A los más de 10 millones de indígenas en México se les impide tener sus radios comunitarias, que es el medio más eficaz para comunicarse entre ellos. El gobierno federal teme que esos mexicanos, cuyos derechos se han convalidado en el derecho positivo y escrito, a partir de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, logren afianzar su identidad cultural y defender más y mejor el agua y la tierra que tienen en propiedad comunal. Por eso es que hubo la reunión de la Segunda Cumbre Continental de Comunicación Indígena, en Oaxaca, con la presencia de más de 1 mil delegados de toda América Latina, fijando su lucha para obtener parte del espectro radiofónico y lograr tener medios de comunicación para ejercer sus libertades de expresión, de información, de derecho a la crítica, a exponer peticiones y manifestar sus demandas, para hacer valer sus derechos indígenas.
Se trata de tener acceso legal a sus radios para transmitir, entre ellos, cuanto les incumbe en el contexto nacional de sus respectivos países. Asistieron para “reclamar el derecho que tienen los pueblos indígenas a poseer parte del espectro de radiocomunicación”. Esto, para ellos, es su libertad de prensa oral, que autoritariamente y con dosis de discriminación racial los gobernantes les han negado sistemáticamente, pues quieren mantener a los indígenas fuera de toda participación entre ellos y con el resto de la población mestiza.
La radiocomunicación es el medio al que mejor pueden acceder para practicar sus lenguas, que incluyen el español, y preservar sus tradiciones a las que están apegados con todo y las influencias externas que compaginan con sus culturas. Las “cumbres hispanoamericanas”, a las que asiste España con su vetusta monarquía, son para que siga imperando la Conquista y mantener a los indígenas sometidos. Así ha sido por siglos, pero esos pueblos se han mantenido en pie de lucha para hacer ingresar a su cultura los medios que les sirven para afianzarse contra los intereses racistas que insisten en exterminarlos.
Así que ellos han vuelto a levantar sus voces para demandar su derecho a las libertades de expresión y comunicación por medio del espectro radiofónico. Y llegado el momento, a tener televisión. Es un asunto de vida para los indígenas. De supervivencia. Y si han permanecido en sus comunidades, contra viento y marea de los nuevos conquistadores, entonces saben que para mantener su defensa, nada como tener medios de comunicación entre ellos, para informarse en términos modernos y con arreglo a la tecnología a la que quieren tener derecho pleno.
Durante 5 días del pasado octubre, que culminaron el Día de la Raza, los participantes en la reunión desarrollaron una agenda donde plantearon “Los principios generales de la comunicación indígena”; “La comunicación indígena en la defensa de los territorios y bienes comunes de los pueblos indígenas”; y la “Legislación para la comunicación de las políticas públicas indígenas en comunicación”. Esta demanda es legítima y legal en nuestro país si ha de cumplirse el Artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Los pueblos indígenas mexicanos, como los del resto de este Continente, hace tiempo que conquistaron su derecho a tener medios de comunicación entre ellos.
Y por lo pronto, sus radios comunitarias son la prioridad. Se trata de consolidar su derecho a la libertad de expresión, ejerciéndolo a través del periodismo oral, como único medio para cubrir las grandes distancias donde están repartidos los indígenas que buscan intensificar la comunicación para la defensa de sus singulares tradiciones. Y los gobiernos latinoamericanos han de colaborar en la realización de esas demandas. La Cumbre de la Comunicación Indígena no debe esperar la anunciada tercera reunión, y de una vez exigir la instalación de las radios comunitarias, facilitándoles la adquisición del equipo para transmitir sus programas.
Los indígenas quieren practicar su periodismo oral al participar de las frecuencias a las que tienen derecho. Separados por las distancias, los indígenas quieren acercarse radiofónicamente y así lo acordaron en su Cumbre, redactando los acuerdos para hacerlos llegar a los gobiernos de todos los países. Y manifestaron que no van a esperar eternamente la respuesta a su petición. De no recibir alguna, empezarán a movilizarse por todos los territorios, en una acción concertada que estremecerá al Continente.
Constantemente desmantelan sus radios comunitarias, despojándolos de sus elementales instrumentos y no se los devuelven, en un acto de abuso de poder. Y lo que quieren los indígenas es tener canales de mutua información y poderse comunicar, con la finalidad de que la tolerancia de los pueblos indígenas con el resto de la población donde conviven sea cada vez más una realidad (Dominique Wolton, Informar no es comunicar), y así “compartir lo que tienen en común para aprender a gestionar las diferencias que nos separan”.
La Cumbre de la Comunicación Indígena ha sido el paso definitivo para demandar la instalación de radios comunitarias, con las cuales los pueblos indígenas han de ejercer sus derechos a la libertad de expresión, de información y de comunicación.
*Periodista
Fuente: Contralínea 363 / 01 diciembre de 2013