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Impactos de los medios en la opinión pública sobre el cambio climático y el genocidio

Publicado por
Ornela De Gasperin Quintero y Elio Lagunes Díaz

El panel Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), un comité de más de 500 científicxs climáticxs, concluyó –en su sexto y último reporte de más de 6 mil páginas, publicado entre el 2021 y el 2023– que :

  • “El cambio climático es una amenaza para el planeta y para la humanidad.”
  • “Hay una pequeña ventana de oportunidad, que se está cerrando rápidamente, para asegurar un futuro vivible y sostenible para todxs.”
  • “Las decisiones y acciones implementadas en esta década impactarán ahora y por miles de años.”
  • “Un mundo sostenible y resistente al cambio climático implica cambios fundamentales en el funcionamiento de las sociedades, incluidos cambios en valores, visiones del mundo, ideologías, estructuras sociales, sistemas políticos, económicos, y relaciones de poder”.

A pesar de la contundencia de las conclusiones de la ciencia sobre la crisis climática, 49 millones de personas en Estados Unidos no creen que el cambio climático sea real. ¿Por qué hay tanta gente desinformada? Los medios de “comunicación” cumplen un papel importante en generar dudas sobre la crisis climática, y también en lograr un consentimiento mayoritario, o indiferencia, al genocidio que Israel está cometiendo contra el pueblo palestino.

Los últimos datos sobre el genocidio son rotundos e indiscutibles. Al comenzar diciembre de 2024, las víctimas palestinas sumaban más de 40 mil personas asesinadas oficialmente, la mitad de las cuales fueron niñ@s. Eso significa que el Estado de Israel, patrocinado por los países centrales de la Unión Europea y Estados Unidos (quien ha dado casi 20 mil millones de dólares en un año al ejército de Israel), ha asesinado a un niño o niña cada 30 minutos desde octubre de 2023. Hay 50 mil niñ@s menores de cinco años que necesitan tratamiento por malnutrición. Hay entre 17 mil y 18 mil niñ@s huérfanos desprotegidos. Cada día, 10 niños pierden al menos una pierna en Gaza; 1.8 millones de personas sufren hambruna, mientras Israel bloquea el 83 por ciento de la comida que podría entrar a Gaza. Israel provoca el hambre de la población y la usa como como un arma del genocidio, y restringe y contamina  el agua. La falta de agua ha generado 1.7 millones de casos de infecciones. Van más de 440 maestrxs, más de 100 académicxs, más de 10 mil estudiantes y más de 1 mil integrantes del cuerpo médico asesinadxs. El sistema sanitario de Gaza está “completamente destruido”, según expertos de la ONU. En diciembre de 2024, Israel bombardeó el último hospital funcional en el norte de Gaza, dejando a 75 mil personas sin acceso a ningún servicio de salud.

A pesar de que las Naciones Unidas e instituciones como Amnistía Internacional concluyen que está ocurriendo un genocidio ante nuestros ojos, una encuesta de YouGov/The Economist realizada a finales de septiembre de 2024 (a un año del comienzo del genocidio) encontró que el 22 por ciento de los encuestados opina que las acciones de Israel han sido más o menos correctas, y el 17 por ciento que no ha sido lo suficientemente dura. Únicamente el 32 por ciento de los encuestados considera que la ‘respuesta’ del gobierno israelí ha sido demasiado dura.

Los medios de comunicación, sobre todo los corporativos, tienen un papel importante en generar esta desinformación. En octubre de 2024 salió un estudio en The Nation, en donde se analizaron cómo dos de los medios de comunicación corporativos más vistos en Estados Unidos –CNN y HSNBC– cubrieron el genocidio en Gaza y la guerra en Ucrania.

En los primeros 100 días después de que Rusia invadiera a Ucrania, murieron 262 niñ@s en Ucrania. En los primeros 100 días después del 7 de octubre de 2023, 10 mil niñ@s fueron asesinados en Gaza (la cifra real es mucho mayor). Las muertes de niñ@s en Ucrania fueron mencionadas 33.4 por ciento más. Cada niñ@ asesinado en Ucrania fue mencionado 16.1 veces, mientras que cada niñ@ asesinado en Gaza fue mencionado 0.36 veces. Asimismo, hubo 77 periodistas asesinados en Gaza, y ocho periodistas en Ucrania. La muerte de cada periodista en Gaza recibió 2.5 menciones, mientras que la muerte de cada periodista en Ucrania recibió 24 menciones. El 11 de octubre, el número oficial de muertos en Gaza había superado el número de muertos en el ataque del 7 de octubre. El 7 de noviembre, el número de asesinados palestinos pasaba los 10 mil, 70 por ciento de las víctimas fueron mujeres y niñ@s. Durante esos 30 días, CNN y MSNBC utilizaron palabras emotivas para describir la matanza de israelíes 1 mil 53 veces y la de palestinxs sólo 43 veces.

Figura 1. Gráficos tomados del estudio publicado en The Nation, en donde se demuestra cómo se menciona muchísimo más las atrocidades que ocurren en Ucrania que en Palestina, y cómo se usan términos distintos para víctimas israelíes y palestinas.

De la misma manera, los medios de comunicación, sobre todo los corporativos, han jugado un papel importante en manufacturar dudas sobre el consenso científico del cambio climático. Cinco de las empresas fósiles más grandes del mundo –Exxon, BP, Chevron, Shell y ConocoPhillips– invirtieron 3.6 mil millones de dólares en anuncios publicitarios entre 1986 y 2015. Esto a pesar de que empresas como Exxon tenían información interna sobre la realidad de la crisis climática por décadas. El tipo de anuncio que financiaban, publicados en medios de comunicación corporativos, enfatizaban: 1) la incertidumbre sobre el consenso científico del cambio climático, 2) generaban miedo sobre las medidas necesarias para mitigar la crisis climática, y 3) le echaban la culpa al consumidor, 4) que eran parte de la solución (Figura 2). Para una lista más amplia de publirreportajes y anuncios publicitarios financiados por empresas fósiles, ver.

Figura 2. Ejemplos de los publirreportajes financiados por corporaciones fósiles.

Un estudio publicado en 2017 encontró que, entre 1977 y 2014, el 83 por ciento de los artículos revisados por pares y el 80 por ciento de los documentos internos de Exxon reconocían que el cambio climático era real y provocado por actividades humanas, pero el 81 por ciento de los publirreportajes (artículos publicitarios presentados en formato de editorial, que dan la apariencia de noticia y no de publicidad, normalmente financiados por empresas y publicados en medios de comunicación corporativos) publicados en el New York Times, expresaba dudas sobre el consenso científico. Las empresas fósiles siguen mintiendo: aunque hagan campañas publicitarias para limpiar su imagen, usando menos del 2 por ciento de sus inversiones en fuentes menos contaminantes. Además de desinformar, los medios también afectan por la frecuencia con que se habla de cierto tema.

Uno esperaría que el proceso que puede llevar al colapso de nuestras sociedades modernas debería tener amplia cobertura mediática. Pero en 2021, un estudio de los medios de comunicación de televisión británicos encontró que se usaba la palabra pastel 10 veces más que la palabra cambio climático. Hoy en día, los medios de comunicación de habla inglesa siguen desinformando sobre la crisis climática. A diferencia de hace décadas, ya dicen que la crisis climática es real y causada por humanos. Sin embargo, ahora priman los discursos de retraso o sobre cómo ya no hay nada que hacer.

Figura 3. Narrativas típicas que bloquean cambios reales a la crisis climática. Tomado de https://www.cambridge.org/core/journals/global-sustainability/article/discourses-of-climate-delay/7B11B722E3E3454BB6212378E32985A7

¿Por qué los llamados ‘medios de comunicación’ no informan correctamente, o inclusive desinforman?

El libro de Edward Hermen y Noam Chomsky, Manufacturando consentimiento, publicado en 1988, fue el primer análisis de cómo funcionan los medios de comunicación desde una perspectiva institucional. Lo que Hermen y Chomsky encuentran y discuten con su modelo de propaganda es que existen varios filtros por los cuales pasa la información antes de ser publicada en medios de comunicación corporativos. Los cinco filtros son (ver este video en donde se explican muy claramente):

  1. El tamaño, concentración y propiedad de la élite y los fines de lucro de los medios. Los medios de comunicación corporativos son grandes empresas con fines de lucro, por lo que responden a los intereses financieros de sus propietarios, como corporaciones e inversores mayoritarios.
  2. Dependencia de la publicidad como principal fuente de ingresos. La mayoría de los ingresos de los grandes medios de comunicación proceden de la publicidad (y no de las ventas o suscripciones), los anunciantes tienen un poder de facto para decidir qué se publica.
  3. Uso de la información dada por el gobierno, las grandes industrias y otros “expertos” oficiales financiados por los poderosos. Herman y Chomsky decían que “las grandes burocracias de los poderosos subvencionan a los medios de comunicación corporativos, influyendo en qué noticias salen, y en qué formato”. En México, hace 12 años, Televisa recibía del gobierno 10 mil millones de pesos anuales. Para una lista de los periodistas y empresas que recibían subsidios del gobierno bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, ver.
  4. La crítica dura [flak o castigo] como mecanismo disciplinario. Son respuestas negativas a una declaración o programa. Las críticas pueden ser costosas para los medios de comunicación, ya sea por la pérdida de ingresos publicitario, por los costos de la defensa legal. Los castigos pueden ser organizados por grupos privados poderosos, como los think tanks. Ejemplo de estos casos sonla demanda que le hizo Salinas Pliego al periodista Álvaro Delgado; la demanda del dueño de MVS, Joaquín Vargas, contra Carmen Aristegui por la publicación del libro La Casa Blanca de Peña Nieto (y parece ser que MVS recibió millón y medio de pesos de EPN).
  5. Un enemigo, como el comunismo o el populismo, que funciona como instrumento de disciplina y control.

El primero de estos filtros es la concentración de los dueños de los medios de comunicación en pocas manos. Aunque pensemos que existen muchísimos medios de comunicación, muchos de estos pertenecen al mismo dueño. Desde el 2012, seis súper empresas de comunicación controlan el 90 por ciento de los medios  que ven los estadunidenses (periódicos, revistas, editoriales, radio y cadenas de televisión). Estas mega empresas son Comcast, Disney, AT&T, Paramount Global, Sony, y Fox. En México ocurre algo semejante. Una investigación realizada por Balbina Flores y Salvador Frausto en 2018 encontró que la mitad de la audiencia en México está viendo medios que pertenecen a 11 familias. De los 42 medios más influyentes, entre los cuales están Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula, Radio Centro, MVS, El Universal, Milenio, Reforma. Algunas de estas familias son (ver):

  • Azcárraga Jean, de Grupo Televisa, que controla la mitad de las señales de televisión abierta y el 60 por ciento de las de paga en México.
  • Salinas Pliego con Grupo Salinas controla cuatro de los seis canales de televisión abierta.
  • Azcárraga Madero, de Grupo Fórmula, que opera más de 100 estaciones de radio en México y Estados Unidos, incluidos seis de los 10 noticieros más escuchados.
  • Aguirre Gómez, de Grupo Radio Centro, que tiene al menos 50 emisoras radiofónicas.
  • Vargas Gómez, con MVS, que controla cuatro cadenas de radio, cuatro de televisión y es dueño de Dish. MVS es conocida por haber despedido a la periodista Carmen Aristegui luego de denunciar los actos de corrupción detrás de la “casa blanca” del presidente Enrique Peña Nieto.
  • Ealy Ortiz, con el grupo El Universal, que tiene tanto la versión impresa como el sitio web, el portal informativo más leído en el país.
  • González, con Grupo Multimedios, que son dueños de Milenio.
  • Junco de la Vega, con Grupo Reforma, que controla el periódico Reforma, entre otros.
  • Slim Helú, con grupo América Móvil, que controla el portal UNO Noticias, el que envía noticias por mensaje de texto a todos los teléfonos de Telcel.
  • Vázquez Raña, con Grupo Imagen y Grupo Empresarial Ángeles, dueño del periódico Excélsior
  • Vázquez Ramos, con la Organización Editorial Mexicana [OEM], controla 70 ediciones locales del Sol de México, 24 radiodifusoras y 43 portales de internet.

En México los hombres encabezan a las compañías, y hay solo una mujer identificada como dueña de medios de comunicación: Carmen Aristegui.

El segundo filtro es la fuente de dinero de los medios de comunicación: la publicidad. Aunque pensamos que los medios nos venden noticias e información, en realidad nos venden productos y servicios y, en lugar de ciudadanxs informadxs nos convierten en consumidores.

¿Cuáles serían las soluciones para que los medios realmente comuniquen?

Necesitamos medios de comunicación que respondan a intereses de la gente y no a los intereses financieros de las empresas con fines de lucro y accionistas. Primero, se tienen que desmercantilizar los medios de comunicación. Los medios deberían regirse por el compromiso ético de garantizar que todos los miembros de la sociedad acceden a información verídica. Sería necesario romper e impedir los monopolios y oligopolios de los medios de comunicación para fomentar la diversidad. Los medios de comunicación deberían estar bajo el control de los trabajadores, a través de sindicatos y cooperativas. Un sistema público de comunicación (subvencionado públicamente) no tiene por qué volverse un portavoz del Estado, así como la academia no lo es. No obstante, cualquier sistema de medios de comunicación públicos debe erigir un cortafuegos que lo separe del gobierno y de otras influencias poderosas. Aunque el gobierno desempeñe un papel administrativo en el establecimiento y la protección de un sistema de comunicación, debe ser público, independiente y democrático para determinar qué tipos de contenidos y medios de comunicación se apoyan.

Ornela De Gasperin Quintero* y Elio Lagunes Díaz**

*Investigadora Titular A, red de Eco-etología, INECOL, AC; miembro de Rebelión Científica, capítulo México; miembro de Académicxs con Palestina, contra el genocidio; miembro del Laboratorio Nacional Conahcyt de la Biología del Cambio Climático.

**Técnico titular A, Red Ambiente y Sustentabilidad, INECOL, AC.

 

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Ornela De Gasperin Quintero y Elio Lagunes Díaz

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