Para Felipe García Murillo
La periodista sonorense críticamente combativa Dolia Estévez es autora del valioso libro El embajador. Es una reportera de pies a cabeza, entregada a su oficio con su formación, voluntad y talento que insistentemente busca información. Realiza a carta cabal su faceta de corresponsal, de reportera de noticieros y analista de política exterior. De ascendencia jalisciense, Dolia Estévez lleva casi 3 décadas en el trabajo de prensa. Su foto aparece en la solapa de dicho libro con sus datos más relevantes. Y la dedicatoria: “A la memoria de los periodistas que perdieron la vida por hacer su trabajo, en un clima de desprotección y desdén hacia nuestra profesión del gobierno de Felipe Calderón”, me parece buen epitafio para la muerte política del borrachín panista (esto es como un insulto para el panismo calderonista).
De los nueve embajadores-representantes del presidencialismo estadunidense que hubo de 1977 a 2011, la reportera entrevistó a ocho; pero, a mi juicio de lector, ni falta que hizo. Bastó con Lucey, Nava, Gavin, Negroponte, Jones, Davidow, Garza y Pascual. Los hace contestar a una colección de preguntas incisivas, ya no tan diplomáticamente, pero sí como embajadores que fueron. Tiene un índice onomástico utilísimo y una selecta bibliografía. “La lectura de cientos de cables diplomáticos estadunidenses desclasificados bajo la Ley para la Libertad de Información (FOIA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, despertaron mi interés por entrevistar a los exembajadores y conocer de voz propia sus experiencias”. Ella retrata con sus cuestionamientos a esos enviados de Washington que, ya en la Embajada, tienen poder policiaco (la DEA, agencia antidrogas estadunidense, y para esto darse a la lectura del libro de J Jesús Esquivel, La DEA en México; la CIA, Agencia Central de Inteligencia; el FBI, Oficina Federal de Investigación) y un gran poder de espionaje, aunado a sus presiones económicas y desde 1970 su colaboracionismo-intervencionista respecto del narcotráfico.
En la portada del libro viene el transporte de Barack Obama: la bestia (lo único que trajo en su visita a nuestro país); y en él, Dolia Estévez nos pone al tanto de esa historia que, desde el Poinsentt aquel de 1845, culminó con el progolpista de Henry Lane Wilson (de aquí derivó la fase: me vale Wilson). Las entrevistas son un dar la cara, si bien con maquillaje, de los embajadores. Contiene un prólogo de Lorenzo Meyer y el listado cronológico de los embajadores, de 1823 a 2011.
La observación es que Liébano Sáenz, secretario particular de Zedillo, nunca fue “jefe del gabinete de Zedillo”, como se asienta en la nota 201 (página 181). Tuvo demasiado poder porque a Zedillo le valía rábano atender asuntos, más dedicado a privatizar y servir a los gringos; por eso lo premiaron al concluir su sexenio que salvó a los banqueros con el multimillonario Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) sin autorización del Congreso, como manda la Constitución. La entrevista a Jeffrey Davidow es interesante, ya que representó a Clinton y Bush y se las vio con Zedillo y Fox. Un libro que ve a México desde Washington y viceversa.
Ficha bibliográfica:
Autora: Dolia Estévez
Título: El embajador
Editorial: Planeta-Temas de hoy, 2013
*Periodista
Fuente: Contralínea 339 / junio 2013