En un hecho histórico, este 1 de octubre México inició el primer gobierno federal comandado por una mujer, que viene de la lucha de la izquierda progresista: Claudia Sheinbaum Pardo. Tras rendir protesta ante el Congreso, la presidenta constitucional del país se comprometió a no regresar al modelo neoliberal corrupto.
En un discurso muy poderoso, en el que también prometió poner su vida misma al servicio de la patria, la científica llamó a reflexionar, con la cabeza fría, “qué pasó durante estos seis años con datos duros, reconocidos nacional e internacionalmente”.
Para esa reflexión, enlistó una serie de preguntas: “¿cómo es que 9.5 millones de mexicanos y mexicanas, de acuerdo con el Banco Mundial, salieron de pobreza en tan solo seis años? ¿Cómo es que, sin subir impuestos, se redujeron las desigualdades? ¿Cómo es que somos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico menos endeudados y con una moneda fuerte? ¿Cómo es que somos de los países con menos desempleo? ¿Cómo es que hay más bienestar y al mismo tiempo ganaron más los empresarios y los bancos? ¿Cómo es que estamos en récord de inversión extranjera directa y al mismo tiempo aumentaron los salarios? ¿Cómo es que aumentó el salario mínimo y no subió la inflación?”
La presidenta constitucional dio su respuesta: eso ha sido posible porque “cambió el modelo de desarrollo del país, del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos el humanismo mexicano. Por eso, hablamos de una transformación profunda. Y aceptémoslo, a todas y a todos les ha ido mejor”.
Sheinbaum Pardo señaló que el humanismo mexicano tiró muchos mitos y engaños del pasado. Y como ejemplo, citó que en el periodo neoliberal, “ese que le costó tanto al pueblo de México y que marcó nuestra historia por 36 largo años, se decía que el Estado debía diluirse o subordinarse a las fuerzas del mercado, que si la economía se regaba desde arriba iba a llegar a los de abajo, que si aumentaba el salario mínimo iba a haber inflación y no iba a haber inversión extranjera, que si el Estado participaba en la economía iba a haber crisis económica y devaluación, que la corrupción era inherente al gobierno, que la libertad no sólo existe en el mercado… que la libertad sólo existía en el mercado, que la educación, la salud, la vivienda y el salario justo eran mercancías y no derechos, todo resultó falso”. Por ello, afirmó que su administración continuará con el humanismo mexicano y la cuarta transformación.
La presidenta dijo que los principios de este proyecto de nación que, al igual que el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, se alejará del modelo neoliberal, son:
- Para que haya prosperidad, debe ser compartida, o dicho de otra forma: por el bien de todos, primero los pobres.
- No puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Esta es una frase de Benito Juárez García que los gobiernos de la transformación hacemos realidad y que sostiene que el gobernante debe vivir en la justa medianía, sin lujos, parafernalias o privilegios, y que el gobierno no debe ser una carga para el pueblo. A eso le llamamos austeridad republicana.
- Las y los gobernantes debemos ser honrados y honestos. El uso de las estructuras de gobierno para el beneficio personal o de un grupo ensucia el servicio público. La corrupción debe combatirse por ética y por principios, pero, además, como lo hemos visto, porque ahí radican los recursos necesarios para el bienestar del pueblo y el desarrollo de la nación. En pocas palabras, la honestidad da resultados. Además, la autoridad moral es lo más importante, y esa no se compra en la esquina, se construye con una sola mística, la de luchar con honradez todos los días por un México con justicia, democracia y libertad.
- El principio máximo de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; o, regresando a Juárez: con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada.
- Prohibido prohibir, la libertad es esencia de la democracia.
- El desarrollo y el bienestar del pueblo sólo pueden fortalecerse con el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales.
- Las mujeres tenemos derecho a la igualdad sustantiva.
- México es un país soberano, independiente, libre y democrático. Queremos la paz. Queremos la paz y la fraternidad de las naciones. Y nos coordinamos, mas no nos subordinamos.
- La política se hace con amor no con odio. La felicidad y la esperanza se fundan en el amor al prójimo, a la familia, a la naturaleza y a la patria.
- Condenamos el clasismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación. No es solo un asunto de tolerancia, es el reconocimiento de que la profundización de las desigualdades llevará siempre a la injusticia. La fraternidad significa vernos a los ojos como iguales.
Tras indicar dichos principios, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que su gobierno garantizará todas libertades, pues eso es un principio democrático y nosotros somos demócratas: de expresión, de prensa, de reunión, de movilización.
Además, aseguró que en los próximos seis años se respetarán los derechos humanos y nunca se usará la fuerza del Estado para reprimir al pueblo. “Respetaremos y garantizaremos la diversidad religiosa, política, social, cultural y sexual de nuestra sociedad. Cualquiera que diga que habrá autoritarismo, está mintiendo”.
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