos locales”, dijo Castillo Garza.
Más allá de la imagen urbana, detalló, es importante establecer orden con leyes y reglamentos que eviten la invasión de banquetas, la obstrucción de vialidades y la proliferación de tenderetes.
“Encontramos situaciones claras de peligro y riesgo para la población, como es la invasión de calles y banquetas que perjudican a ciudadanos que tienen derechos sobre los privilegios que sienten algunos por el simple hecho de decir, estoy pagando por vender aquí”, dijo.
Precisó que Control Ambiental es quien tiene mayor responsabilidad, pero se deben integrar a sus acciones las demás áreas del municipio, sin descartar, incluso, a los guardianes del orden público.
Castillo Garza expresó que en el código de Control Ambiental se establecen sanciones de 10 a 20 salarios mínimos para quienes violan las especificaciones más visibles como es la obstrucción de vía pública y banquetas, pero es un trabajo lento lograr su cumplimiento.
Dijo que de 18 mil hectáreas de la ciudad contenidas en la mancha urbana, 3 mil son solares baldíos y, siendo conservadores, un 50 por ciento son o serán usados en los sucesivo para este tipo de creciente mercado de la informalidad.
 
GOLPEAN A MERCADOS ESTABLECIDOS
 
Mientras la población se identifica cada vez más con los tianguis, al grado de que algunas familias incluyen en sus actividades de esparcimiento ir al más cercano y pasar en él la mayor parte del día, los mercados establecidos se vacían.
En los mercados Treviño Zapata y José María Barrientos, los locatarios sufren
los embates de la proliferación de los
tianguis.
Jesús Núñez González, presidente de locatarios del Mercado Treviño Zapata, precisó que sus más de 30 locatarios enfrentan una notable desventaja frente al comercio informal y esto se acentúa desde 2009.
“La renta de los locales es de mil 500 pesos mensuales, más el pago de impuestos y servicios como luz y agua, lo que los ha dejado en notable desventaja con la llamada competencia desleal”, dijo en su calidad de representante del ubicado al norte de la ciudad en la colonia Industrial.
Por su parte, la Cámara de Comercio ha hecho múltiples llamados a las autoridades a establecer la verificación de los comercios ambulantes aglutinados en los tianguis y por lo pronto dicho llamado ha hecho eco únicamente en los negocios del centro de la ciudad.
Sobre todo en el Centro Histórico, en el que se ha buscado transformar la imagen comercial del lugar se ha logrado limpiar un poco sus arterias y banquetas; sin embargo, esto no rinde los frutos esperados y los comercios establecidos continúan cerrando y desapareciendo vertiginosamente.