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“Estamos sentenciados a morir si no luchamos. Pemex no nos está respetando”, asegura Serbio Federico Rosado Aparicio,

Segunda y última parte. En la reunión privada que sostuvieron –el pasado 29 de septiembre– los integrantes del Comité Ejecutivo General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) con los 36 secretarios generales se revelaron los pormenores de la negociación del contrato colectivo de trabajo 2021-2023. En especial, la cúpula sindical se quejó del trato recibido por parte de la dirección general de Petróleos Mexicanos (Pemex) antes y durante las mesas de diálogo. Por lo delicado de los comentarios, además de la coyuntura de las próximas elecciones del líder sindical, a todos los asistentes se les pidió “absoluta discreción”.

Fue el priísta Fernando Navarrete Pérez –actual presidente del Consejo General de Vigilancia del sindicato– quien detalló las “trampas” de la directiva de Pemex –que encabeza el ingeniero Octavio Romero Oropeza– en las negociaciones. La primera pretensión de la empresa que criticó fue que en la Cláusula 1 del contrato se buscó eliminar la referencia al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, para sustituirla por “representación sindical”. Para los líderes sindicales esto atentaba contra la organización. Dicha cláusula establece que son objeto del contrato colectivo todos los trabajos y actividades que Pemex y sus subsidiarias realicen en la República Mexicana, para la operación, mantenimiento, distribución y transporte en la industria y los lleven a cabo con sus propios medios y trabajadores. Igualmente, aquellos trabajos y actividades que Petróleos Mexicanos y sus empresas productivas subsidiarias realicen con sus trabajadores, al servicio de otras empresas o en sociedad.

Otro atentado que narró el presidente del Consejo de Vigilancia fue que querían incluir en el contrato que todos los trabajadores podrían hacer sus trámites contractuales, personal e individualmente, en el Departamento de Recursos Humanos sin la intervención del STPRM. “Insistían en las modificaciones al contrato, presionando con apoyo de los representantes de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. En cada propuesta nos decían: ‘no tienen secretario general, ¿con quién lo vamos a ver? Les hicimos ver que sólo tenemos una vacante [la que dejó Carlos Romero Deschamps]: los demás integrantes de nuestra organización tenemos toma de nota expedida por la Secretaría del Trabajo. La propuesta era: ‘después de la instalación de la mesa de negociación vamos a elegir a tu secretario general y con él negociamos el contrato’”.

Navarrete Pérez agregó que para zanjar el problema, también les ofrecieron dejar el contrato en los mismos términos, con lo que se prorrogaría todo su contenido, incluyendo los salarios, cuotas, pagos, prestaciones. El acalorado debate continuó por horas, hasta que las partes aceptaron revisar los alcances económicos.

Las pretensiones de Pemex

Ante sus correligionarios, Navarrete Pérez expuso que en esas horas de discusión enfrentaron otros 12 incidentes con el clausulado. Su retahíla de quejas continuó con la cláusula 13: Pemex pretendía eliminar todos los incisos relacionados con la garantía de que la antigüedad de los trabajadores de planta no se interrumpirá mientras dejen de prestar sus servicios por seis motivos, entre ellos “cuando el trabajador sea nombrado presidente del Consejo de Administración de las sociedades cooperativas legalmente constituidas por el sindicato”.

Luego citó la cláusula 24, donde la dirección general de Pemex buscaba agregar la siguiente especificación: “los trabajadores no agremiados al STPRM”. Esta cláusula se refiere a los procedimientos disciplinarios y establece, entre otras cosas, que “el patrón se obliga a no aplicar sanción alguna ni a rescindir el contrato a los trabajadores sin que previamente se les haya investigado y comprobado las faltas que se les imputen”.

De acuerdo con lo narrado por el funcionario sindical, también se buscó cambiar la cláusula 40, para añadir “que los trabajadores sindicalizados deben respetar el Código de Ética”. Al respecto, Navarrete Pérez narró que se opusieron porque eso está sobreentendido: “es consecuencia inherente y así tiene que ser”. La disposición 40 establece que “el patrón dará todas las explicaciones verbales o por escrito, según el caso, que los trabajadores soliciten para el desarrollo de las labores que les correspondan, así como instrucciones amplias, claras y precisas y los planos para el debido manejo de las maquinarias, aparatos, equipos y demás instrumentos que deban utilizar”.

Los altos funcionarios de Pemex también tenían la encomienda de cambiar la cláusula 41: “querían eliminar el criterio del párrafo, cuando nos ha costado mucho trabajo desarrollar esta cláusula, sobre todo en el tema de capacitación y adiestramiento, que son modulares para identificar y definir las necesidades de los trabajadores. Además querían pagar sólo las horas completas en el tiempo extra”, detalló Navarrete Pérez. Ese apartado, el contrato establece que “el patrón se obliga a proporcionar a los trabajadores, y éstos a recibir, capacitación o adiestramiento en su trabajo, que les permita elevar su nivel de vida, competencia laboral y productividad, así como el apoyo que el patrón preste a los trabajadores para iniciar, continuar o completar ciclos escolares de los niveles básico, medio superior o superior […]”.

En su narración, el presidente del Consejo General de Vigilancia del sindicato agregó que, en la cláusula 78, Pemex buscó eliminar su obligación de pagar la licencia de manejo a los trabajadores que por la naturaleza de su trabajo se les asigne un vehículo para el desempeño de sus actividades, como es el caso de los choferes. Dicho apartado indica que “a los trabajadores de planta que operen vehículos propiedad del patrón, éste tramitará y proporcionará sin costo alguno la licencia para manejar, resellos y canje de la misma, observando el cumplimiento de los reglamentos de tránsito”.

De la cláusula 85 –“el patrón tendrá libertad para movilizar a sus trabajadores en toda la República Mexicana, siempre que estas movilizaciones obedezcan a la necesidad de que los trabajadores laboren dentro de su misma especialidad y sin perjuicio de su categoría […]”– detalló que la petrolera quería establecer que el movimiento de personal de un centro de trabajo a otro se hiciera sin ningún trámite de por medio, “sólo con avisarle que se presente en tal o cual centro de trabajo”.

La dirección de Pemex también quiso establecer en la cláusula 89 –dedicada al servicio médico integral– que los trabajadores, jubilados y derechohabientes tendrían una corresponsabilidad en sus tratamientos médicos, aseguró Navarrete Pérez ante sus correligionarios en aquella reunión privada.

Y agregó que otros cambios que intentaron imponer corresponden a las cláusulas 92 y 97, con las cuales se pretendía implantar que sólo se les otorgaría servicio médico primario a los trabajadores de las terminales de almacenamiento y distribución y a los jubilados que cambien su residencia del lugar donde está su centro de trabajo, sin importar el tipo de padecimiento o enfermedad que presenten.

También quisieron modificar la cláusula 182 –“el patrón cubrirá a sus trabajadores, por concepto de venta de los productos que elabora (gasolina y aceite lubricante automotriz) mediante pago por nómina, los importes que se señalan en este contrato […] Además, cubrirá mensualmente por concepto de gas doméstico los importes a que se refiere este contrato”– para eliminar el concepto de gas y gasolina y cambiarlo por un pago proporcional que se recibiría en el salario.

Y en la cláusula 190 –que forma parte del Capítulo XXIV, “Condiciones especiales de trabajo en equipos e instalaciones marinas”– la directiva de Pemex pretendió eliminar el pago de viáticos y sólo pagar en a bordo.

Finalmente, Navarrete Pérez expuso que también buscaron trastocar el Capítulo XXV del contrato colectivo –“Trabajos marítimos, fluviales, de dragado y sus actividades subacuáticas”–, en lo que corresponde a la sustitución en la etapa de labores, el ajuste de etapas de trabajo así como el pago de viáticos.

Reacciones

Los líderes sindicales reaccionaron ante esta retahíla de críticas. Por ejemplo, Sergio Quiroz, de la sección 30, arengó que esto se tiene “vender bien” ante cada una de las secciones de cara a las próximas elecciones. “Quién lo diría que decir que mantenemos nuestro contrato colectivo de trabajo sería motivo de alegría y felicidad. Esta revisión y contrato no pueden estar a merced de improvisados e inexpertos: hay que saber cuál es la respuesta de un régimen adverso. Debemos valorar el trabajo realizado porque cada acción ha sido con la intención de desaparecernos”.

De la sección 11 habló Jorge Tadeo: “hemos escuchado el testimonio de todo lo ocurrido en la negociación del contrato y, efectivamente, la administración de Pemex ha pretendido destruir al sindicato”.

Y de la sección 35, Alfredo Mier y Concha advirtió: “todos los días amanecemos con sorpresas diferentes, con varios contras en un lado y en otro, pero les dimos cachetada con guante blanco a los traidores”.

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