La ausencia de atención reproductiva atormenta a las desplazadas sirias

La ausencia de atención reproductiva atormenta a las desplazadas sirias

Mujeres embarazadas enfrentan situaciones que ponen en riesgo su vida y la de sus bebés, debido a la guerra civil.
FOTO: 123RF

Debido a la guerra civil, más de 2 millones de personas permanecen en campos de refugiados en Siria. Las mujeres embarazadas enfrentan situaciones que ponen en riesgo su vida y la de sus bebés

Idlib, Siria. Las mujeres embarazadas de los campamentos de desplazados internos del norte de Siria temen por su salud y la de sus hijos, debido a la falta de atención médica básica y una dieta saludable.

Estas condiciones agravan las enfermedades y los problemas, a los cuales se enfrentan en medio de la pobreza generalizada, la inseguridad alimentaria y la lejanía de los hospitales y centros de salud de los campamentos.

Las mujeres embarazadas soportan el riesgo de sufrir anemia y malnutrición, y de dar a luz a niños con retraso en el crecimiento si sobreviven. La demora en la atención médica supone un importante riesgo para la salud, tanto de las embarazadas como de sus hijos.

Fatima al Aboud, desplazada de 26 años, quien vive en el campo de Ma’arat Misrin, al norte de la ciudad de Idlib, está embarazada de seis meses. Padece anemia grave, lo cual pone en peligro su salud y la del feto.

“El médico me ha dicho que tengo que seguir una dieta equilibrada en cantidades suficientes durante todo el embarazo para mantener mi salud y la del feto, pero la pobreza y los altos precios me impiden comprar frutas y verduras ricas en vitaminas y proteínas”. Además, añade “tampoco puedo permitirme los medicamentos necesarios para las embarazadas”.

Al Aboud no oculta su temor a dar a luz a un niño con mala salud consecuencia de la desnutrición. Tampoco, niega el miedo que le produce que el parto empiece sin un coche disponible para transportarla al hospital; sobre todo porque la carretera entre el campamento y los centros de salud es mala y accidentada.

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“Tengo muchos miedos, ya que no hay lugares cómodos para sentarse o dormir dentro de la tienda, y no puedo descansar físicamente durante el embarazo. Como mujer embarazada, no tengo un espacio privado ni baños limpios”.

Los riesgos sanitarios a los que se enfrentan las mujeres embarazadas aumentan por la lejanía de los centros de salud y hospitales. Están expuestas a riesgo de aborto espontáneo e incluso de muerte, junto con la posibilidad de partos prematuros.

El equipo de la organización Coordinadores de Respuesta en Siria, especializada en recopilar información y estadísticas en las zonas del noroeste, informa de que más del 87 por ciento de los campos carecen de puntos médicos y clínicas móviles.

Además, existen dificultades para transportar a los pacientes a los hospitales cercanos, ya que la situación económica de la mayoría de los desplazados es mala. Por lo tanto, no pueden asegurarse el tratamiento necesario para cualquier afección médica.

Sara al Hassan, desplazada de 31 años en un campamento improvisado del norte sirio, cerca de la frontera con Turquía, y madre de tres hijos, perdió a su bebé. “Empecé las labores de parto después de medianoche y, debido a la distancia de los hospitales al campamento y a la falta de transporte, dependí de una enfermera que vivía cerca”.

Al Hassan cuenta que el parto fue difícil y que su bebé estaba en estado crítico; necesitaba una incubadora. Mientras lo trasladaban a un hospital, falleció. Ella confirma que ya no quiere tener hijos y recurre a la anticoncepción para no repetir la misma experiencia.

Añade que su vida es demasiado dura, ya que carece de agua potable, agua para bañarse y alimentos. Así que le sería imposible atender las necesidades de los recién nacidos, ya que a parte de carencias, hay escasez de artículos de higiene personal.

“El estrés, la ansiedad y el exceso de pensamientos dominan mi vida, y me siento impotente ante mis tres hijos que viven en condiciones difíciles, pero a pesar de ello, hago todo lo posible por cuidar de su limpieza y atender sus necesidades”.

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Ola al Qudour, especialista en obstetricia y ginecología de la ciudad de Idlib, habla del sufrimiento de las embarazadas en los campos del norte de Siria. “Miles de mujeres sirias embarazadas viven en campamentos en duras condiciones, ya que la mayoría no puede satisfacer sus necesidades de alimentos y medicinas”.

Añade que “la desnutrición provoca problemas de salud que afectan tanto a la embarazada como al feto y expone a la madre a una disminución de la leche tras el parto, lo que la incapacita para amamantar a su hijo”.

Al Qudour señala que la falta de hospitales dentro de los campamentos aumenta el sufrimiento de las embarazadas, lo que las obliga en la mayoría de los casos a trasladarse a centros fuera; la mayoría de las ocasiones lejos.

Recuerda que las desplazadas viven en tiendas de campaña hechas de tela, y las que logran dar a luz en un hospital suelen volver a las pocas horas debido a la congestión hospitalaria.

Ello, dice, a sabiendas de que las primeras 24 horas tras el parto son las más críticas en cuanto a complicaciones, por lo que es importante mantener a la madre en el hospital el mayor tiempo posible.

La médica confirma que los bajos niveles de higiene hacen que las embarazadas sean más susceptibles a la gripe por la disminución en sus sistemas inmunológicos.

Asimismo, al no dormir lo suficiente puede exponerlas a un parto prematuro, además de afectar al crecimiento del niño tras el nacimiento. También indica que los partos en casa no esterilizados aumentan el riesgo de infección en recién nacidos y madres.

Al Qudour insiste en la necesidad de proporcionar servicios sanitarios a las embarazadas y los recién nacidos en los campos, lo que incluye revisiones médicas periódicas y el diagnóstico precoz de cualquier problema de salud, así como proporcionar los cuidados y la nutrición necesarios a las madres durante el embarazo, el parto y después.

Con la prolongación de la guerra civil desde 2011 y los desplazamientos que el conflicto ha conllevado, más de 2 millones de personas permanecen en campos del noroeste de Siria; entre ellas, 604 mil mujeres.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (Ocha) afirma que hasta “660 campamentos –44 por ciento de los más de 1 mil 500 existentes– en Idlib y el norte de Alepo –también en el noroeste sirio– carecen de apoyo en materia de agua, saneamiento e higiene, lo que afecta a más de 907 mil personas”. Y para peor, añade, “la mitad de ellas son niños”.

Sonia al Ali/Inter Press Service (IPS)*

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