Para Julio Scherer Ibarra
La mañana del 7 de enero de 2015 me llama telefónicamente Alejandro Capdevielle Flores y me entera del fallecimiento del reportero –que lo fue hasta su última inserción periodística– Julio Scherer García (1926-2015). De una ética democrática-republicana a la Francisco Zarco, hizo de su tarea de 1946-1996 no una escuela, sino la universidad de la prensa mexicana, para coordinación y formación del contrapoder crítico de la veracidad y la polémica, sustentadas en la investigación, para un sinnúmero de eslabones de periodistas, analistas y columnistas, que escribieron en las páginas del Excélsior de 1968-1976, Plural y Proceso. Atreviéndose a llevar el ejercicio periodístico hasta sus últimas consecuencias contra el abuso de los poderes público –sobre todo– y privado. Siguió la máxima aquella de: “Han de demandarme pero no desmentirme”, asido a las libertades constitucionales que el presidencialismo de 1946-2012 secuestraba autoritariamente. Pero Scherer García, y quienes con más altas que bajas lucharon sin más centro de apoyo para la información y la diversidad de opiniones que el de reabrir el callejón sin salida del despotismo presidencialista priísta, forjaron el auténtico periodismo contemporáneo.
Scherer García “consiguió honra”, para decirlo con Max Weber. Y continuas victorias al penetrar, cuestionando los hechos que resultan subversivos. “Subvierten las afirmaciones tanto de líderes elegidos democráticamente como de dictadores, de biógrafos y autobiógrafos, de espías y héroes, de torturadores y posmodernos. Subvierten mentiras, las medias verdades, los mitos; todos esos discursos fáciles que confortan a los hombres” (Timothy Garton Ash, Los hechos son subversivos). Y don Julio practicó y enseñó que “los hechos mismos deben ser contrastados con todas las pruebas disponibles”. Y animó la dialéctica (réplica-contrarréplica), cumpliendo al pie de la letra lo de que “la primera tarea del periodista consiste en encontrar hechos […] éstos son los adoquines con los que construimos nuestras vías de análisis, las teselas del mosaico que encajamos para poner retratos del presente. Habrá desacuerdo acerca de a dónde lleva el camino y de cuál es la realidad o la verdad revelada por el mosaico”.
Reportero-periodista exigente con el imperativo de publicar la información. “Publicar o perecer –escribió Pedro J Ramírez– y libertad para obtener noticias, libertad para escribirlas, libertad para publicarlas, libertad para hacerlas circular”. Estos principios llevó a cabo Julio Scherer García durante 6 décadas de oficio para reimplantar el funcionamiento de la democracia representativa, inyectándole información y crítica con las voces de la democracia directa de entrevistas y opiniones de individuos y grupos del pueblo.
Su legado no es solamente su obra, sino también los cuadros de reporteros que se han dispersado en medios de comunicación, y el semillero que ha hecho crecer a la revista semanal Proceso, que debe y puede seguir enriqueciendo la herencia periodística que la caracteriza; y que para 39 años, llueva y truenen los gobernantes, no ha de variar su conducta periodística. Este columnista dio la bienvenida al primer número de la revista con su colaboración del extinto diario Novedades, con el beneplácito de su entonces coordinador editorial Edmundo Valadés (1915-1994); y por medio de Miguel Ángel Granados Chapa, don Julio solicitó que se la leyera de viva voz.
Francisco Zarco es piedra de toque y punto de partida; y al igual que Miguel Ángel Granados Chapa (1941-2011), Julio Scherer García es ya su compañero en la historia nacional. Su biografía abarca las lecciones de periodismo, su trabajo y sus 22 libros y entrevistas, que es de esperarse y solicitarse sean editados como su obra completa. A los tres debemos que en diferentes medios de comunicación escrita, oral y televisiva se mantengan no pocos espacios donde se ventilan la información y la crítica, en lucha constante contra la censura y las inquisiciones administrativas y judiciales.
Zarco, Granados Chapa y Scherer García son combatientes por las libertades contenidas en los derechos humanos de los mexicanos, permaneciendo como faros para navegar mar adentro de los abusos del poder y su negativa para ofrecer información. Hay que pelear por ellas para seguir siendo contrapoder en beneficio del republicanismo-democrático de nuestra nación, del Estado constitucional y la sociedad abierta.
Por su obra, Julio Scherer García permanece en la conciencia individual y colectiva, recreando sus principios periodísticos en el cotidiano trabajo editorial de la prensa. Emulando la premisa de Immanuel Kant del “¡atrévete a saber!”, el periodista exclama: “¡Atrévete a informar y criticar!”
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
Contralínea 422 / del 01 al 08 de Febrero 2015