En un diálogo franco que recientemente sostuvo con empresarios, en particular con Claudio X González Laporte –accionista de Kimberly Clark y padre del abierto opositor Claudio X González Guajardo–, el presidente de la República expuso por qué su gobierno no destina miles de millones de pesos del erario al apoyo de empresas como se hacía en el pasado y ahora se canalizan a los más pobres del país, reveló esta mañana Andrés Manuel López Obrador.
Asimismo, tras ofrecerle disculpas por hacer públicos detalles de esa conversación, el primer mandatario expuso que González Laporte ve todos los días la conferencia mañanera. También indicó que en esa plática, expresó que en México no existe polarización, pues el 70 por ciento de la población apoya su proyecto de nación basado en el humanismo. Y exhortó a los empresarios a no dejarse manipular por los medios de comunicación.
López Obrador reconoció que sigue teniendo diferencias con la élite económica, “pero en estas reuniones se dan a conocer esas diferencias y me preguntan con toda franqueza lo que les preocupa o en qué no están de acuerdo con nosotros y yo les contesto. Y en la última reunión –espero que me comprenda y ofrezco disculpas porque lo voy a decir— Claudio X González papá estuvo presente, que es, lo he dicho en otras ocasiones, un dirigente histórico del sector empresarial y que no coincidimos porque son dos proyectos distintos, contrapuestos de nación”.
El titular del Poder Ejecutivo recordó que el empresario fue asesor económico de Carlos Salinas de Gortari y que fue también quien le recomendó a Enrique Peña Nieto que aumentara al doble el precio de la gasolina y el expresidente le hizo caso, por lo que de 10 pesos pasó a 20 pesos. Ello, bajo el supuesto de que se recaudaría más y el gobierno tendría dinero. Idea que, dijo, no comparte.
Algo que no refirió el presidente es que González Laporte financió la campaña del “peligro para México” en las elecciones de 2006 y apoyó los fraudes electorales con los que se impusieron como presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
El presidente López Obrador expuso que en esa última reunión, González Laporte le preguntó por qué había polarización en México y “me confesó algo que no sabía: que veía las mañaneras, entonces sí nos está viendo ahora, como muchos otros que ven las mañaneras. Yo no sé cómo es que aquí están pidiendo que ya no haya mañaneras, pero, en fin”.
Detalló que fue en “muy buenos términos, de forma respetuosa” como el empresario le preguntó por qué había polarización y que si el primer mandatario “no pensaba que iba a quedar el país dividido, que iba yo a dejar al país dividido, que si no era mejor la unidad nacional. Y le dije que no era polarización, que era politización, para empezar, porque cuantitativamente la mayoría de la gente estaba a favor de la transformación y que quienes no estaban a favor, aunque merecían todo nuestro respeto, eran una minoría. Y le mostré la encuesta anterior” en la que López Obrador figura como el segundo presidente con más respaldo popular, sólo por debajo de Narendra Damodardas Modi, de la India.
Además, dijo, “le expliqué que nosotros nos habíamos comprometido a llevar a cabo una transformación y que, si no se llevaban a cabo los cambios en México, el país no iba a tener viabilidad; que si no hubiésemos emprendido los cambios, el país estaría en una situación muy crítica, muy lamentable, porque ya no se podía mantener el régimen de corrupción, de injusticias y de privilegios, que era ya extremo y que para sacar adelante al país se necesitaba la transformación”.
López Obrador detalló que también le señaló a González Laporte “que esa transformación que necesita México no la podía yo impulsar con el apoyo, como se está haciendo, de ciertos sectores. Con mucha elegancia les dije que no íbamos a poder transformar al país con el apoyo de los empresarios, ni con el apoyo de los periodistas, ni con el apoyo de los intelectuales orgánicos, ni con el apoyo de la llamada clase política, ni con el apoyo de los del círculo rojo; que la opción era, o lo que habíamos decidido, era apoyar a la mayoría de los mexicanos, a los más necesitados”.
Ello, le explicó, “por dos razones:
una de gran calado, la más profunda, por humanismo, que por eso sosteníamos la política de ayudar más a quien lo necesitaba más, que era una cuestión humanista y que tenía que ver con nuestras convicciones, que no había nada, nada, nada material más importante que el amor al prójimo, nada, ni todo el dinero del mundo ni todos los bienes materiales, la satisfacción que produce estar ayudando a la gente más humilde, a la gente más pobre, pero que esa era la parte esencial. Pero que no sólo era eso, sino que los pobres eran leales, lo que no pasaba con otros sectores”.
López Obrador calificó como “muy buena” la plática porque fue con toda franqueza. Agregó que al presidente Peña Nieto lo habían traicionado los de arriba, “les había dado todo y le habían dado la espalda”, como el propio priísta le confesó al ahora jefe del Ejecutivo cuando era presidente electo.
Ejemplos de las traiciones de la élite política, económica e intelectual hay muchos. Al respecto, preguntó: “¿ustedes saben que uno de los jefes de la intelectualidad orgánica, [Héctor] Aguilar Camín, era el principal promotor de Salinas? Fue el que aglutinó, acarreó a intelectuales que eran independientes y los volvieron del régimen, salinistas. Resulta que se va Salinas, se pelea con [Ernesto] Zedillo y, muerto el rey, viva el rey, traiciona a Salinas y apoya a Zedillo, y así en Televisa, salinistas. Viene el pleito Salinas-Zedillo. ¿En dónde publican la llamada de Raúl Salinas con su hermana diciendo que Carlos sabía el por qué lo tenían a él preso? ¿En dónde la publican? En Televisa. ¿Quién hace el libro del expediente del asesinato de Luis Donaldo Colosio? Aguilar Camín”.
Tras narrar esa serie de traiciones del llamado “círculo rojo”, preguntó: ¿un proyecto de transformación va a apoyarse en estos grupos? No. Sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Entonces, le dije al señor Claudio que entendiera que no era un asunto personal, que yo tenía una tarea, una misión, y que la quería yo cumplir. Que, dicho sea de paso, no es algo también que esté llevando a cabo solo, tengo un equipo y son también millones de mexicanos que estamos trabajando juntos, pero me apoyan muchísima gente, mucha, mucha, mucha gente que le agradezco, que me tienen confianza, de esos que no se han decepcionado”.
Al respecto, dijo, “hay uno o dos que dicen: ‘ya me decepcioné’, pero una golondrina no hace verano. Y así como se han decepcionado algunos o que pueden estar decepcionados algunos porque imaginaban otra cosa, así han llegado muchísimos que no votaron por nosotros, que no estaban con nosotros y que se han ido convenciendo”.
El presidente calculó que ese 70 por ciento de aceptación significa unos 55 millones de ciudadanos que apoyan la transformación. “Y yo obtuve 31 millones de votos, quiere decir que ha ido aumentando el apoyo. Pero todo esto debe saberse. Si no nos apoyamos en la gente, ¿ustedes creen que los de arriba van a respaldar un proceso de transformación?”
López Obrador afirmó que para transformar hay que apoyarse en el pueblo. “Entonces, lo del círculo rojo, no. Y esto lo expreso también con toda sinceridad y franqueza, que nadie se sienta ofendido: siempre he dicho que no todo el que tiene es malvado, hay mucha gente que tiene empresas, que tiene recursos, que tiene dinero y que lo han hecho con trabajo, lo han hecho con esfuerzo, lo han hecho de conformidad con la ley, invierten, generan empleos, merecen respeto, yo estoy en contra de la riqueza mal habida, que es lo que más ha dañado a México, nada ha dañado más al país que la deshonestidad de gobernantes y de grupos de intereses creados”.