La “bomba” migratoria amenaza a Washington; en realidad es un problema creado por ellos mismos durante años de explotación
San Salvador, El Salvador. Desde hace al menos dos siglos, Estados Unidos, “el buen vecino”, consideró a los países al sur del río Bravo, los latinoamericanos, como su patio trasero, donde invirtieron, explotaron y saquearon a las jóvenes repúblicas.
Esa explotación desmedida de los recursos y la desigual relación convirtió a la región en facilitadora de materias primas, mano de obra barata y fábrica de una “bomba de tiempo”. La inmigración, explotó por partes; hoy, amenaza como un terremoto que asusta a los hacedores de política en Washington.
Una reciente encuesta de la Fundación Doctor Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo) encontró que el 23 por ciento de la población salvadoreña tiene intención de migrar en los próximos tres años. Es una cifra importante, la cual se sumaría a los casi 2 millones de nacionales presentes de forma legal en la nación del norte.
La mayoría de los consultados citó el tema económico como la principal motivación para ello, y más hombres que mujeres manifestaron su deseo de salir del país.
La principal razón, según quienes indicaron tener intención de hacerlo, es encontrar trabajo, un aproximado de seis de cada 10 personas (58.2 por ciento), seguido de la reunificación familiar (30.9 por ciento), problemas con la democracia (5.3 por ciento), y apenas un 0.8 por ciento alegó que la violencia es la principal causa.
Aunque las autoridades hablan de la reducción de la inmigración hacia el principal destino, Estados Unidos, sólo en abril 4 mil 316 nacionales fueron detenidos en la frontera sur de la nación norteña, sin contar quienes lograron eludir los controles y se sumaron al ejército de sin papeles que son explotados y viven a la sombra en ese país.
Luego de siete meses del año fiscal 2024 en Estados Unidos –comenzó en octubre de 2023–, 36 mil 925 salvadoreños fueron detenidos en la frontera, según la última actualización hecha por las autoridades de la patrulla fronteriza en su sitio web.
El salvadoreño es sólo uno de los casos, en el cual la “bomba” migratoria amenaza con eliminar el valladar que gobiernos, tanto demócratas como republicanos, tratan de levantar para alejar un problema creado por ellos mismos durante años de explotación, tratados de libre comercio desiguales y otras prácticas abusivas, según expertos en el tema.
Resulta llamativo que en el éxodo ilegal hacia el país norteño en 2023 y 2024, el mayor incremento corresponde a grupos familiares, de los que se reportan 6 mil 535 detenciones.
Estados unidos y sus insuficientes medidas
Los intentos de combatir el problema se desplazan en los últimos meses más allá de la frontera sur. Ya no es el muro, cuya construcción impulsó el expresidente Donald Trump (2017-2021), en contra de los que llamó “violadores y asesinos”. En la actualidad, los esfuerzos van más lejos.
La canciller de México, Alicia Bárcena, aseguró que su país, junto a Estados Unidos y Guatemala, buscarán mejorar las condiciones de seguridad fronteriza.
Hay informes desde Panamá, cuyo recién electo presidente, José Raúl Mulino, anunció mano dura para frenar el paso de inmigrantes hacia el norte. Los países son convocados por Washington para el “combate” de los inmigrantes.
En este escenario, Estados Unidos destinará 578 millones de dólares en “ayuda humanitaria” para países de Latinoamérica, como parte de sus estrategias de combate a la migración irregular, anunciaron funcionarios estadunidenses.
El anuncio fue realizado en una conferencia de prensa en Guatemala presidida por Marcela Escobari, asistente especial del presidente Joe Biden y coordinadora de la Declaración de Los Ángeles; Eric Jacobstein, subsecretario de Estado adjunto para América Central en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, y Blas Nuñez-Neto, subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional.
Esos 578 millones se utilizarán en “asistencia humanitaria para desarrollo económico y sociedades de acogida y ampliando vías legales de migración e integración en la región”, según la versión oficial.
Asimismo, se propone la expansión de alianzas, a fin de disuadir la migración irregular. Esto incluye sanciones para redes que la fomentan; entre otras acciones propuestas.
Sin embargo, la situación, en cifras, muestra el empeoramiento de la crisis migratoria. Sólo en el primer trimestre de 2024, según datos de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, 17 mil 720 migrantes salvadoreños fueron interceptados por las autoridades mexicanas.
Los guarismos indican que en tan sólo tres meses, el gobierno de México interceptó el 46 por ciento del récord de 782 mil 176 migrantes irregulares que detectó en 2023, cuando este flujo subió un 77 por ciento anual.
A América Latina, se suman naciones africanas, árabes y asiáticas. Hoy, compiten por su número de inmigrantes ilegales, y que aparte de conflictos bélicos, tienen su principal detonante en el empeoramiento de la situación económica.
Países como Honduras (37.323), Ecuador (36.956), Guatemala (36.934), Colombia (21.534), Nicaragua (18.711), El Salvador (17.720), Haití (16.791) y Cuba (10.464) están entre los principales emisores de inmigrantes ilegales y legales hacia suelo estadunidense.
Principal causa, la económica
La principal causa de este éxodo es económica, pese a que algunos sectores en Estados Unidos tratan de mostrar un componente político, que sin dejar de estar presente, no es en esencia el principal detonante que lleva a miles de personas a emigrar, muchas veces empujadas por las propias políticas de la Casa Blanca.
Por muchos que sean los acuerdos entre, por ejemplo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de México, Andrés Manuel López Obrador, quienes se proponen “trabajar juntos para implementar de inmediato medidas concretas con el fin de reducir los cruces fronterizos irregulares”, se necesitan otras políticas que ataquen el problema migratorio en sus raíces.
Proyectos destinados a facilitar oportunidades de empleo en el extranjero para ciudadanos salvadoreños son apenas una gota de agua en el océano. Los beneficiarios no sobrepasan algunos centenares, mientras quienes eligen el largo y peligroso camino de la inmigración ilegal superan varios miles, según las estadísticas.
Sólo hay que observar los datos de las autoridades migratorias estadunidenses. Más de 500 mil inmigrantes fueron deportados y otros 137 mil recibieron órdenes de deportación en la primera mitad de 2024.
Pese a que es una realidad palpable, las acciones para enfrentar la crisis migratoria no van a sus raíces.
Un reciente informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) detalló que más del 70 por ciento de las mujeres retornadas a El Salvador migró por factores económicos.
La institución realizó una serie de entrevistas, las cuales revelaron que el tema económico es la mayor motivación este año para que las salvadoreñas migren a Estados Unidos, México u otro país.
En esa dirección, en muchas naciones de Latinoamérica, se observa un decrecimiento de la inversión extranjera directa (IED), lo cual indica que no hay una política de atacar la causa principal del incremento de los migrantes.
Incluso las políticas de Washington, las cuales buscan estrangular pueblos y crear crisis humanitarias, de hambre y carencias, se destacan como detonantes del éxodo migratorio.
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