Organizaciones campesinas, agricultores, ambientalistas, sindicatos, iglesias, activistas sociales, académicos y periodistas de México, Estados Unidos y Canadá alertaron del riesgo que representa la próxima Cumbre de Norteamérica por las posibles presiones para que el gobierno mexicano renuncie al derecho a la soberanía alimentaria y cancele el decreto por el que se prohíbe gradualmente el uso de glifosato y transgénicos.
En un comunicado, expusieron que las trasnacionales y organizaciones empresariales que se benefician del maíz transgénico y de los agrotóxicos “están presionando fuertemente a nuestro gobierno, y demandándole al de Estados Unidos para que en la próxima reunión del T-MEC, México renuncie a su derecho a la soberanía alimentaria y se aleje de los compromisos internacionales asumidos por los tres gobiernos en el llamado Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que es el plan estratégico para la aplicación del Convenio sobre la Diversidad Biológica en el periodo 2022-2030 , y contribuir al logro de los Objetivos del Desarrollo Sostenible al 2030”.
Calificaron como un verdadero despropósito jurídico internacional la demanda de dichas corporaciones y sus cabilderos para que México dé marcha atrás a las legítimas y legales decisiones tomadas con respeto al espíritu del T-MEC, lo mismo que del marco del derecho internacional, de proteger de la contaminación por maíz transgénico, el Centro de Origen y Diversificación de Maíces del mundo, lo mismo que la eliminación gradual pero efectiva de plaguicidas altamente peligrosos como el cancerígeno glifosato (nombre comercial: RoundUp o Faena). Estas exigencias son, añadieron, contrarias a la amplia demanda social y a los compromisos internacionales del siglo XXI.
Recordaron que en diciembre de 2022, los gobiernos los tres países –al igual que otros gobiernos en el mundo– celebraron en Montreal, la decimoquinta Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica y acordaron el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal que establece cuatro objetivos y 23 metas, entre las que destacaron tres:
“Objetivo 7. Reducir los riesgos de contaminación y el impacto negativo de la contaminación de todas las fuentes, para 2030, a niveles que no sean dañinos para la biodiversidad y las funciones y servicios de los ecosistemas, considerando los efectos acumulativos, que incluyen: reducir el exceso de nutrientes perdidos en el medio ambiente al menos a la mitad, incluso a través de ciclo y uso de nutrientes; reducir el riesgo general de los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos en al menos la mitad, incluso mediante el manejo integrado de plagas, basado en la ciencia, teniendo en cuenta la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia; y también prevenir, reducir y trabajar para eliminar la contaminación plástica.
“Objetivo 9. Garantizar que la gestión y el uso de las especies silvestres sean sostenibles, proporcionando así beneficios sociales, económicos y ambientales para las personas, especialmente aquellas en situaciones vulnerables y las que más dependen de la biodiversidad, incluso a través de actividades, productos y servicios sostenibles basados en la biodiversidad que mejoren la biodiversidad. y proteger y fomentar el uso sostenible consuetudinario por parte de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
“Objetivo 10. Garantizar que las áreas dedicadas a la agricultura, la acuicultura, la pesca y la silvicultura se gestionen de forma sostenible, en particular mediante el uso sostenible de la biodiversidad, incluso mediante un aumento sustancial de la aplicación de prácticas respetuosas con la biodiversidad, como la intensificación sostenible, la agroecología y otros enfoques innovadores que contribuyan a la resiliencia y la eficiencia y productividad a largo plazo de estos sistemas de producción y la seguridad alimentaria, conservando y restaurando la biodiversidad y manteniendo las contribuciones de la naturaleza a las personas, incluidas las funciones y los servicios de los ecosistemas.”
Por ello, señalaron que es irracional propósito de tratar de poner los intereses corporativos por encima de las prioridades de respeto a la madre naturaleza y la salud pública. “Y aún más, de ir a contracorriente de la necesidad socioambiental de la región y del mundo, de construir políticas alternativas para el desarrollo equilibrado que debería ser la prioridad, en armonía con el derecho internacional”.
Las organizaciones campesinas, agricultores, ambientalistas, sindicatos, iglesias, activistas sociales, académicos y periodistas de México, Estados Unidos y Canadá rechazaron las presiones de las corporaciones transnacionales que controlan las semillas y agrotóxicos y de sus aliados agroempresariales; se manifestaron a favor de la política –en cada uno de los tres países– de apoyo a la producción de maíz no transgénico, sin glifosato u otros agrotóxicos similares, así como la política de comercio justo y sustentable; también, alentaron a los gobiernos a levantar la mira, a tomar medidas efectivas para cumplir con los compromisos establecidos para proteger la biodiversidad y respetar el derecho de los pueblos a fortalecer su soberanía y seguridad alimentaria. En su comunicado, exhortaron al gobierno de México para que se mantenga firme ante las presiones del gobierno de Estados Unidos y los intereses de las trasnacionales.
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