A un mes de haber tomado posesión del gobierno federal, el presidente Andrés Manuel López Obrador ignora la violencia paramilitar que azota la Mixteca oaxaqueña, y que ha cobrado la vida de centenas de indígenas triquis desde hace más de 1 década.
Y es que al lamentar el asesinato del presidente municipal de Tlaxiaco, Alejandro Aparicio Santiago, se mostró sorprendido por el ataque y dijo que las comunidades indígenas de Oaxaca son de las más pacíficas del país.
Con ello, reveló su falta de información en torno a la violencia que se ejerce en toda la región, y que ha llevado al desplazamiento forzado de la comunidad indígena autónoma de San Juan Copala, desde 2010.
En abril de ese año, incluso una caravana internacional de paz fue emboscada por el grupo paramilitar Ubisort, y fueron asesinados los activistas Bety Cariño y Jyri Jaakkola. En esos hechos, otros activistas resultaron heridos, así como un reportero gráfico de esta casa editorial que estuvo desaparecido por 3 días junto a la reportera Érika Ramírez, también de Contralínea.
El crimen del presidente municipal morenista ocurrió el pasado 1 de enero, al término de su toma de protesta. Y por este hecho el presidente López Obrador manifestó su pesar y pidió a las autoridades de Oaxaca esclarecer el asesinato.
Nancy Flores