El calentamiento terrestre es el máximo criminal o agente depredador del planeta: ha impactado al menos 12 mil especies y, más de la mitad de todas las existentes están en peligro de extinción. Destruye ecosistemas, extingue flora y fauna, altera estaciones del clima y propaga enfermedades virulentas y de alta transmisión, sostienen investigadores de la UNAM y del IPN
Los daños por el calentamiento global y terrestre son terribles e irreversibles; “todo y todos nos vamos a ver perjudicados en mayor o menor grado ante este fenómeno antropogénico. No habrá un lugar en el planeta o ser vivo, sin repercusión negativa”, alerta el doctor en ciencias biológicas Carlos Chávez Zichinelli.
El investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indica que este suceso –documentado por los expertos del panel climático del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC-ONU)– ha impactado al menos 12 mil especies y, más de la mitad de todas las existentes están en peligro de extinción.
La ciencia reconoce miles de especies de todas las clasificaciones en seres vivos en el planeta, pero desafortunadamente se han estudiado muy pocas. El también maestro en ciencias biológicas y coordinador del posgrado de Desarrollo Regional en el Colegio de Puebla expresa que el riesgo para los seres humanos radica en que “muchas enfermedades son transmitidas a los humanos a través de vectores, es decir, otros animales”. Entre ellos, “parásitos portadores de microbios, y que de una u otra manera inoculan a las personas con virus o bacterias principalmente”.
El investigador del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, España, y del Departamento de Fisiología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) comenta que “las condiciones climáticas son uno de los factores principales que determina la distribución de las especies en un espacio geográfico; es decir, el clima funge o fungía como barrera natural en la diversas regiones”.
Actualmente, por causas del incremento de la temperatura, algunas especies han aumentado su área de distribución, por lo que se puede encontrar paludismo o malaria, dengue o cólera en zonas que jamás habían presentado estas enfermedades.
Hay casos como el del sapo dorado (Bufo periglenes) que habitaba en la selva de Costa Rica, y en menos de un año se extinguió por consecuencia del cambio climático y calentamiento terrestre, señala.
A la vista del grave problema, el doctor Chávez Zichinelli afirma que la comunidad científica mexicana ha respondido de manera muy eficaz y eficiente para tratar de diagnosticar, estudiar y proporcionar estrategias de mitigación ante el calentamiento global, pese a que los recursos económicos son limitados.
Propone que la industria cambie métodos de producción, no sólo aplicar paliativos, alejarse de prácticas extractivistas y depredadoras de los sistemas naturales. Pero, como a la industria lo que menos le preocupa es el medio ambiente se deben establecer políticas pública inflexibles.
Calentamiento terrestre genera climas extremos
La investigadora Anaid Cárdenas, del Centro Mexicano para la Producción más Limpia del IPN, asegura que no actuar en forma contundente atrae consecuencias peligrosas a corto plazo. “El calentamiento terrestre provoca el desfase de estaciones anuales, lo cual lleva a tener climas extremos en zonas que no están preparadas para esto. Se desarrollan nuevas enfermedades, migración de especies y extinción de otras”.
El calentamiento terrestre genera un conjunto de situaciones que impactan a los ecosistemas y derivan en la escasez de los recursos naturales, “en un escenario catastrófico sólo las especies que logren adaptarse sobreviven”, previene.
La experta en ingeniería ambiental subraya que México, en materia de emisiones, participa activamente desde 1992 al unirse al protocolo de Kioto, además de desarrollar el inventario de gases de efecto invernadero y exige el uso de sistemas de monitoreo atmosférico y calidad de aire en las industrias.
Para el año 2020, México desarrolló el proyecto “Construcción de esquemas de monitoreo y evaluación de la adaptación para la formulación de políticas públicas basadas en evidencia”, por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Para 2022, anunció el reforzamiento de medidas de mitigación de dióxido de carbono (CO2) en la Conferencia para el Cambio Climático (COP27), recuerda la investigadora.
Está comprobado que “los cambios bruscos de temperatura son un factor importante en la generación de nuevas enfermedades y la rapidez de propagación que tienen los microorganismos, así que definitivamente sí es un detonante el calentamiento global”, afirma Anaid Cárdenas.
Urge cambiar y transformar los procesos industriales, ser responsables e instrumentar metodologías basadas en el eje sustentable bajo un esquema de economía circular y aprovechar las herramientas que el mundo globalizado ofrece para adoptar procesos limpios que ya dan resultado en otros países.
También se debe invertir en los sectores público y privado, en herramientas que permitan actuar en el presente, pero planear trabajos a mediano y largo plazo con seguimiento y monitoreo transexenal.
La investigadora expone que es necesario continuar los proyectos y trabajos –que sí los hay–, pero supervisar el cumplimiento de lo que se anuncia.
Destaca que a nivel mundial, el crecimiento económico y el demográfico son los motores más importantes de los aumentos en las emisiones de CO2 derivados de la quema de combustibles fósiles.
Así, junto con las medidas de mitigación a gran escala, deben de ser impulsadas e implementadas por los gobiernos y las industrias, muchas acciones más que pueden realizar enfoques colectivo e individual.
Calentamiento terrestre detonador de enfermedades
El calentamiento terrestre “impactó a la salud de los seres humanos y de los animales que habitan el planeta. Está justificada la aparición de virus y bacterias que afectan la vida en el planeta, como lo hacen la Covid19, influenza y otras epidemias”, indica Jorge Luis Hurtado Rocha, investigador del IPN. Asegura que es “criminal” y “depredador” del planeta.
“Se debe invertir en energías renovables, biodiésel, bioetanol, biogas, estos combustibles procedentes de recursos renovables. Es vital que empecemos a usarlos en el día a día, para dejar de depender de las energías fósiles, invertir en el control de los contaminantes emergentes a corto y mediano plazo, así como en tecnologías que apoyen el reciclaje”, sostiene.
El especialista en energía limpia señala que los efectos del calentamiento son varios y algunos muy delicados. Desde la alteración de los ciclos de la vida de algunos compuestos, como son el agua, el carbono, el nitrógeno, entre otros. No son ajenos al calentamiento terrestre los seres humanos y animales.
“Hoy por hoy, México tiene la capacidad para hacerle frente, sus mejores aliados somos los centros de investigación científica. El IPN trabaja diversos proyectos para hacer frente a los retos, Pero, señala que el sector privado no sólo debe limitarse a cumplir, sino tiene la oportunidad de mejorar y crear alternativas”, indica.
El académico Hurtado Rocha precisa que las fuentes móviles (vehículos) son las más sancionadas a diferencia de las fuentes fijas (industria) que en muy pocas ocasiones son apercibidas. Por ello, considera que es necesario incidir en la mitigación al fortalecer las normas en vehículos, impulsar sistemas alternativos de transporte (transportes eléctricos y limpios), ampliar la movilidad eléctrica, desarrollar una planeación urbana orientada al transporte público eficiente a nivel nacional y no solo en las grandes concentraciones, fomentar tecnologías innovadoras, crear almacenamiento y redes inteligentes.
También, optimizar las energías domésticas y comerciales, fomento de la economía circular, las prácticas agrícolas y de conservación, los sistemas agroforestales y agroecológicos, reducir quemas agropecuarias, hacer uso sustentable de desechos, tratar las aguas residuales, ampliar el reciclaje, compostaje y biodigestión y lograr la tasa cero en deforestación, asegura.
El experto del IPN indica que el calentamiento terrestre potencializa problemas sociales, económicos y ambientales existentes. Recrudece la pobreza, la desigualdad social, la escasez de alimentos y puede aumentar el impacto en la disponibilidad, costo y distribución de los servicios, con consecuencia para quienes menos tienen.
Jorge Luis Hurtado cita a la doctora en cambio climático y seguridad alimentaria, Carolina Ureta Sánchez, que ha investigado el caso del maíz en México. Ella señala que, “en México, la suficiencia y seguridad alimentaria están estrechamente vinculadas con el maíz. Nuestra historia, cultura, tradiciones y alimentación están ligadas a este grano que es una de las principales contribuciones de nuestro país al mundo” (Conabio, 2022).
Añade que “el maíz representa alrededor del 40 por ciento de la superficie sembrada en México y somos el octavo lugar en productividad aunque se importa entre el 30 por ciento de lo que se consume nacionalmente (SIAP, 2022)”. En este contexto, el calentamiento terrestre puede afectar los cultivos y general un grave problema alimentario.
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