En la pasada ofensiva israelí contra Palestina, los periodistas también fueron blanco. Al menos tres, murieron en ataques del Ejército de Israel durante noviembre. En la última década, el número asciende a 18. Para organizaciones de periodistas palestinos no se trata de errores, sino de una política sistemática para inhibir las informaciones contrarias a los intereses judíos en la región
Jillian Kestler-D’Amours/IPS
Ramala, Palestina. Palestina. Mientras se observa un cese del fuego entre Israel y Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), organizaciones de derechos humanos llaman a investigar abusos cometidos durante la ofensiva israelí en Gaza, incluyendo asesinatos de periodistas.
“Queremos una investigación internacional sobre lo que ocurrió”, dice a Inter Press Service (IPS) el presidente del Sindicato de Periodistas Palestinos, Abdal Nasser Najjar.
“Queremos poner fin a esta política [israelí] de matar y herir a periodistas. No hay diferencia entre periodistas, sean israelíes, palestinos o de otras partes del mundo. Sólo queremos hacer nuestro trabajo”, añade.
En la última Operación Pilar de Defensa, 162 gazatíes murieron y otros, más de 1 mil 100, resultaron heridos. Tres periodistas palestinos fallecieron y más de 10 resultaron heridos por ataques aéreos selectivos.
Según el Centro Palestino para el Desarrollo y las Libertades de los Medios, el Ejército israelí mató en la última década a 18 periodistas, entre ellos, dos extranjeros.
“Han clasificado a los periodistas como enemigos. No quieren que el mundo sepa lo que están haciendo en Gaza ni cuáles son los crímenes de los soldados israelíes. Creo que no quieren que la información salga de Gaza”, señala Najjar, editor en jefe del periódico Al Ayam.
El martes 20 de noviembre, dos camarógrafos palestinos del canal de televisión Al Aqsa murieron instantáneamente cuando un misil israelí impactó su automóvil, que supuestamente llevaba el signo TV en letras fluorescentes.
Los dos reporteros, Hussam Mohammad Salama, de 30 años, y Mahmoud Ali Al Koumi, de 29, se dirigían al hospital Shifa, en la ciudad de Gaza, para documentar la asistencia a los palestinos heridos.
Ese mismo día, un tercer periodista, Mohammad Abu Aisha, director de la Radio Educativa Al Quds, murió cuando un misil impactó igualmente su automóvil.
La organización Reporteros Sin Fronteras señaló en una declaración divulgada el miércoles 21, que los ataques fueron “deliberados”, y subrayó que “los periodistas tienen derecho a la misma protección que los civiles y no deben ser considerados objetivos militares”.
Casi una docena de periodistas resultaron heridos en una serie de ataques aéreos israelíes sobre la ciudad de Gaza que impactaron en edificios donde había oficinas de medios locales y extranjeros, como Al Arabiya, Russia Tv y las agencias de noticias AFP y la palestina Ma’an, entre otros.
“Exigimos que la Organización de las Naciones Unidas forme un comité para realizar una completa investigación de esos ataques, y adopte medidas contra el gobierno israelí. Además, la comunidad internacional debe responder de inmediato a este acto terrible”, señaló el presidente de la Federación Internacional de Periodistas, Jim Boumelha, en una declaración.
El miércoles 21 de noviembre, la oficina del portavoz militar de Israel publicó el siguiente mensaje en su cuenta de la red social Twitter: “advertencia a periodistas en Gaza: aléjense de operativos y de instalaciones de Hamás. Este grupo terrorista los usará como escudos humanos”.
El gobierno israelí también insinuó que los trabajadores del canal palestino Al Aqsa TV, uno de los medios atacados en Gaza, no eran periodistas de verdad, ya que la emisora está afiliada a Hamás.
“La estación de Al Aqsa es un centro de comando y control de Hamás. Al igual que en otros regímenes totalitarios, los medios son usados con fines de seguridad. Desde nuestro punto de vista, ese no es un periodismo legítimo”, dijo el portavoz del gobierno israelí, Mark Regev, en una acalorada entrevista televisada por la cadena Al Jazeera.
“No tenemos como objetivo a los periodistas, sino a Hamás”, subrayó Regev.
Según el director del Centro Al Mezan para los Derechos Humanos gazatí, Issam Younes, el cuestionamiento israelí a la legitimidad de los periodistas palestinos es sólo un pretexto para justificar sus ataques indiscriminados sobre Gaza.
“Imagine si Hamás dijera que los comentaristas de [las estaciones de noticias israelíes] Canal 2 y Canal 10 son gente del Shabak [agencia de inteligencia y seguridad interior de Israel], ¿entonces son legítimos objetivos de Hamás? Es sólo un pretexto”, dice Younes a IPS.
La salida y la entrada de personas a la Franja de Gaza están casi enteramente controladas por Israel. Egipto administra el sureño puesto fronterizo de Rafah. Al comienzo de esta última ofensiva, Israel permitió la entrada de decenas de periodistas internacionales.
Esto fue un cambio respecto de pasadas políticas del Estado judío. Durante su anterior ofensiva en Gaza, en 2008 y 2009, Israel prohibió el ingreso de reporteros extranjeros y declaró a una amplia área fronteriza “zona militar cerrada”.
También utilizó extrema violencia contra periodistas gazatíes que cubrieron aquella ofensiva de 3 semanas.
La estación de Al Aqsa en la Franja fue destruida por completo en aquella operación llamada Plomo Fundido, con pérdidas de aproximadamente 6 millones de dólares. Las oficinas del semanario Al Risala también fueron dañadas.
“Ya no hay límites. Todo puede ser un objetivo siempre que haya cobertura política y mientras [los israelíes] sigan creyendo que son inmunes, que están por encima de la ley y que pueden hacer lo que quieran sin ser investigados”, dice Younes.
Fuente: Contralínea 314 / diciembre 2012