miercoles, marzo 26, 2025

Jacarandas, indicador de la crisis climática en CDMX

Jacarandas, indicador de la crisis climática en CDMX

Observar flores de jacaranda en invierno encendió las alertas y llevó a la sociedad a cuestionarse si estaba asociado al cambio climático
FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM

En enero de 2024 circularon notas periodísticas sobre el florecimiento prematuro de árboles de jacaranda en la Ciudad de México (CDMX). Observar flores de jacaranda en invierno encendió las alertas y llevó a la sociedad a cuestionarse si este fenómeno estaba asociado al cambio climático, y, de ser así, qué más podría ocurrir con los seres vivos por cambios en el clima.

Como personas que nos dedicamos a la ciencia del clima, quisimos tener mayor evidencia de lo que estaba ocurriendo con este árbol que se ha vuelto tan emblemático de la CDMX. Aunque este árbol no es nativo de nuestro país, sino de Brasil (introducido a México a finales del siglo XIX), las y los ciudadanos de la gran metrópoli le tenemos cariño y admiración.

Nuestro primer paso fue buscar la evidencia. A finales de enero de 2024 se visitaron las zonas del centro de la Ciudad donde se decía que estaban los árboles con flores. El resultado fue que no se encontraron árboles con flores en esa zona de la capital. El siguiente paso fue revisar qué datos había sobre las jacarandas y su fenología. El resultado fue que no había información sobre la fenología de este árbol en ninguna región de México donde está presente. Estos resultados motivaron el inicio de un proyecto de monitoreo de esta especie para documentar su fenología y evaluar cómo se asocia con el clima. Este nuevo proyecto ha permitido recabar datos desde febrero de 2024 a la fecha sobre las fenofases de la jacaranda (desarrollo de hojas, caída de hojas y floración). El monitoreo se inició en 12 sitios de la CDMX: Alameda Sur, Ciudad Universitaria, Viveros de Coyoacán, En el Jardín López Velarde en Centro Médico, Parque de los Venados, CCH Azcapotzalco, CCH Vallejo, Parque de los Periodistas, FES Zaragoza, Los Pinos en Chapultepec, Paseo de la Reforma y la Alameda Central.

Para explicar la conexión que existe entre el cambio climático y la floración “adelantada” de las jacarandas es importante tener claro a qué nos referimos con fenología de los seres vivos. La fenología es básicamente las diferentes etapas (fenofases) del desarrollo de las plantas y los animales. Es decir, nos permite describir los cambios temporales que ocurren en los organismos a través del tiempo. Por ejemplo, en las plantas tenemos etapas de floración, fructificación y caída de hojas. Cuando estas fenofases son percibidas a simple vista, es posible detectar cambios.

Conocer la fenología de las especies cobra relevancia en el contexto del cambio climático, ya que las fenofases están estrechamente vinculadas a variables meteorológicas y climáticas. En las angiosperas o plantas con flor, la aparición de flores y frutos depende de varias condiciones como la temperatura, humedad y luz solar. Es por esta razón que las claves ambientales para cambiar de fenofase se dan a través de las estaciones del año. En el caso de la jacaranda, podemos observar tres fenofases muy marcadas a través de las estaciones del año: desarrollo de hojas (de mitad de la primavera a inicio del otoño), caída de hojas (de final del verano a invierno) y floración (final del invierno a la primavera).

Dado el vínculo fenología-clima, es de esperar que las especies respondan al cambio climático modificando la duración de sus fenofases; ya que las claves ambientales se pueden ver modificadas. Distorsiones en las fenofases pueden provocar que haya una desincronización con otras especies con las que interactúan. Por ejemplo, animales polinizadores pueden perder su recurso alimenticio si se adelanta o retrasa la aparición de flores y, además, no contribuirán a la reproducción de las plantas (Inouye 2022, Ren et al., 2020).

Se considera que el principal factor climático que afecta la fenología de las plantas es la temperatura. Por consecuencia, el aumento constante en la temperatura del planeta derivado del cambio climático antropogénico puede potencialmente verse reflejado en cambios fenológicos de numerosas especies. Algunos de estos cambios se han comenzado a documentar en Europa y Asia, donde se ha observado que las fechas de floración se están adelantado de la primavera hacia el invierno como respuesta al incremento de temperatura (Lu et al., 2006; Menzel, 2000, Peñuelas y Filella, 2001). De forma similar, la floración anticipada de la jacaranda puede deberse a un aumento de la temperatura en la CDMX, pero no es posible saberlo con certeza sin décadas de monitoreo. Establecer que una especie ha modificado alguna de sus fenofases implica que este cambio sea sostenido a lo largo de tiempo y que no sea un evento aislado en un año particular. Además, este cambio debe observarse a nivel de la población, no en unos pocos individuos. Por lo tanto, si en un año se adelantó la floración de unos cuantos individuos, no implica que estemos ante una modificación de su fenología.

Del biomonitoreo de la jacaranda organizado por investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y del Instituto de Biología de la UNAM, se obtienen algunos resultados interesantes. Por ejemplo, que la floración inició primero en Paseo de la Reforma y la Alameda Central en inicios de febrero y alcanzaron el pico de floración en la parte final del invierno (marzo); mientras que en otros sitios con menos niveles de urbanización la presencia de flores comienza a inicios de marzo y alcanzan su pico de floración a finales de marzo o principios de abril (figura 1). Aunado al calentamiento global que forma parte del cambio climático, en las ciudades existe otro fenómeno que aumenta la temperatura de manera local y regional que se conoce como isla de calor y que está asociado con mayores niveles de urbanización (Tzavali et al., 2015). La isla de calor se presenta por la sustitución de áreas naturales o parques por concreto y edificaciones. Este fenómeno ha provocado, por ejemplo, que en la ciudad de Kioto las plantas de cerezo florezcan antes que en los alrededores de la ciudad (Primack, 2009). Estos primeros resultados nos pueden estar mostrando que en ciertas regiones de la CDMX la población y la biodiversidad están expuestos a climas urbanos que pueden representar un riesgo mayor en comparación a otras zonas debido a que interactúan dos fenómenos de calentamiento de manera simultánea, el calentamiento global y el fenómeno de isla de calor urbana.

Figura 1. Porcentaje de flores observadas por semana en seis sitos de la CDMX. CU: Ciudad Universitaria, VCY: Viveros de Coyoacán, As: Alameda Sur, PR: Paseo de la Reforma, PIN: los Pinos, AC: Alameda Central.

Sin duda, la noticia de la floración en invierno de la jacaranda en 2024 abrió la oportunidad de iniciar en nuestro país líneas de investigación que se enfoquen en evaluar las problemáticas ambientales que enfrentan las ciudades. Estudiar la fenología de las especies en zonas urbanas nos brinda un bioindicador para rastrear los impactos del cambio climático y de la isla de calor. Especies como la jacaranda, que se han vuelto emblemáticas, resultan un indicador ideal para mostrar a la sociedad la amenaza que representa continuar con los modelos de desarrollo actuales que aceleran el calentamiento global.

Finalmente, les informamos que en las primeras semanas de enero de este 2025 se registraron jacarandas con flores en la Alameda Central. Así que, este año sí tenemos evidencia de algunos individuos de jacarandas floreciendo a inicios del invierno.

Referencias:

Inouye, D. W. (2022). Climate change and phenology. Wiley Interdisciplinary Reviews: Climate Change, 13(3), e764.

Lu, P., Yu, Q., Liu, J., & Lee, X. (2006). Advance of tree-flowering dates in response to urban climate change. Agricultural and Forest Meteorology, 138(1-4), 120-131.

Menzel, A. (2000). Trends in phenological phases in Europe between 1951 and 1996. International journal of biometeorology, 44, 76-81.

Primack, R. B., Higuchi, H., & Miller-Rushing, A. J. (2009). The impact of climate change on cherry trees and other species in Japan. Biological Conservation, 142(9), 1943-1949.

Ren, P., Néron, V., Rossi, S., Liang, E., Bouchard, M., & Deslauriers, A. (2020). Warming counteracts defoliation‐induced mismatch by increasing herbivore‐plant phenological synchrony. Global Change Biology, 26(4), 2072-2080.

Tzavali, A., Paravantis, J. P., Mihalakakou, G., Fotiadi, A., & Stigka, E. (2015). Urban heat island intensity: A literature review. Fresenius Environmental Bulletin, 24(12b), 4537-4554.

Constantino González-Salazar, Carolina Ureta Sánchez y Ángela P. Cuervo-Robayo

Constantino González-Salazar es investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, de la UNAM; licenciado en biología (Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM), maestro en ciencias biológicas (biología ambiental, UNAM), doctor en ciencias (UNAM), postdoctor (C3-Centro de Ciencias de la Complejidad, UNAM).

Carolina Ureta Sánchez es investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, de la UNAM; licenciada en biología (Facultad de Ciencias-UNAM), maestra en tecnología ambiental (Imperial College, Londres-UK), doctora en ciencias biológicas (Instituto de Biología-UNAM).

Ángela P. Cuervo-Robayo es académica de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra, de la UNAM; investigadora postdoctoral del Instituto de Biología (UNAM).

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