Al exponer cómo ha operado la austeridad en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el secretario de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino, hizo una crítica implícita al Instituto Nacional Electoral (INE), pues calificó muchos de los gastos que aún mantiene el órgano autónomo de suntuosos y frívolos.
Durante su participación en la conferencia matutina –para explicar el plan de austeridad que recomendó el gobierno federal al Instituto que encabeza Lorenzo Córdova–, el funcionario dijo que la actual administración “combatió el dispendio, la suntuosidad y la frivolidad a expensas del erario, promovió un ejercicio de los recursos públicos que asegurara la generación de ahorros sin comprometer los objetivos nacionales ni las metas institucionales”.
El secretario agregó que se redujeron sus estructuras orgánicas y ocupacionales en plazas de mando, de enlaces y de gabinete de apoyo hasta en un 30 por ciento y sólo se autorizaron secretarios particulares a los titulares de las dependencias y el servicio de choferes se limitó a subsecretarias, subsecretarios y sus superiores, y se eliminaron las plazas de Dirección General Adjunta.
Además, detalló que “se redujeron los sueldos, comenzando por el presidente de la República, en un rango que fue del 50 al 12 por ciento, asegurando que ningún funcionario recibiera un sueldo mayor al presidente de la República. Se suprimieron las pensiones y regímenes especiales de retiro, de separación individualizada o colectiva, así como de seguros de gastos médicos y seguros de vida, excepto lo dispuesto en decretos o en disposiciones específicas”.
Otros gastos superfluos que se eliminaron, enlistó, fueron los de: viajes, comidas, telefonía, delegaciones de las dependencias federales en el extranjero. Además, sólo se compran insumos estrictamente necesarios una vez constatada la no existencia en el almacén por medio de un contrato marco celebrado por la Secretaría de Hacienda.
“También se evitaron derroches en los servicios de energía eléctrica, agua, gasolina e insumos financiados por el erario. Tampoco se autorizaron remodelaciones por cuestiones estéticas ni se compró mobiliario innecesario. La austeridad republicana es un modo de vida democrático sustentado en el interés general y en la sobriedad de la vida pública”.
Por ello, el maestro Salcedo Aquino advirtió que “si se adopta como una política de Estado ampliándose también a los órganos gubernamentales independientes del Ejecutivo, la austeridad republicana tiene el potencial de asegurar que los recursos públicos se utilicen con el objeto real de lograr el máximo beneficio a la ciudadanía y atender los mandatos populares”.
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