La inmediatez en la conciencia crítica

La inmediatez en la conciencia crítica

Guadalupe Espinoza Sauceda*

¿Por las personas no alcanzan a entender más allá de la vida cotidiana lo que realmente significa vivir en una sociedad organizada o en un Estado? Creo que esta pregunta tiene varias respuestas; primero, porque la inmediatez de las necesidades, como comida, techo, salud, paz, seguridad les ganan. Para pensar se necesita comer; y si no se come, no se puede pensar. La gente anda buscando el sustento y se olvida de lo demás. La segunda respuesta que refuerza la anterior es el medio cultural en el que se encuentra inserto: dependiendo de las ideas, comentarios, pensamientos, noticias, opinión pública es como se va nutriendo una conciencia, que permita trascender la inmediatez y pensar más allá: lo grande, lo global, lo complejo. Y en este segundo supuesto cabe también lo que llamamos educación, entendida en su dimensión amplia, ya que no sólo se educa en la escuela si no fuera de ésta también, en la “educación informal”, por llamarle de algún modo; tan educa la casa, como la familia y la calle, para juntos formar la conciencia de las personas.

A algunos no les gusta complicarse la vida. Viven la vida cotidiana como algo dado, que fue, es y será. Poco se detienen a pensar el porqué de las cosas. Cuando lo hacen, piensan que porque así es y que ellos no son nadie para cambiarla, o porque Dios así lo quiso y que sólo Dios sabe por qué es así. Otros concluyen que contra el gobierno no se puede, que la mafia que nos gobierna es tan grande y que está tan corrompida que luchar contra ella es muy difícil. Y se abandonan socialmente. Como colectivo, como sociedad, dejan que otros hagan y deshagan, es decir, les dejan el camino libre a los que los están oprimiendo y sojuzgando.

Cuando se tiene hambre, cuando se vive en estado de necesidad permanente, sólo para irla pasando, es difícil pensar en otra cosa, pues para pensar se requiere de un poco de ocio, de tener tiempo para la letura, para reflexionar. En ese estado de cosas no hay tiempo para pensar. Yo lo he vivido en carne propia. Más bien hay desespero en cómo sacar adelante a la familia, a uno mismo.

Pero cuando la gente se dé cuenta que las cosas no son, ni fueron, ni serán como ellos creyeron, concluirán que no fue ni por obra de Dios ni porque así lo quiso, y que el gobierno no es tan grande como se cree, aunque pretenda abarcarlo todo. Entonces se verá distinto. Pero sólo será posible cuando las personas tengan conciencia de su situación, cuando se conviertan en sujetos pensantes y actuantes; que su conducta es producto de una realidad en que se nace, que se vive; que la historia, la educación, la política no les son ajenas, que las producen y las reproducen. Porque es tan verdadera la frase del pensador griego de que el “hombre es un animal político”, ligado al concepto de homo sapiens (ser pensante).

Obviamente también se requieren condiciones para llegar a ello. Es muy difícil pensar que nacimos en una realidad dada, determinada por otros. Para entenderla cabalmente, tenemos que alejarnos un poco de ella mentalmente. Por si fuera poco, somos egocentristas y etnocentristas: pensamos que nosotros y nuestro lugar de origen son el centro del mundo. Y ese mundo que ven nuestros primeros ojos y pensamiento lo leemos en un código que nos dieron nuestros padres, la sociedad, la familia previamente, por lo cual está mediatizado, tal como lo entienden ellos, pero que quizá no es en realidad así.

Entender que el mundo es una construcción social, sobre todo lo referente a la sociedad, es difícil, pero cuando lo comprendamos como una construcción social será un paso hacia nuestra liberación, a ser plenos, a ser sujetos históricos activos.

*Abogado y maestro en desarrollo rural; integrante del Centro de Orientación y Asesoría a Pueblos Indígenas, AC

 

 Contralínea 371 / 2 al 8 de Febrero de 2014