Para Francisco Javier Villarreal González
I. “Pocos días antes de morir, Maquiavelo tuvo un sueño que comentó con sus amigos. En él se tropezaba con una turba descompuesta de harapientos mendigos, y cuando preguntó quiénes eran, una voz le respondió que eran los bienaventurados del Paraíso, porque está escrito que los pobres heredarían el reino de los cielos. Siguió caminando y se encontró con un grupo de caballeros afables, corteses y bien vestidos, que discutían animadamente de cuestiones políticas […] la voz misteriosa le dijo que aquellos eran los condenados al Infierno, pues está escrito que la sabiduría del mundo es enemiga de Dios. Al despertar, Maquiavelo confesó que prefería estar con los segundos” (introducción de Ana Martínez Arancón a los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Alianza Editorial). La obra de Maquiavelo, El príncipe, se ha editado en casi todos los idiomas; misma que lo ha encasillado, confundiendo con supuestos “consejos” al gobernante, la sátira para alertar al pueblo sobre el despotismo, la antidemocracia y el antirrepublicanismo, como fundamenta Claude Lefort en su espléndido trabajo Maquiavelo: lecturas de lo político (editorial Trotta). Una edición elegantísima ha publicado Evergreen; y Revista de Occidente, una edición crítica.
II. No pasa lo mismo con los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, “sin duda el más importante historiador romano, sea de la República o del Imperio, junto a Tácito y Salustio”, escribe Roberto Raschella a la excelente edición de Losada. Este libro “no es para instruir al tirano, sino de exponerlo al desnudo a la mirada de los pueblos [para que no se deje sorprender y lo combata], haciendo públicas sus acciones”. Son las reflexiones del florentino sobre el republicanismo, el imperio de la ley y la participación del pueblo –por la vía democrática– en la conducción de los poderes del Estado. “Debo enseñar en toda su realidad lo que hacen los príncipes en las autocracias…” Dividido en Libro primero, Libro segundo y Libro tercero, explora el republicanismo ausente en su tiempo de príncipes déspotas y un papado corrupto y autoritario (y en su caso: la división de Italia, a cuya unificación dedica su trabajo intelectual). Es la réplica a la corrupción, abusos y supremacía del gobierno de los hombres, en lugar del gobierno de las leyes.
III. Quienes vitorean El príncipe es porque no han leído y estudiado los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, obra escrita entre 1513 y 1519 y publicada hasta 1531, para dejarnos la teoría política republicana, amante de las luchas de los plebeyos (pobres y clases medias) contra los patricios y los príncipes (los ricos y el autoritarismo contemporáneo). “Una república tiene vida larga y también más larga buena fortuna que un principado, porque puede acomodarse mejor a la diversidad de las circunstancias…”, de la convivencia pacífica del republicanismo con la “virtud política” de los dirigentes para aceptar la opinión del pueblo, atender sus críticas, desterrar la corrupción y gobernar con el imperio de la ley. Maquiavelo no es sólo autor de El príncipe, donde presenta de lo que son capaces los dictadores, los nazis, los fascistas, los déspotas, sino ante todo, es el creador del republicanismo moderno y contemporáneo, es decir, la primera década de Tito Livio.
Ficha bibliográfica:
Autor: Nicolás Maquiavelo
Título: Discursos sobre la primera década de Tito Livio
Editorial: Alianza editorial, 2008; editorial Losada, 2005
*Periodista
Contralínea 385 / 11 de Mayo al 17 de Mayo