Peña y el peñismo se preparan para las represiones
La actualización, por medio de una ley reglamentaria del artículo 29 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para su ejecución administrativa y judicial, como arma autoritaria –casi neofascista– pero de plano antidemocrática, en manos del presidente de la República (y que estrenará Enrique Peña Nieto), dice: autorización, del Congreso de la Unión, es para anticiparse, adelantando vísperas para ahogar policiaca y militarmente las protestas que se ven venir.
Un político o un populista, pero el presidencialismo necesita un sacudimiento
Las elecciones por los 12 gobiernos estatales (y sus respectivas presidencias municipales) son la introducción a la competencia-disputa por la desprestigiada Presidencia de la (vulnerada) República, por los embates antilaicos y el vendaval del neoliberalismo económico que todo lo quiere privatizar, incluso la misma presidencia; y hasta estadunizar con el “independiente” Jorge Castañeda. Para nuestra desacreditada democracia representativa, tenemos la decisión electoral que los partidos, con las bolsas repletas de billetes (pues se llevan buena tajada del botín de los ingresos), querrán no resolver en las urnas con electores cooptados en la corrupción por la compra de sus votos.
Más de 300 demandas de juicio político atascadas en la impunidad
Entre el listado de problemas sociales, económicos y políticos, está el referente a deslindar responsabilidades a los funcionarios de los tres poderes, en la competencia federal. Y en las entidades del federalismo, también es competente el juicio político, en los términos de los Artículos 108 al 114 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos vigente quien, a pesar de las más contrarreformas que reformas para “resolver con más democracia los problemas de la democracia”, mantiene principios a los que la nación debe asirse para exigir su cumplimiento. No hay muchas señales de que la élite presidencial y de los gobernadores quiera dar cuenta y razón de sus actos, por lo que esos 300 juicios políticos, con nombre y apellido no se han tramitado.
¿Sancionará Nuño a la tormenta invernal, como Jerjes al mar?
Con la espada desenvainada de capataz contra la disidencia magisterial, el secretario de Educación Pública (aunque en la realidad parece privada): Aurelio Nuño Mayer –con sus exhibiciones ante alumnos, profesores y padres de familia para posicionarse como precandidato presidencial–, no tuvo más opción que comportarse como uno de los Jerges de las satrapías, cuando el mar y la tormenta le desmantelaron sus navíos; pues ante la necesidad de suspender las clases por la tormenta invernal, tuvo que cargar con la derrota. Ridiculizado por la naturaleza debido a este hecho, ese Jerges enfurecido mandó a más de 100 de sus esclavos para darles de azotes al mar, enfurecido por haber tenido que suspender el ataque a sus adversarios. Ahora fue Nuño, quien tuvo que aceptar la suspensión de clases y la ausencia de profesores en las aulas, ya que no tiene a quien despedir ni a quien quitarles su salario. Convertida la SEP en una satrapía o sea, en una organización autoritaria, Nuño tendrá que comportarse como un nuevo Jerges y mandar azotar a la lluvia, los ventarrones y el frío que “conspiraron” para exhibirlo como un funcionario que no las tiene todas consigo.
Lo peor que podría pasarle a México es otra Revolución
Empiezan a barajarse nombres para disputarse la Presidencia de la República en 2018, a pesar de la descomposición del antiguo presidencialismo y el descrédito de los partidos, más la creciente ola de candidatos independientes, en las agitadas aguas de la crisis económica del neoliberalismo que arrastra al capitalismo mismo, como el rostro auténtico tras la máscara de aquel. Y la acumulación de problemas: pobreza masiva (55 millones que son la mitad de la población); desempleo (con 44 millones de mexicanos en la informalidad); la corrupción de la élite en los tres poderes federales y en las 32 de las entidades; la impunidad, por las complicidades entre los gobernantes, la sangrienta inseguridad con los sicarios del narcotráfico, los feminicidios, los secuestros, las desapariciones forzadas y los abusos sexuales con la misma pederastia, para sólo mencionar a los primeros cinco asuntos del catálogo nacional, son más que suficientes para fundamentar los hechos y síntomas del descontento popular contra el mal gobierno de presidentes municipales, desgobernadores y el mismo presidente en turno, desde cuando menos Díaz Ordaz, o tal vez desde Miguel Alemán (1946-1952) hasta Enrique Peña Nieto, en lo que lleva de su período (2012-2016).