Ofertas laborales publicadas en medios impresos y electrónicos prometen sueldos entre 8 mil y 10 mil pesos mensuales por cuatro horas diarias de trabajo de lunes a viernes. Son empresas defraudadoras que invariablemente estafan a quienes buscan empleo. Las secretarías del Trabajo y de Economía (federales y locales), impasibles ante una industria que florece: la del fraude económico y laboral
Isabel Argüello
En México, un número indeterminado de empresas ofrecen más de 8 mil pesos mensuales por cuatro horas diarias de trabajo. Las actividades por realizar: “Reclutar, seleccionar y supervisar personal”. Jóvenes, viejos, profesionistas, estudiantes, amas de casa, todos en el desempleo, acuden a decenas de centros de “contratación” en busca de una oportunidad que mitigue su precariedad económica. Se encuentran con un “curso de inducción” o “seminario integral empresarial” en el que se les pide dinero y se les presiona para que compren y revendan baratijas a altos precios.
Estas compañías fraudulentas operan sin ser molestadas por autoridad laboral alguna. Incluso, varias de ellas cuentan con registros ante las secretarías federales de Relaciones Exteriores, Hacienda y Crédito Público, y del Trabajo y Previsión Social; también, en la Consejería Jurídica y de Servicios Legales del Gobierno del Distrito Federal.
En un país con una población económicamente activa que supera los 46 millones de personas y con apenas 14 millones 170 mil 780 derechohabientes inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, el “mercado” de estas asociaciones es de, aproximadamente, 32 millones de desempleados y subempleados.
En el Distrito Federal existen, al menos, 25 empresas de este tipo. Éstas ofrecen “trabajo” en distintas sedes. Los puestos que les ofrecen a los incautos son de “coordinadores” o “supervisores” en el área de recursos humanos; sin embargo, los obligan a comprar bagatelas (como cosméticos de escasa calidad) y revenderlas.
Desarrollo Integral de Negocios Empresariales, SA de CV, es una de estas empresas. Luego de una “prueba de trabajo”, los solicitantes de empleo son obligados a comprar perfumes y revenderlos. Si logran vender cinco, su puesto es el de “coordinador”; si son 10, “supervisor”; 17, “empresario”. También deben reclutar a más personas para que realicen las mismas actividades.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros denomina “Esquema Ponzi” o piramidal a este mecanismo: una persona hace que otras inyecten capital líquido en un negocio con la promesa de que se trata de una inversión que redundará en altos rendimientos, cuando en realidad se trata de un fraude, pues el dinero nunca se invierte, sino que se convierte en patrimonio privado del dueño del negocio.
Desarrollo Integral de Negocios Empresariales fue creada en enero de 2003; se ubica, desde entonces, en una de las avenidas más importantes de la capital de la república: Paseo de la Reforma. Esteban Rodríguez, representante legal; Enrique Briseño, director de Finanzas, y Alejandro Martínez, director de Recursos Humanos, venden cada semana 40 lociones de 287 pesos (costo unitario) por cada desempleado que cae en su empresa.
En la Torre Latinoamericana (piso 22) se encuentra el Corporativo Empresarial de México, SA de CV, instituido desde noviembre de 1991. Adriana Martínez y José Hernández, asesores financieros, reconocen, de manera titubeante, que manejan giros similares a los de la empresa en Reforma, pero que “no hay ninguna correlación”.
Las secretarías de Economía y del Trabajo y Previsión Social evaden el tema; argumentan no tener datos sobre las empresas que defraudan a los buscadores de empleo. No obstante, la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet) y la Procuraduría Federal del Consumidor tienen registradas 12 quejas. Mientras, las compañías siguen actuando con “normalidad”.
Bernardo Olmedo Carranza, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, cataloga como “fantasmas” a estos grupos porque no se sabe “a ciencia cierta” cuántos son. “Estas personas tienen facilidad de palabra y envuelven de tal manera a los desempleados que consiguen robarles su dinero. Han habido muchas quejas porque la gente cae, pero las autoridades no hacen nada”.
Un negocio en el que se pierde
La publicidad de Desarrollo Integral de Negocios Empresariales señala que la empresa paga 2 mil pesos semanales a cada persona por cuatro horas diarias de trabajo. El piso 11 de Reforma 122, enmarcado por paredes deterioradas de tablarroca color amarillo claro, no es un lugar que brinde seguridad física y económica a quienes llegan en busca de un empleo.
Después de llenar una solicitud, los 70 lugares en la sala son ocupados uno a uno. Los “empresarios” (así exigen ser llamados) son los encargados de las entrevistas. “A mí me corresponde verificar sus datos y explicarle acerca de la vacante”, dicen al inicio de cada monserga.
La risa constante de los directivos podría influir para que todos se retiraran, pero esto no sucede. Su oratoria sólo es un antecedente de la “prueba de trabajo” que pedirán más adelante. “Es más sano ganar el 1 por ciento del esfuerzo de 100 trabajadores a que yo trabaje el ciento por ciento. No somos improvisados. Sabemos perfectamente lo que queremos hacer y esto ya ha dado resultado”, afirma Alejandro Iván Martínez Popoca.
“Listos para la acción”, es la primera “lección” de Esteban Rodríguez. En seguida, la desconfianza y el temor de ser descubierto lo llevan a revisar la hoja de datos personales de cada espectador, según él para evitar “que estén equivocados o haya una mentirita. Si alguien tiene una inquietud, pase con su servidor en el descanso. Tengo todos los documentos que nos avalan. No quiero puñaladas por la espalda. El que me la hace, no se la acaba”.
Para él, la sinergia es una labor en equipo en el que también intervienen los “guerreros”: Carlos Palomero, Juan González, Carlos Ramírez, Julieta Márquez, Israel Garay, Laura Bobadilla, Carlos Parra, Guadalupe Romero, Lesly Cazares, Lilia Paredes y Carlos Ramírez.
Los requisitos para firmar contrato son calificar, cubrir la documentación básica, “100 pesos para el material y cubrir una prueba de trabajo”. Con esto, el poder de convocatoria disminuye. “La mayoría de las personas están dispuestas a recibir, pero no a dar. La idea es quedarnos con la gente que aprenda a vencer el miedo a la crítica, el rechazo y la duda”, puntualiza Esteban Rodríguez.
Con Enrique Briseño, la insistencia de “una mente abierta y receptiva” da pie a nuevas especulaciones que se quedan en silencio. Son recolectados los 100 pesos del “material” –dos muestrarios de perfumes, un folleto a color y una credencial provisional–. Así, la prueba consiste en estar un máximo de tres días en la dirección de ventas con resultados satisfactorios.
En entrevista, el director de Recursos Humanos de Desarrollo Integral de Negocios Empresariales, Alejandro Iván Martínez Popoca señala: “estamos registrados ante la Secretaría del Trabajo y la Secretaría de Hacienda. Obviamente, tenemos una forma muy particular de trabajar… Llevamos siete años trabajando. Falta que nos entreguen unos papeles de la Secretaría del Trabajo”.
Martínez Popoca, quien dice ser sicólogo, se defiende: “Es como todo: quién no critica al presidente haciendo su trabajo”.
El número de empresas fraudulentas en el país es incalculable. Proyecciones realizadas durante uno de los “seminarios de inducción” de estas compañías apuntan que los ingresos anuales podrían ascender a casi 50 millones de pesos.
Se solicitó la posición de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social a través del director de Comunicación Social de la dependencia, Alberto Petrearse Villalpando. El funcionario dijo que la Secretaría no contaba con ese tipo de información.
También se excusaron Adrián González Torres, jefe de Difusión de la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo, y Magda Coss Nogueda, coordinadora de Comunicación Social de la misma institución. Ambos servidores públicos señalaron que en la Profedet no estaban autorizados para emitir “opiniones personales”.
La filosofía de la empresa
“Nosotros deberíamos sentir más desconfianza de ustedes. No sé si están grabando todo lo que estamos haciendo y el uso que le vayan a dar. Hay gente que se ha metido a tomar el curso, lo ha grabado, se lo ha pirateado y se han dedicado a hacer un montón de babosadas; crean desprestigio y por eso mucha gente llega con su miedote y comparándonos con medio mundo. El que mal obra, mal le va”, señala Enrique Briseño, director de Finanzas de Desarrollo Integral de Negocios Empresariales, SA de CV.
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