La iniciativa de reforma electoral que está en la discusión pública debe frenar la injerencia estadunidense –operada por agencias como la CIA– en la consolidación de la democracia mexicana. Dichas agencias realizan desde operaciones clandestinas –para desestabilizar gobiernos o posicionar partidos– hasta con el uso de ONG supuestamente dedicadas a la defensa de la democracia, las libertades, los derechos humanos y la filantropía. La experiencia internacional revela que el riesgo es real y no se debe minimizar
Segunda parte. En los países latinoamericanos, pero aún más en México, se desconoce el poder que han desplegado agencias de inteligencia y seguridad estadunidenses –como la Agencia Central de Inteligencia, CIA– de carácter injerencista. Ello, porque hay pocos trabajos al respecto, y porque no es un tema en el debate intelectual ni público, salvo en momentos concretos, y por una especie de prurito político sobre la inconveniencia de ello. En el caso de nuestro país, también por la estrecha colaboración de los gobiernos mexicanos con la CIA, o porque la propia agencia estadunidense capturó el primer círculo de poder presidencial mexicano durante tres o cuatro sexenios, y porque dicha información trascendió desde el propio gobierno de EUA y no desde fuentes mexicanas, si acaso, parcialmente desde periodistas y analistas nacionales, toda la información sobre aquella estrecha relación gobiernos mexicanos-CIA.
Una de las más recientes informaciones proveniente de archivos desclasificados del gobierno estadunidense apunta a que el expresidente mexicano José López Portillo fue informante de la CIA, por lo menos hasta antes de ser jefe de Estado (1976-1982). En materiales existentes en los Archivos Nacionales y Administración de Documentos de EUA se da cuenta del testimonio de Bill Sturbitts –teniente coronel de la fuerza aérea estadunidense–, quien señaló: “México tendrá un nuevo presidente, un hombre que ha tenido el control del enlace durante varios años”. La declaración data del 29 de noviembre de 1976, un día antes de la sucesión presidencial. El militar añadió que era previsible que el entonces nuevo primer mandatario “no viera con buenos ojos el hecho de que se hiciera pública dicha relación”. Además, detalló que dicha relación con la CIA incluyó “escuchas telefónicas” (Resumen Latinoamericano, 16 de abril, 2023).
La alusión al “enlace” refiere precisamente el canal de facto del intercambio de información y comunicación abierta entre la Oficina de la Presidencia de la República y la estación de la CIA en México, que funcionaba desde tres sexenios antes del gobierno de López Portillo.
Por todo ello, hay también la idea de que dicha agencia –y otras– harán lo que deseen, dada la gran asimetría de poder entre ambos países. Desde ese punto de vista, saberlo no evitaría el injerencismo; es decir que existe una grave subestimación de los riesgos. Por ello, es un error la idea de la inevitabilidad de los actos de la CIA en nuestro país, lo mismo que creer que no hay necesidad de conocer hasta dónde tienen influencia y negar el imperativo de esta información, mayormente en un momento histórico como el que vivimos hoy, de transformación nacional.
En este escenario no se debe perder de vista que es la CIA la más interesada en ocultar las colaboraciones obtenidas y las acciones concretadas en nuestro país, para que la “opinión pública” mexicana no las rechace y exija su contención, dentro de una actitud de preservación y de exigencia al respeto a la soberanía.
En la primera parte de este ensayo nos ocupamos de conceptualizar, documentar y ofrecer datos sobre las intervenciones encubiertas y abiertas de la CIA en distintas áreas geográficas y países en los procesos electorales, así como acciones colaterales para burlar y vulnerar la voluntad del soberano, alterar la representación política popular y tomar así un sitio de fuerza en la disputa por el poder público en determinados países. Una brutal maniobra intervencionista que llega hasta el punto de actos violentos de diferente magnitud, y modifica en muchos casos, el curso de la historia política en nuestros espacios nacionales.
La CIA es una fuerza de decenas de miles de agentes bien entrenados y especializados, con armas y muchos recursos de distinto tipo, que es siempre la avanzada o una fuerza de acción en paralelo para apuntalar los intereses nacionales de EUA. Es el gran y poderoso brazo del Poder Ejecutivo de su país por conducto del Departamento de Estado. Tales intereses nacionales son contrarios a los nuestros, y debemos entender el fenómeno, los procesos, las técnicas, los recursos usados, las cantidades de dinero, etcétera, para defendernos mejor y poner a flote nuestros propios intereses nacionales. Más allá de los temas éticos y hasta jurídicos, son parte de las grandes luchas por el poder, por la soberanía, por la autodeterminación de los pueblos, por el progreso social y la democracia popular.

Acciones encubiertas altamente dañinas
Mucho del poder de la CIA y otras agencias de inteligencia y seguridad de EUA, y de otros países, se consigue desde la clandestinidad: su accionar más importante, más dañino y más trascendente se realiza en forma encubierta. Pero su poder es tan grande y sus mil tentáculos son tan poderosos, que en los últimos documentos desclasificados –más de 2 mil 200 archivos– por la propia CIA dan pie para pensar que tuvo un papel destacado o determinante en el asesinato del presidente J. F. Kennedy, muchos lo sospechamos, pero hoy existen más elementos concretos y por escrito (ap.org/news-high.com).
Uno de los espacios privilegiados para sus objetivos intervencionistas son las ONG, que en muchos casos conocidos y desconocidos –nombres, razón de ser, ubicación geográfica, recursos en disposición– son “fachadas” para dar cobertura a tales acciones intervencionistas de los más distintos tipos, aunque el dinero con el que compre o influencie en forma destacada la propia ONG, va por delante. Es el mismo caso de fundaciones “filantrópicas”, asociaciones civiles “sin fines de lucro”, organizaciones religiosas o filosóficas, literarias, técnicas y hasta científicas, y otras más. Por ejemplo, la CIA ha usado a fundaciones filantrópicas como un conducto más efectivo para canalizar grandes sumas de dinero a otros destinatarios organizados que deben aparecer ante la opinión pública como totalmente ajenas a la CIA misma.
Tampoco en este caso son suposiciones, el Congreso de los EUA ordenó una investigación en 1976 que sirvió para comprobar que el 50 por ciento de las 700 subvenciones otorgadas a tal agencia para su acción internacional para importantes fundaciones fueron financiadas por la CIA, por ejemplo, la Fundación Ford, es decir, organizaciones respetables que quizá no se enteraron del todo de estos fondos ilegales (porque no estaban etiquetados por el Congreso para ello) en sus distintas actividades. Las reuniones de los altos directivos de la Ford con el director de la CIA Allen Dulles eran conocidas en la década de1950 (Petras, James; Rebelión, diciembre de 2001).
A la Fundación Ford (quien hacia fines de esa década poseía activos por 3 mil millones de dólares) le atribuían ser “la vanguardia” del pensamiento y acción cultural en la guerra fría, se operó también una editorial, revistas en Europa en distintos idiomas, todos eran medios e instrumentos de propaganda y promoción de causas políticas e ideológicas. En la dirección de tales medios se colocaba a todos los más importantes “cuadros intelectuales” de la Guerra Fría (ídem).
Muchos de ellos tuvieron su auge durante este periodo especial como instrumentos de la variante de guerra cultural que asumió la Guerra Fría. Pero están también una serie de proyectos en universidades, dentro y fuera de EUA, de las más prestigiadas. Pero Latinoamérica, bajo esa condición de exclusividad geopolítica y de acción ilimitada de los gobiernos de EUA, fue reserva y laboratorio de los más extravagantes proyectos desde el norte hegemónico del continente.
En la actualidad todas estas instituciones, formas de organización y acción de la sociedad civil, pueden cooptarse para inscribirlas en redes cibernéticas privadas para actuar concertadamente bajo una línea política y una estratagema contra los enemigos identificados en la forma y ámbitos convenidos. Interferir en elecciones nacionales desde una posición informática externa de monitoreo, infiltración e intervención no es algo nuevo, lo reciente y peculiar es que se produce a través de organizaciones fantasma con objetos de acción irreconocibles e inidentificables.
El hackeo de cuentas, la apropiación de password, el uso de algoritmos, los documentos apócrifos, etc. son las formas recientes de interferencia, pero también de comunicación para la preparación de todo tipo de ataques, lo más inimaginables. Snowden ha puesto en claro que la CIA y en general la National Security Agency (NSA) infiltran y manipulan los espacios informáticos masivamente y de quien sea que resulte útil, incluyendo una acción pronunciada en redes sociales mediante granjas de bots en el número necesario, muchos miles, de requerirse. Contra todo esto tenemos que estar preparados para defender la voluntad soberana y los recursos de defensa deben quedar en un capítulo especial de las leyes electorales.
El hackeador, hackeado, el interferente, interferido, el manipulador, manipulado podría llamarse el evento que confrontó a los servicios de inteligencia de EUA y la Federación de Rusia debido a la acusación de los primeros sobre los segundos en la primera contienda electoral que ganó el hoy presidente Donald Trump. Ello se ventiló mediante un informe de la CIA titulado “Evaluación de las actividades y las intenciones de Rusia en las recientes elecciones estadounidenses”, un documento analítico y de fincamiento de ciber responsabilidades acerca del ciber incidente con el gobierno ruso, emitido por la CIA y la Oficina del director de Inteligencia de la NSA. Un documento de 25 cuartillas (ICA, 2017), hecho al más alto nivel del Estado de la Unión Americana. Rusia lo ha negado siempre, con ello, rehuyó el choque telúrico a pesar de que afirmaron los directivos de inteligencia que se “habían interceptado comunicaciones de “Putin celebrando el triunfo de Trump”, y le llamaron “el equivalente político al 11S”, o bien, “la primera ciberguerra”. Trump dijo entonces y después también que le creía al presidente Putin en cuanto a que habían realizado tal ciber ataque (Williams, Martin, Channel 4 News, noviembre, 2017).
¿Habrá sido una forma de descalificar el primer triunfo de Trump, lo que planteó un nivel importante de desencuentros de la agencia con el presidente su mando superior? Muy probablemente. Luego vino la acusación de Trump contra China de haber provocado intencionadamente “la pandemia global”, y el desmentido de la propia CIA. No cuadraban las piezas. Hoy parece estar mejor la relación.
Lo que esto prueba, de ser cierta la historia sobre el ciber ataque ruso, más allá de cualquier otra cuestión, es que el más perfeccionado sistema informático y cibernético puede ser vulnerado por agentes de inteligencia o contrainteligencia de altísimo nivel. Por ello, Jakob Bund del Instituto de Estudios de Seguridad de la UE establece cuatro fórmulas de interferencia por conducto de cibermedios: i) el cambio del voto; ii) manipulación de la información que pude cambiar ese voto, lo cual es posible usando las recientes técnicas neurocientíficas, iii) interfiriendo el acto mismo de votar; y iv) socavando la confianza en la integridad del voto mismo, es decir, minando la confianza en el proceso electoral y en las “reglas del juego” democrático.(Ortega, Andrés, ELCANO, enero, 2017). Y, agregamos, que dos tercios de las interferencias se hacen en secreto, en forma encubierta.
La ausencia de un marco jurídico en México concretamente, para la ciberactividad representa un ”vacío y ambiente propicio” para los actores y piratas cibernéticos de alta especialización comandados por gobiernos intervencionistas con intereses poderosos en ciertos países, y el nuestro es uno de ellos, porque es área de disputa estratégica, cruce de océanos, zona territorial y marítima intermedia entre dos subcontinentes, en fin, área geopolítica privilegiada, dentro de un proceso de transformación nacional que reta el largo dominio de más de un siglo de la derecha nacional, las élites estadounidenses, y la derecha continental. Se dirime muchísimo.
Existen otros medios ocultos a través de los cuales la CIA actúa en operaciones encubiertas, además de usar las ONG, asociaciones civiles y profesionales, de las que tiene cientos de ellas como “fachada” en las más diversas actividades, y otras como las fundaciones filantrópicas, son todos medios efectivos para canalizar grandes sumas de dinero en distintos “proyectos culturales” sin que sea detectado el origen de los recursos financieros: una investigación del Congreso de EUA en el año 1976 reveló que el 50 por ciento de las 700 subvenciones otorgadas para actividades internacionales fueron dedicadas al financiamiento de importantes fundaciones por parte de la CIA. Y dentro de ello, la agencia de inteligencia ha considerado en un plano estelar a la Fundación Ford, la cual es parte de algunas instituciones respetables y prestigiosas cuya colaboración con fondos desde la CIA permite una variedad de acciones ilimitada con programas invisibles para grupos juveniles, sindicatos, universidades, editoriales, grupos de derechos humanos, periódicos o agencias de noticias, y otros más (Saunders, 1999, pp.134-135).
Para mejor entender el contexto y las aseveraciones planteadas por este y otros autores subsiguientes, debemos saber que dicha agencia de inteligencia libra una serie de diferentes batallas o combates contra todo aquello que pueda lesionar o estorbar los intereses nacionales del Estado y sus gobiernos, son las “guerras de la CIA”, y todas las acciones antes comentadas que forman parte de la “guerra cultural”, en el contexto de sus disputas por el poder en el extranjero, pacífica o violentamente, según se requiera.
Ejemplo: la Fundación Ford -de acuerdo con nuestras fuentes- tenía una historia de lazos y actividades conjuntas con la CIA en Europa en el despliegue del Plan Marshall (de reconstrucción europea en la posguerra) y en otros proyectos específicos, por ello algunos autores la consideraron “vanguardia en el pensamiento” de la Guerra Fría, con una editorial “Intercultural Publications” y la revista “Perspectives” en cuatro idiomas, para combatir y derrotar la potente cultura izquierdista europea que esgrimían grupos numerosos de intelectuales, líderes y universitarios o periodistas, pero también, de ser posible, cooptarlos. Lo mismo con la revista Det Monat financiada con recursos del Fondo Confidencial del ejército de los EUA, dirigida por Melvin Lasky, adquirida por la Fundación Ford para darle un perfil independiente. La interacción con la CIA de tal institución era intensa, así como la canalización de fondos por su conducto para objetivos comunes.
Hubo en esas décadas (1950, 1960 y 1970) una proliferación de revistas, periódicos, editoriales independientes, financiadas mediante dicha alianza vía “donaciones”, algunas muy cuantiosas, como los 7 millones de USD a principios de los años 60 para la realización del “Congreso por la Libertad”, faltaba más, incluso. Todos, irradiaban antimarxismo e ideología pro-EUA de manera disimulada, al grado que “numerosos agentes de la CIA consiguieron empleo” en dicha fundación (ídem, p. 140).
Entendamos entonces, que las múltiples herramientas y medios con las que los gobiernos de EUA combatían en el exterior mediante la CIA el pensamiento de izquierda de base marxista, radical o moderado, eran y son muchas, así como de otras ideologías, para desembocar finalmente con todo ello, en la disputa por el poder en procesos electorales en donde se apoyaba de manera directa ya, con nombres, símbolos y partidos, a la derecha europea en elecciones que “deslumbraban de limpias”, para ostentarlas como ejemplos de las “democracias avanzadas de occidente”.
De todas estas publicaciones proliferantes surgieron, igual que hoy, las seudo conceptualizaciones, del ”imperialismo soviético”, “las tiranías de izquierda”, “las violaciones masivas a los derechos humanos” y “los apologistas de izquierda de las dictaduras comunistas” con lo que se atacaba a los partidos de izquierda en los procesos electorales, erigiendo toda clase de “espantapájaros” para asustar a un electorado crédulo que no sabía e ignora hoy la macro maquinaria y las cantidades de dólares que impulsan todo eso. Ni un poco originales son en la actualidad, pero la falta de conocimiento puede confundir y aún dar credibilidad a estas gigantescas patrañas recicladas en nuevos contextos que debilitan su efectividad.
En los países de menor desarrollo, no había procesos electorales defendibles como propios de la democracia representativa, entonces la estrategia contemplaba el impulso a las “democracias restringidas”, y si todo aquello fallaba en “los escenarios del Tercer Mundo”, desde 1979 con James Carter, se creó un grupo especial militar llamado “Fuerzas de Despliegue Rápido” (FDR), que no pudieron ser usadas en la toma de rehenes en la embajada de EUA en Irán, incrementas en el número con Ronald Reagan, quien sí las usó en la invasión de Granada en 1983 con la 82a División Aerotransportada, enviadas desde Fort Bragg en Carolina del Norte. Volvió a ser usada en 1989 en la invasión a Panamá. Crecieron las voces que reclamaban la necesidad de un “consentimiento legal activo del pueblo norteamericano y del Congreso”. Poco caso hicieron (Ezcurra, Ana María, 1988, p.91).
Luego vino el financiamiento subrepticio a la Contra nicaragüense para debilitar al sandinismo, acompañado de una campaña mediática que enfatizaba las medidas de emergencia tomadas por el gobierno ante la ofensiva militar de la Contra, apoyada por el gobierno de Honduras, como el servicio militar obligatorio, y llegó el proceso electoral con una candidata de derecha multi apoyada por EUA y la derecha centroamericana hasta lograr derrotar al sandinismo en un proceso electoral amañado pero aparentemente impecable. La división de la CIA, Acción Civil y Guerra Psicológica toma predominancia en los cambios de estrategia.
El llamado “escándalo Irán-Contras” obligó a la CIA bajo compulsión del Congreso a redefinir los prerrequisitos y controles del poder legislativo para el caso de operaciones encubiertas en el extranjero, se promulgó la Intelligence Authorization Act de 1991 que consignaba las nuevas disposiciones, la Executive Order 13470.
Apreciemos entonces: diversidad táctica y cambio de estrategia en unos y otros grupos de países, la capacidad de adaptación e iniciativa distinta, mediante el cambio de protagonismo de unos directorios dentro de la CIA por otros. En suma, reorganización para una mayor eficacia en las tareas asignadas.
Hoy la ciencia de datos, el espacio informático, la revolución digital y las redes sociales, ofrecen nuevas y poderosas herramientas de intervención desde plataformas tecnológicas avanzadas. Los años 80 fueron testigos de los ajustes implantados en la organización y operación, refrendada y ampliada en 2004, por lo que hoy la CIA cuenta con un Directorio de Innovación Digital y su Oficina Ejecutiva; el Directorio de Operaciones (antes llamado Servicio Nacional Clandestino) con una dirección adjunta de operaciones militares; un Directorio de Análisis de Inteligencia y el Directorio de Ciencia y Tecnología, que investiga, crea, desarrolla y diseña equipos e instrumenta la alta tecnología para apoyar sus intervenciones sociales, políticas, culturales y militares intrusivas a través del Centro de Operaciones Tecnológicas, pero los objetivos son los mismos: manipular la “opinión pública” en la búsqueda de consensos sociales favorables a los intereses de EUA.
La Oficina de Asuntos Públicos (The Office Public Affairs) desarrolla la ejecución de los planes diseñados por las diferentes direcciones de la CIA en estos ámbitos, tomando en cuenta los informes sobre el debate político en cada país, la situación y acción de los medios de comunicación, los cuerpos de seguridad, armados, la radio, agencias de noticias, la televisión y la cinematografía, así como, las dificultades ponderadas en tales planes. Esta dirección colabora estrechamente con la industria del entretenimiento, estructurada con grandes corporaciones privadas muy poderosas, todos los cuales influye o manipula, según cada caso, incluyendo las asociaciones de periodistas y agencias de noticias. De esa estructura han surgido grandes campañas que dejaron huella.
La operación Sansonite durante la década de 1950 se orientó al gran público en contra de las organizaciones izquierdistas y países hostiles a EUA mediante campañas de propaganda engañosa y datos falsos (en la CIA para esa tarea había, según especialistas, unos 3 mil agentes), contando con personalidades del periodismo del The New York Times, The Washington Post, Newsweek o CBS, pagados, lo cual fue revelado con detalle por la revista Rolling Stone en 1977 con la fuente original (Wise, David ;y Ross, Thomas, 1964, The Invisible Govermment).
Hoy la internet es un medio idóneo para difundir propaganda: EUA mediante un programa llamado “Operación Earnest Voice” utilizando astroturfing la ha usado con el objetivo de acercar las posturas del público usuario de redes en el extranjero, con las del gobierno estadounidense sobre temas europeos (Fielding, Cobain Nick Ian, The Guardian, marzo, 2011).
Dicha acción OEV (significa voz seria) fue una intrincada operación psicológica con un software del Comando Central de la inteligencia del ejército de EUA que utilizó títeres para difundir propaganda pro estadounidense en servicios de redes sociales específicos y cuya sede estaba fuera del territorio de EUA, consistente en crear identidades falsas en línea para difundir la propaganda construida.
En 2014 el alemán Udo Ulfkotte periodista del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, en su libro titulado en español “Periodistas Comprados” denuncia la compra por la CIA de grupos de periodistas, diarios, cadenas de radio y de televisión alemanas para promover los objetivos de EUA y la OTAN, y admitió haber recibido dinero para orientar el contenido de sus artículos con un punto de vista predeterminado, por ejemplo, el caso de la “guerra civil” en Libia (en realidad una agresión de la OTAN orquestada, armando grupos internos y con dinero hacia los medios), difundiendo noticias falsas sobre supuestos bombardeos a la población civil o envenenamiento del agua contra ella, en dicho país. (Stoud David, TNYT,18 de enero, 2014).
Lo que tenemos que entender con precisión es que todo este arsenal de medidas, herramientas e instrumentos los usa la agencia para disputar la influencia o abiertamente el poder en otros países para favorecer sus intereses nacionales por la vía pacífica con grandes campañas de propaganda y demás, o cuando no hay otros caminos, mediante sabotajes, atentados, fórmulas de desestabilización política, militarizando a los opositores y financiamiento su acción armada, etcétera, en periodos electorales o no, según sea el caso.
Aprovechando estas herramientas informáticas de la actualidad, la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) del NSA, y como parte de la reorganización de la CIA en 2004, una de las innovaciones fue atacar a fondo las redes sociales con un “servicio de interés general” y “de cara al público”, como el Open Source Intelligence, dependiente del Foreign Boadcast Information Service (FBIS), el cual formó parte del National Open Source Enterprise (Servicio Nacional de Fuentes Abiertas) dependiente de la DNI del NSA. (Mercado, Stephen, CIA Center for the Study of Intelligence, abril 17, 2007).
Constituyó un viraje importante en lo que se empeñaron esfuerzos y recursos cada vez mayores, para inundar las redes con su propia información y propaganda, sino también, para buscar allí información útil para sus proyectos y planes de acción, por ejemplo, la CIA abrió una cuenta oficial de Twitter, lo cual hizo comentar al DNI Doung Naquin, que “estamos viendo You Tube que proporciona inteligencia única y de la buena”. De allí pasaron a la generación de publicaciones como The World Factbook o CIA World Factbook con información de los distintos países del mundo (Press Realese, 13 de junio, 2007). Otro poderoso instrumento de difusión de propaganda informáticamente dirigida.
En toda la trama de acciones y reacciones que desarrolla la CIA señalamos arriba, su vuelco a los espacios de la sociedad civil en sus distintas variantes, las ONG funcionan a la perfección para cooptar grupos sociales, profesionales, políticos de oposición, organizaciones feministas y otras, e incluso, a “defensores de Derechos Humanos”, lo anterior no significa que no haya organizaciones del tipo antes mencionado que no sean auténticas, muchas lo son, muchas otras no, son solo “fachada” de la CIA para desenvolver planes y programas de acción diversa.
La inteligencia militar desarrollaba a estas fechas (2011) un software que permitía manipular en secreto o de manera encubierta los sitios de comunicación social mediante el uso de falsos perfiles, para influir en conversaciones desarrolladas en Internet y difundir propaganda, con una empresa de California a la que adjudicaron el contrato desde el Comando Central, como si fuera una persona que gestiona servicios en línea, lo que permitirá a un operador de inteligencia militar controlar y accionar hasta 10 identidades diferentes en cualquier parte del mundo, tratando con ello de neutralizar la regulación prohibitiva en China para controlar las redes, evitando crear falsos consensos en las redes, imaginemos 10 o 20 militares de inteligencia operando 100 o 200 perfiles falsos, parecería un consenso espontáneo.
Adicionando que la operación de este software por su tecnología avanzada soporta las actividades clasificadas en blogs y sitios de lengua extranjera, para enfrentar insurgencias diversas y propaganda enemiga. (PMK, 23 de marzo, 2011)
El periodista canadiense Jean-Guy Allard en un trabajo periodístico sobre la organización Human Rights Foundation (HRF) que está encabezada por un agente de la CIA, e indica que: “Washington hace todo lo que puede para cambiar los líderes y los gobiernos de los países que considera progresistas en América Latina. Tiene toda una cantidad de mecanismos para alcanzar sus resultados” (RT, 9 de mayo, 2012).
La USAID es (o fue) uno de sus más amplios y mejores “Caballos de Troya” para financiar opositores, se ha documentado en México. Las autoridades de Bolivia y Venezuela han hecho acusaciones directas en este sentido y en ciertos momentos, sobre el hecho de que con fondos provenientes de la organización defensora de derechos humanos HRF, se organizaron a fuerzas opositoras y han financiado actividades de ellas, incluyendo el intento de magnicidio contra Evo Morales, porque uno de los objetivos de tales ONG es desestabilizar los gobiernos y/o Estados provocando o ampliando las conflictividades preexistentes (idem).
La CIA desde hace muchos años viene armando archivos sobre los principales líderes políticos en México y haciendo análisis sobre el sistema político mexicano, o encargándolos a diferentes organizaciones de estudio en EUA, lo cual parece normal, si no fuera porque se usa o puede usarse para mejor interferir en la disputa por el poder en México, o para influenciar a los actores centrales del mismo.
Lo que es un hecho es que en los tiempos de la 4T-4R dicha interferencia se ha dificultado debido a las orientaciones ideológicas y programáticas de la fuerza política actualmente en el poder, por lo que hemos considerado como hipótesis factible de estos ensayos, que la reforma electoral democrática que se prepara, puede ser en sus resultados aperturistas y de transparencia hacia la sociedad y al escrutinio regional o internacional, una oportunidad para tal tipo de actividades y manipulaciones desarrollando una actividad encubierta de tipo intervencionista, ante la poca empatía con el propio gobierno de la transformación nacional en su tarea de construcción del segundo piso de la misma que profundiza la realización del programa mismo. No descartarlo ni subestimarlo.
Mientras los gobiernos del PRIAN mantuvieron bajo control a las fuerzas de la alternancia ideológica y programática, con fraudes, represión masiva o selectiva, contubernios privados corporativos, incluso, con tolerancia y alianzas subrepticias con el crimen organizado conocidas por las agencias de inteligencia y seguridad de EUA, no hubo sobresaltos de relevancia, pero en la perspectiva de la profundización transformadora, a pesar de que no se han tocado los intereses económicos y financieros de EUA, y que en inteligencia, seguridad y justicia contra criminales, ésta última del lado mexicano se esfuerza por satisfacer en lo fundamental los intereses nacionales de EUA, no es previsible una actitud contemplativa en el próximo cambio de gobierno, dada “la doctrina Trump” para América Latina, y el hecho de la simpatía continental que ha suscitado el proceso mexicano en los grandes contingentes progresistas del subcontinente y de Iberoamérica. Es plausible tomar esto en cuenta y blindarnos hasta donde sea posible, este adversario es también muy poderoso. Un tema para reflexionar en serio en estos días.
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