Un estudio elaborado por la Dirección de Servicios de Información y Análisis Especializados de la Cámara de Diputados revela que la juventud mexicana no ha tenido representatividad en las más recientes legislaturas. “La precariedad socioeconómica de este grupo etario se correlaciona con una baja representación de los jóvenes en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. En las últimas seis legislaturas, de manera agregada, los representantes populares menores a 30 años de edad han obtenido 183 asientos, un promedio de 30 diputados federales por cada legislatura”.
El análisis Cuotas electorales para que los jóvenes accedan al Poder Legislativo en México y en diversos países del mundo –elaborado por el doctor e investigador parlamentario Reyes Tépach– señala que “en términos relativos, en las últimas seis legislaturas, los diputados jóvenes concentraron en promedio el 6.1 por ciento del total de los asientos que conforman la Cámara de Diputados”. Ello, a pesar de que en México hay 31 millones de personas jóvenes de entre 15 y 29 años, lo que representa el 25 por ciento de la población total del país –poco más de 126 millones de personas–, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda, 2020.
La investigación apunta que la falta de representatividad de este sector poblacional en la Cámara de Diputados incide en que muchos de los problemas que enfrenta la juventud no son atendidos por el Poder Legislativo. Entre los principales, el estudio cita el desempleo, la deserción escolar, la migración, la violencia que deriva en asesinatos y la pobreza.
Al respecto, señala que en 2020, se registraron 1 millón 160 mil jóvenes desempleados en el país, lo que representó el 50.12 por ciento de la población desempleada total; mientras que en 2021 fueron 1 millón 70 mil jóvenes, equivalente al 46.43 por ciento, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi.
Respecto de la tasa de cobertura de la educación media superior (que abarca sobre todo a la población de 15 a 17 años), indica que fue de 80.2 por ciento en 2021, “lo que significa que por cada 100 personas que tenían la edad reglamentaria para asistir a las escuelas de nivel media superior, 20 no lo realizaron”, de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública.
El análisis detalla que en cuanto a la tasa de cobertura, ésta se reduce a niveles críticos en la universidad al ubicarse en 30.8 por ciento, “lo que significa que por cada 100 jóvenes que tenían edad para asistir a la universidad, casi 70 no cursaron sus estudios universitarios”.
Sobre la migración, indica que hasta 2020 habían migrado de México hacia Estados Unidos 1 millón 580 mil 54 jóvenes de entre 15 y 29 años, representando el 21.21 por ciento de la población migrante total del país. Ello, con base en datos del Anuario de migración y remesas.
Otro de los problemas que resalta es el de la violencia. Acerca de éste apunta que el 36 por ciento de quienes murieron violentamente entre 2008 y 2017 eran jóvenes: más de 30 mil. De los sentenciados por homicidio, el 37 por ciento eran jóvenes de entre 18 y 29 años de edad. En cuanto al feminicidio juvenil, afirma que se ha incrementado alrededor de 40 por ciento en la última década.
Y respecto de la pobreza, el estudio expone que en 2018 existían 16 millones de jóvenes en esa situación; y que para 2020 la cifra ascendió a 17 millones 600 mil jóvenes de 12-29 años. Así, en dos años se incrementó en 1 millón 700 mil personas, de acuerdo con información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social.
Para visibilizar y atender esta problemática desde el Congreso de la Unión, el estudio sugiere que se deben abrir espacios para la participación real de la juventud mexicana. Al respecto, observa que “un instrumento para incrementar la participación de jóvenes en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión es a través del sistema de cuotas, que es una acción afirmativa en favor de este grupo poblacional, para alcanzar un porcentaje mínimo de representantes populares con el propósito de impulsar agenda asociada con este grupo etario”.
Sobre este punto, cita que la Unión Interparlamentaria identificó en 2021 tres sistemas de cuotas que tienen como objetivo incrementar la participación de los jóvenes en los parlamentos:
“a. El sistema de escaños reservados: que son asientos parlamentarios especialmente establecidos para la representación de los jóvenes. Están reservados por ley y son parte integral del proceso electoral. Es un sistema recurrente en países africanos como Ruanda, Marruecos, Kenia y Uganda. Benefician a la población joven de 30, 35 y 40 años de edad. Reservan un número determinado de los asientos totales del Congreso que van del 1.2 al 7.6 por ciento, representando entre dos a 30 escaños.
“b. El sistema de cuotas legisladas de candidatos: los partidos políticos requieren tener un número mínimo de jóvenes en su lista. Constituye un requisito legal para que los partidos reserven espacios (generalmente en sus listas en sistemas proporcionales) para miembros de ciertos grupos. Se emplea en países como Filipinas, Túnez, Gabón, Kirguistán y Egipto. En estos países se reservan entre el 15 y el 50 por ciento de la lista proporcional de candidatos de los partidos políticos para jóvenes entre 30 y 36 años. En Egipto, al menos 16 candidatos jóvenes deben ser nominados en cuatro distritos electorales.
“c. Cuotas voluntarias de los partidos políticos, sin ningún requisito legal. Esta acción afirmativa se instrumenta en países como Nicaragua, Angola, Rumania, México, Montenegro, Vietnam, El Salvador, Suecia, Mozambique, Chipre, Hungría, Senegal y Turquía, donde los partidos políticos reservan entre 10 y 30 por ciento de sus candidaturas entre jóvenes de 30 a 45 años.”
El doctor Reyes Tépach observa en su estudio que dicha acción afirmativa para reservar asientos en el Congreso de la Unión para la juventud no se ha elevado a rango constitucional ni se encuentra en las leyes secundarias. “Únicamente existe el sistema de cuotas voluntarias de los partidos políticos”.
El análisis Cuotas electorales para que los jóvenes accedan al Poder Legislativo en México y en diversos países del mundo también concluye que “en México, los jóvenes representan el 25 por ciento de la población total; sin embargo, debido a las recurrentes crisis económicas, han enfrentado problemas socioeconómicos relacionados con crecientes tasas de desempleo, baja escolaridad en la educación media superior y superior, fuertes incentivos para migrar particularmente hacia Estados Unidos y ser objeto de violencia por parte de la delincuencia organizada. Toda esta situación adversa, impide que tengan una dinámica movilidad social”.
Agrega que “como consecuencia de la precaria situación socioeconómica de la población joven del país, y sus bajas opciones de movilidad social, encuestas registran que este sector poblacional no expresa mucha confianza en instituciones tales como las empresas privadas, organizaciones religiosas y de la sociedad civil, sindicatos, medios de comunicación, sistema educativo, gobierno, Fuerzas Armadas, diputados, senadores, partidos políticos ni en la figura presidencial. Asimismo los registros oficiales registran que las juventudes mexicanas han tenido una baja representación parlamentaria, al menos, en las últimas seis legislaturas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión”.
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