I. En la historia de Roma hubo tres Escipiones: Publio Cornelio Escipión; su hijo, Cornelio Emilio Paulo; y el hijo de éste, Publio Escipión Emiliano. Los tres se destacaron por defender a la Roma de la naciente república, que fue aniquilada por Julio César, senador republicano que se coronó emperador para asestar el golpe militar que inaugura el cesarismo antirrepublicano. Al respecto, hay extraordinarios textos. De Teodoro Mommsen, Historia de Roma y el mundo de los césares; de Richard Jenkyns, editor, El legado de Roma; de Christopher S Mackay, El declive de la república romana: de la oligarquía al imperio; de Michael Grant, El mundo romano; de Tito Livio, Historia de Roma; y de Marco Tulio Cicerón, De la república. El último de sus seis capítulos era el sueño que tuvo Publio Escipión Emiliano donde se le aparece su abuelo Publio Cornelio Escipión –apodado el Africano,?por sus victorias en África y vencedor del temible Aníbal– para decirle: “A fin de que te esfuerces con el mayor afán en la defensa del Estado (republicano), ten en cuenta [… que] aquellos que han salvado esa patria y han contribuido a engrandecerla tienen […] un lugar donde pueden ser felices por haber cumplido con su tarea”.
II. Para inmortalizar ese sueño, Mozart puso la música al libreto de Pietro Metastasio El sueño de Escipión. Luigi Magni hizo el filme Escipión, el Africano. Y la revista National Geographic publicó El juicio a Escipión el Africano. Tras derrotar a Aníbal, Escipión se enfrentó a un proceso por corrupción instigado por sus enemigos (Ángel Fernández Vega, edición 123). Cicerón sobrevivió al final de la república, cuando él y sus compañeros de ideología fueron traicionados por Julio César y éste apuñalado en los idus de marzo. Aunque incompleto, El sueño de Escipión aparece en varias ediciones, y dice su traductor y autor de la introducción, Jordi Raventós: “Cicerón, léase Escipión, escribe el sueño [cuando] sufre los embates de una república que se desmorona, e indica los pasos que deben seguir quienes desean alcanzar la gloria de este mundo, y se da cuenta de lo insignificante e inútil que es la vanidad de los bienes terrenales y de la fragilidad del género humano, en comparación con la excelencia de […] los alicientes para los hombres virtuosos que perseveran en la defensa de su patria”. Entre nosotros están: Morelos, Juárez, Ignacio Ramírez, Altamirano, Guerrero, Cuauhtémoc, Zaragoza, Hidalgo, Cárdenas, etcétera).
III. Para mellar su prestigio político y aportes al republicanismo, Catón el Censor, sobre todo, acusó a Escipión y a su hermano de corrupción con pruebas falsas. Éste debió abandonar Roma y se exilió en su finca a escribir sus memorias. Es ahí donde narra a sus amigos –cuyo factor común es su republicanismo semidemocrático– el sueño que tuvo, tras discutir entre ellos las hasta entonces conocidas formas de gobierno: monarquía absoluta, derivada del platonismo con algo de aristotelismo; la aristocracia con dosis de oligarquía-plutocrática y, la que crearon los teóricos y políticos romanos: el republicanismo; que nadie como Maquiavelo llevó a mejores consecuencias recogidas por la gloriosa Revolución Francesa, la atrevida Revolución Inglesa y la Revolución de Estados Unidos; las que dispersaron por el mundo las semillas de las revoluciones republicanas y democráticas, que hoy sufren embates desde el neoliberalismo económico y los malos gobiernos antirrepublicanos que “modernizan” a los pueblos con camuflajes antidemocráticos.
Ficha bibliográfica:
Autor: Marco Tulio Cicerón
Título: El sueño de Escipión
Editorial: Acantilado
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
[Sección: Ex libris]
Contralínea 438 / del 25 al 31 de Mayo 2015