¿Guerra contra Irán, Irak y Siria?

La opinión pública mundial comienza a ver más claramente la realidad de la guerra contra Siria. Después de tanta desinformación de la prensa comercial, aparece la cruda realidad: una guerra por encargo fomentada y financiada por un grupo de potencias imperialistas, una guerra geopolítica donde se lucha por el control de los corredores energéticos del gas y del petróleo. Hasta el día de hoy, Estados Unidos y sus aliados siguen calculando qué hacer para ganar una guerra con la que creen poder reactivar sus desgastadas economías, pero en realidad se trata de una aberración donde nadie va ganar ni económica ni éticamente nada

Las contradicciones de la Unión Europea ante el Hezbolá

La condena de Europa al ala militar de Hezbolá –al considerarla una organización “terrorista”– busca complacer a Israel, luego de décadas de presión de los israelíes sobre los gobiernos europeos. Pero la desaprobación de la Unión Europea al movimiento de resistencia chiíta no es total: mantiene el “diálogo” con el ala civil. Así, Europa sólo hizo públicas sus contradicciones políticas e ideológicas ante una ocupación evidente

Espionaje contra Alemania

La existencia de los programas de vigilancia que Estados Unidos y sus aliados anglosajones aplican al mundo entero es de sobra conocida desde hace mucho tiempo; pero Edward Snowden lo ha comprobado y ha revelado la envergadura de esa vigilancia, a la que nadie escapa.

OTAN cambia de rumbo en Siria

Occidente –sus gobiernos y su prensa– se ha dado cuenta de que los hasta hace un par de semanas “rebeldes” y “héroes de la libertad” son fanáticos terroristas que no saben hacer otra cosa que matarse entre sí. Washington ha abandonado la idea de derrocar a Bashar al-Assad, presidente de Siria, y se dirige hacia la realización de la conferencia de Ginebra 2. Próxima etapa: la pérdida de influencia de Francia en la región

El mundo sin Catar

A la súbita jubilación política de Catar del escenario internacional siguió, sólo 1 semana después, el derrocamiento de Mohamed Morsi en Egipto. A pesar de que no existe relación de simultaneidad entre ambos hechos, ni relación de causa y efecto, el hecho mismo de que se hayan producido viene a cambiar radicalmente el porvenir del mundo árabe