El expresidente del Senado de la República, miembro fundador del Partido de la Revolución Democrática y aspirante a la jefatura del gobierno capitalino en 2012, Carlos Navarrete Ruiz, considera que tras 14 años de gobernar el Distrito Federal, la “izquierda” se encuentra desgastada. Se muestra obsequioso al evaluar la gestión de Ebrard y rechaza que sea el candidato de Calderón para el Distrito Federal
A punto de cumplir 15 años al frente de la administración de la capital del país, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) “sufre desgastes”, reconoce Carlos Navarrete Ruiz. Pero considera que se trata de una situación “normal y lógica” de todo partido que prolonga su permanencia en el poder.
Aunque señala que las administraciones del PRD en la capital del país han sido de “claroscuros”, evalúa positivamente la gestión de Marcelo Ebrard: “Creo que la gente reconoce que ha encabezado un gobierno del siglo XXI; progresista, con una visión global, moderna. Es una ciudad que no tiene nada que pedirle a las grandes capitales del mundo”.
A decir del legislador, el Distrito Federal tiene ahora un rostro muy diferente al de 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer jefe de Gobierno del Distrito Federal electo por votación democrática.
“La Ciudad se ha transformado para bien: hay mayor infraestructura urbana, una red de protección social, políticas en materia educativa y de salud, mejor transporte público; hemos mejorado la calidad del medio ambiente; tenemos una vida cultural más plena y un régimen de autonomías consagrado en la ley. Existe una gran libertad que se respira por todas partes.”
Cuestionado acerca de la violencia en la metropolí, señala que hasta hace poco se pensaba que ésta estaba blindada. “Creíamos que lo habíamos hecho bien durante 14 años, que habíamos realizado lo suficiente para evitar que las bandas del crimen organizado penetraran en la Ciudad de México, pero los homicidios de las periodistas Ana María Marcela Yarce y Rocío González Trápaga, y lo que ha ocurrido con otros delitos, nos demuestran que los delincuentes ya están en las fronteras de la capital”. Reflejo de ello, señala, es el incremento del delito de extorsión y de cobro de piso.
A su parecer, una de las debilidades del Distrito Federal ante el crimen organizado y la violencia es la colindancia con los estados que poseen altos niveles de delincuencia: Morelos, Guerrero, Michoacán, Hidalgo y el Estado de México. Considera que la capital representa un mercado atractivo para el narcomenudeo y existe la posibilidad de que se convierta en un santuario para las familias de los delincuentes.
Para evitar fenómenos como el de Monterrey u otras partes del país, el senador refiere que se deben de incrementar las medidas preventivas y hacer uso de lo que identifica como “fortalezas” del Distrito Federal: la red de protección social; el régimen de libertades y de respeto, y una policía que no ha sido afectada por la delincuencia.
Más de 1 mil obras
Habitante del Distrito Federal desde hace 24 años, Navarrete Ruiz resalta que Marcelo Ebrard habrá de terminar su administración con 1 mil 600 obras realizadas; acciones que, dice, causan molestias pero apelan a un bien mayor. “No estoy de acuerdo con un gobierno que quiera darle gusto a todos y que termine inmovilizado”.
Originario de Salvatierra, Guanajuato, afirma que la Ciudad de México requiere modernizarse permanentemente con nuevas vías, segundos pisos, transporte, negocios, aunque haya quienes añoren la tranquilidad de hace 25 años.
—Como los segundos pisos molestan a algunas personas, no hagamos éstos; como en el centro de la Ciudad algunos comerciantes se quejan de que el Metrobús les va ahuyentar los clientes, no ampliemos [el desarrollo de] éste; como en una colonia la gente vive a gusto, no construyamos departamentos o [evitemos] que se abran restaurantes. Quisieran que no hubieran más obras, un nuevo edificio o una nueva vialidad; eso no puede ser: el Distrito Federal está vivo, late.
—¿Aunque algunos de los proyectos pasen por reservas ecológicas?
—No. Me parece que la consulta ciudadana tiene que ser un instrumento importante y aplicable.
Pese al descontento social, Navarrete Ruiz considera que hay una opinión mayoritaria en el Distrito Federal que valora positivamente lo hecho. “Hay casos polémicos. El gobierno tiene que seguir haciendo un esfuerzo de consenso y de diálogo con todos, al mismo tiempo que evite paralizarse”. Sin embargo, reconoce que es necesario abrir una nueva etapa con una mayor participación ciudadana.
Sin ahondar en los pendientes, los retos, dice, son mayúsculos y recaen en el tema de la vivienda, una mayor recuperación de los espacios públicos, el crecimiento económico y el trabajo. “El desempleo es una asignatura que debe preocupar a quien pretenda gobernar el año próximo el Distrito Federal, el cuarto gobierno perredista”.
El aspirante
Desde su amplia oficina en la nueva sede del Senado de la República y rodeado por asistentes, Navarrete Ruiz se muestra seguro cuando afirma tener posibilidades reales de ganar la jefatura del gobierno capitalino en 2012. “Estoy sorprendido de la buena reacción de los ciudadanos de la capital”.
Según sus cálculos, para diciembre próximo tendrá el 42 por ciento de la intención de voto. Dice que entonces convencerá a los dirigentes perredistas de que él es la mejor opción. “Si hay alguien de los demás que llegue arriba del 40 por ciento de intención del voto, ya tenemos candidato y yo lo respaldaré”.
A lo largo de 2010, Navarrete Ruiz no expresó sus pretensiones de aspirar a la Presidencia de la República. Fue en 2011 cuando decidió optar por la candidatura al Gobierno del Distrito Federal.
En septiembre, las encuestas lo colocaron como uno de los punteros de las preferencias electorales. Al día de hoy, de acuerdo con las casas encuestadoras, el 55 por ciento de los capitalinos lo conoce y se mantiene con el 37.2 por ciento de intención del voto.
Tribus y apoyos
A Navarrete Ruiz se le identifica con Nueva Izquierda, corriente dentro del PRD con hegemonía a nivel nacional, cuyos dirigentes son Jesús Ortega y Jesús Zambrano, conocidos como los chuchos.
—¿Tiene usted apoyo de los chuchos?
—Recibo el auxilio de muchos ciudadanos al margen del PRD en el Distrito Federal.
También ha sido señalado en reiteradas ocasiones por el diputado petista Gerardo Fernández Noroña por, supuestamente, recibir ayuda y financiamiento del presidente Felipe Calderón.
—Hay quienes aseguran que recibe patrocinio de Calderón.
—Ésas son bajezas de algún diputado tuitero. No pasan de ahí. No le doy mayor importancia.
—¿No le pone nombre al tuitero?
—¡Bah! No tiene ningún sentido.
Sobre la pugna de grupos al interior del PRD para la elección de un candidato interno, asegura sentirse tranquilo: “Vamos bien, no han habido descalificaciones entre aspirantes, golpes debajo de la mesa, ni guerra sucia”.
Sin embargo, la reciente destitución de quien fuera secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal y a quien se le identificara como la carta de Andrés Manuel López Obrador para sustituir a Marcelo Ebrard, Martí Batres Guadarrama, fue tomada por muchos como el inicio de la “batalla” en el PRD para elegir un candidato.
“Yo no la magnifico ni la convierto en un gran hecho; la ubico en su justo nivel. Hay un desencuentro político entre un secretario y un jefe de gobierno. Martí continúa siendo un cuadro importante del PRD, con experiencia y con prestigio.”
A decir de Navarrete Ruiz, primero se debe de elegir al candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y el Partido Convergencia para después elegir al candidato local. El método lo decidirá el consejo del PRD y espera se replique en el Distrito Federal.
De los aspirantes a la administración de la capital, expresa su “reconocimiento y respeto”. Dice tener confianza en que la cordura perdure y que los miembros y militantes de izquierda sean capaces de cerrar filas con quien esté en mejores condiciones de ganar la elección y de evitar que el Partido Revolucionario Institucional envíe al PRD a la oposición en el Distrito Federal. “Voy a respaldar al candidato electo con todo para que sea exitoso y mantenga en manos de la izquierda a la Ciudad de México”.
Autodefinido como un hombre de medios, de diálogo, sin escozor para tocar temas difíciles y que se identifica con la clase media, asegura que el próximo jefe de Gobierno debe ser de capaz de dialogar con todas las clases sociales del Distrito Federal, una Ciudad que, a su decir, ha adoptado como suya, que disfruta y a veces también sufre, porque “de todo hay”.