Renuncia Peña o la descomposición política empolla el huevo de la serpiente golpista
La historia política, que es el caso, no se repite a pesar de las coincidencias y semejanzas. Lo que pasa es que nuestro presidencialismo con Peña, se parece a otros de nuestra historia y ha llegado a una alternativa.
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Enraizada en los seudopolíticos y funcionarios del sistema-régimen presidencialista, nacido de los partidos organizados en 1929-1939: Partido Nacional Revolucionario (PNR)-Partido Acción Nacional (PAN), la corrupción se ha venido escudando en la falta de transparencia y la impunidad. A tal grado, es ya la Cueva de Ali Babá a la mexicana.
El establecimiento de un gobierno contrario a la Constitución
Las políticas económicas públicas, con la punta de lanza del neoliberalismo que postula la privatización del sector público que se inició con Salinas de Gortari en 1988 y ha seguido durante 28 años hasta rematar con Peña.
Gracias al propio Peña nos unimos todos contra su presidencialismo
La frase del autócrata Luis XV, “Tras de nosotros el diluvio”, no es lo que puede cubrir el final del sexenio peñista, puesto que se acelera la crisis política apurada por la económica y, ambas, encuadradas en el imparable descontento social, relativizado en más de 100 millones de mexicanos que están en contra del mal gobierno del viejo priísmo sobre el que monta Peña.
La corrupción de los Peña, Duartes, medina, Aguirre, Padrés, Borges…
Dejando de lado la corrupción empresarial, se quiere combatir la corrupción de la élite gobernante con más corrupción, para que gatopardezcamente “todo permanezca igual”. Y sin duda alguna: mucho peor. Por eso el peñismo se quiere lavar las manos embarradas de corrupción en las aguas del desagüe excrementoso de los Duarte, los Padrés, los Aguirre, los Medina, los Borge.