I. Las teorías políticas, como sus respectivas experiencias históricas, se han de dividir en antes y después de Maquiavelo (1469-1527), nacido en el estado de Florencia, en una Italia dividida que tanto luchó por unificar. Es celebrado por su obra menor, El príncipe, arsenal para dictadores, autoritarios, golpistas… Y para las derechas: el fascismo y el nazismo. Pero los Discursos sobre la primera década de Tito Livio es su obra cumbre. Son reflexiones al moderno republicanismo que implica el imperio de la ley, representantes legales y legítimos de los gobernados y sus nexos con la democracia para gobernar y administrar en beneficio del pueblo. Maquiavelo cortó de tajo la complicidad entre las morales religiosas (fundamento de la separación Iglesia-Estado), para abrirle paso al trabajo político republicano y democrático; que es autónomo y sólo condicionado por el derecho positivo, nacido en la Roma republicana.
II. Otra parte muy importante de la obra de Maquiavelo son sus Cartas. Son reflexiones sobre hechos políticos escritas a sus amigos de la actividad política de Florencia y el mundo, donde nacían los estados que él conoció en sus viajes como encargado de la diplomacia florentina; y rematadas con sus observaciones sobre el papado que parió a los Borgia, cuyo aborto, César Borgia, fue su ejemplo del delincuente en la política –y los secuaces de entonces– que retrató en El príncipe. Y no fue, como se dice, un recetario de consejos.
Existen dos versiones de esas Cartas en español sin mayores diferencias. Una de 1979, editada por la Universidad de Buenos Aires y otra con ediciones de 1990 y 2013 del Fondo de Cultura Económica. En esas Cartas nos ha dejado parte de su innovadora herencia. Esas Cartas no necesitan respuesta, pues si bien tienen destinatario, Maquiavelo las escribe como un pensador universal que explica, fundamenta y enriquece la reflexión sobre la política. Y leerlas es como si uno las recibiera, usándolas como peldaños para mirar en el mundo moderno el concepto Estado que acuñó Maquiavelo en su obra, donde teoría y práctica van de la mano.
III. La mayoría de los teóricos analizan la actividad política desde fuera (y es válida su crítica y exposición). Los dedicados a la política la juzgan desde dentro. Los teóricos ven los árboles. Los de la práctica ven el bosque. Pocos miran los árboles y el bosque como hace Maquiavelo en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio; en sus ensayos sobre Francia, Alemania, España; en su Arte de la guerra; su Historia de Florencia; en El príncipe; o en su obra de teatro La mandrágora. En esas Cartas, Maquiavelo entra y sale del bosque de la política, examinando cada árbol. Y cuenta las anécdotas y observaciones de la vida cotidiana: “Cuando llega la noche, regreso a casa y entro en mi escritorio, y en el umbral me quito la ropa cotidiana, llena de fango y de mugre, me visto paños reales y curiales, apropiadamente revestido entro en las antiguas cortes de los antiguos hombres donde, recibido por ellos amorosamente, me nutro de ese alimento (en mi antigua biblioteca), donde no me avergüenzo hablar con ellos y preguntarles por la razón de sus acciones […] y no siento por 4 horas de tiempo molestia alguna, olvido todo afán, no temo la pobreza, no me asusta la muerte”.
Ficha bibliográfica:
Titulo: Cartas privadas de Nicolás Maquiavelo
Traducción y notas: Luis A Arocena
Editorial: Universidad de Buenos Aires, 1979
Título: Epistolario: 1512-1527 de Nicolás Maquiavelo
Traducción y notas: Stella Mastrangelo
Editorial: Fondo de Cultura Económica, 1990 y 2013
*Periodista
Álvaro Cepeda Neri*
Contralínea 395 / 20 de Julio al 26 de Julio